Tarifazo a la mexicana – Jonathan Bastida Bellot

en El Aromo nº 95

1611020855Tarifazo a la mexicana. El “gasolinazo” en México y la crisis mundial

La Reforma Energética llevada adelante por el gobierno mexicano responde no solo a los problemas de la acumulación de capital internos, sino también a la situación mundial y a la imposibilidad de la economía China para seguir postergando su estallido

 

Jonathan Bastida Bellot

OME-CEICS


En México, desde el 1º de enero entró en vigencia una medida llamada Reforma Energética. La consecuencia política inmediata fue una serie de cortes de rutas, movilizaciones, toma de gasolineras y saqueos en comercios. El saldo: tres personas (entre ellos dos jóvenes en la localidad de Ixmiquilpan, en el centro del país) murieron en los enfrentamientos y al menos 1.500 fueron arrestadas en los últimos cinco días, mientras que el Grupo Gasolinero G500, que agrupa a 1.800 estaciones de servicio, anunció que cerrará 400 estaciones que han sufrido daños.1

¿De qué se trata esta Reforma Energética?  Es una legislación impulsada por el Presidente Peña Nieto que implica que el Estado pueda celebrar contratos de utilidad compartida con el sector privado en las áreas de exploración y extracción, a la vez que abre la participación al capital privado en las actividades de refinación, petroquímica, transporte y almacenamiento de petróleo y gas, así como de sus derivados, a través de permisos.

A decir del presidente, esta reforma debería volver a posicionar al sector petrolero como el motor de la economía mexicana, a la vez que garantizaría otras consecuencias positivas como la reducción de las tarifas, la creación de miles de empleos, salarios más altos y mayor competitividad en las empresas del sector. Todo eso, con el incremento de renta petrolera para el país.2 No obstante, detrás de estas declaraciones de deseo se esconde otro cuadro.

Tanque pinchado

El primer impacto, como consecuencia de la liberalización de los precios, lejos de las estimaciones que el Gobierno declaraba abiertamente, fue un incremento en las tarifas de los principales combustibles consumidos por los mexicanos. El alza llegó a casi el 20%, el mayor de las últimas dos décadas. Además, este tarifazo tiene lugar en unos de los países de América Latina con los niveles salariales más bajos. Por caso, a enero de 2017, el salario mínimo en México era de 105 dólares contra los 504 de Argentina (representa el 20%) o los 412 (25%) de Chile. Incluso Brasil, con 290, supera al misérrimo salario mexicano. Cabe mencionar que México cuenta con un parque automotor aproximado de 35,7 millones de vehículos (datos de 2014), el tercero a nivel continental, luego del norteamericano y del brasileño. Es decir, el alza del precio del combustible constituye un golpe sobre una de las clases obreras más pauperizadas del continente, y explica en parte las reacciones de protesta señaladas.

No obstante, el gasolinazo no fue un rayo en el cielo sereno. La empresa que detentaba el monopolio de la producción petrolera mexicana, PEMEX, ya arrastraba problemas económicos. En primer lugar, a contramano de la tendencia de los principales productores, desde 2004 presenta un marcado retroceso en la producción de barriles con una aún más marcada pérdida de posiciones en el mercado mundial (del 6° al 11° lugar). La caída de la producción iniciada ese año (con un paréntesis en 2009-2010) acumula a la fecha un 32% y es la peor de los últimos 50 años.

Esa contracción en la producción se refleja a su vez en el flujo de exportaciones de petróleo y derivados: mientras que en 2011 se exportaba por un total de 56.443 millones de dólares siendo el 14% de las exportaciones totales (con EEUU como principal cliente), en 2015 había caído hasta los 18.524 millones representando tan solo 5%, afectando las finanzas públicas.3

Al rescate de PEMEX 

Si bien se ha caracterizado por ser una empresa deficitaria, en el último tiempo la situación se volvió insostenible. Los resultados de los balances publicados por la estatal PEMEX, desde 2002, salvo en 2006 y 2012, arrojaron resultados negativos. Saldos que han sido compensados en parte con deuda y en parte con subsidios del Gobierno. La pérdida acumulada entre 2002 y 2012 asciende a 38.513 millones de dólares, mientras que solo entre 2013 y 2015 los resultados negativos se dispararon hasta alcanzar los 72.479 millones. Como contrapartida, el endeudamiento de PEMEX creció exponencialmente como forma de compensar la pérdida. Solo entre 2013 y 2015 la deuda de la compañía pasó de 64.529 a 86.925 millones de dólares. El peso de la deuda pasa a ser tan relevante que la empresa estatal presenta un patrimonio neto abiertamente negativo de 77.513 millones de dólares.4

Paralelamente, como ocurre en la Argentina, los subsidios que el Gobierno gasta para mantener el precio de la gasolina le valieron al Estado azteca 1,1 billones de pesos mexicanos (unos US$ 53.000 millones) entre 2006 y 2014.5 Aun así, contra lo que se podría suponer con estos datos, el combustible mexicano no es barato para el público. Por caso, el diesel desde 2013 sale cada vez más caro respecto del norteamericano.

Crisis mundial 

La crisis energética mexicana no es exclusiva de aquel país. Los países petroleros han sido afectados por la caída del precio del barril, que en su variante WTI (tipo de crudo de Texas y Oklahoma) cayó de 108 dólares en junio de 2014 a apenas 30 a comienzos de 2016. Si bien hubo una pequeña recuperación del precio a fines del año pasado hasta los 52 dólares, no recuperó los niveles previos. La caída en los ingresos por exportaciones petroleras y la contracción de la renta, provocaron que ciertas economías se toparan con serias dificultades. Venezuela es el caso más patente, con una crisis política de grandes dimensiones. Asimismo, la situación afecta la explotación de yacimientos no convencionales, ya que el alto costo de extracción precisa de un elevado precio del barril para ser rentable. En nuestro país eso se refleja en la situación de Vaca Muerta, que se sostiene a fuerza de subsidios. La situación de México es otro eslabón de esa crisis económica internacional.

Tanto a nivel de la producción como de la demanda existen inconvenientes. En el contexto de la sobreproducción mundial y empujada por el alza de precios de las commodities, la producción se disparó desde 2009 pasando de 81.149 mil barriles diarios a 91.670 mil en 2015 (pico histórico). Este aumento es en parte una continuidad del periodo previo, pero ciertamente la entrada de EEUU como gran productor a partir de la expansión de yacimientos no convencionales (vía fracking) tiene un peso considerable. Esto le permitió duplicar su producción en menos de diez años y reducir sensiblemente sus importaciones del resto del mundo. En respuesta, los saudíes y otros países de la OPEP incrementaron su bombeo, lo que provocó una caída de los precios. Aun así, en el corto plazo no lograron expulsar a los yacimientos no convencionales y la producción global se mantuvo estable. A esto se sumó otro factor: el estancamiento o directamente la recesión en países o bloques centrales. El caso más resonante fue el del lento crecimiento de la Unión Europea y de Japón, aunque también se sumó la desaceleración china; todos elementos que contrajeron la demanda.

La “cruda” realidad

La crisis de PEMEX es parte de la crisis a nivel mundial. A México lo afecta en particular dada la contracción en los ingresos por exportaciones de crudo y derivados, por el doble efecto de la caída de precios y de la reducción en el volumen: desde el máximo de 2011, las exportaciones petroleras llevan un desplome del 66%, retrocediendo a valores de 2003. Eso repercute sobre las cuentas públicas, que de 2009 a la fecha registran déficit de 28.500 millones de dólares anuales promedio. Reducidos sus ingresos por exportaciones petroleras, y estancadas las de otras ramas, la deuda aparece como un mecanismo para sostener la estructura económica. Durante los últimos años, se expandió el endeudamiento del gobierno mexicano, que alcanza la friolera de 603.818 millones de dólares (70% de ella interna). De un 17,2% del PBI en el período 2000-2008, la proporción de deuda sobre tamaño de la economía casi se duplicó en los años siguientes, y en 2016 trepó al 40,7% sobre el producto bruto. Es decir, un panorama similar al de Argentina. Los inconvenientes de PEMEX y el gasolinazo aparecen en este contexto. La caída del precio del crudo y el agotamiento en la producción mexicana no hacen más que poner sobre la mesa la fragilidad de la estructura de una de las economías más grandes de la región. Como en Argentina, el achicamiento de la renta (en este caso petrolera) pone en duda la posibilidad de sostener la acumulación por la vía de subsidios a la energía a costa del quebranto de la petrolera estatal. Ante la incapacidad de PEMEX de mantener al conjunto del capital, el gobierno de Peña Nieto busca reducir el monto de esas transferencias al liberar (y aumentar) el precio de los combustibles. Al mismo tiempo implica un intento de rescatar al sector generando las condiciones para el ingreso de inversiones extranjeras a través de la Reforma Energética y un ajuste sobre los obreros mexicanos.

Sin embargo, en el corto plazo el horizonte es oscuro mientras el precio del crudo se encuentre en niveles históricos bajos, ya que ese es el indicador que determina la rentabilidad de las nuevas inversiones. Ante la dificultad para atraer capitales, la perspectiva para México bajo este ordenamiento social es más ajuste y peores condiciones para los trabajadores.

Gráfico 1. Exportaciones petroleras en millones de dólares (eje izquierdo) y participación de exportaciones petroleras en total del comercio exterior (eje derecho), México, 1985-2016.

OME JONI1
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La balanza comercial mexicana se diversifica desde comienzos de los ’90, perdiendo peso relativo las exportaciones petroleras. No obstante, con el alza del precio internacional del crudo, durante los últimos años los montos de exportación alcanzaron valores récords. Pero el agotamiento de la producción local, junto a la crisis mundial del sector, deprimieron esa fuente de ingresos a registros de comienzos de la década, presionando sobre las finanzas estatales.

Gráfico 2. Deuda pública total del estado mexicano en millones de dólares (eje izquierdo) y porcentaje que representa la deuda de PEMEX (eje derecho), 2002-2016

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A partir de 2009, el endeudamiento público mexicano en el contexto de la crisis mundial se eleva drásticamente, traccionado por la deuda interna. En ese monto tiene un rol considerable la deuda de la petrolera estatal. Aun con este recurso y con los subsidios a la energía, la acumulación en México no logra sanearse. El gasolinazo expresa el agotamiento de esta vía.

Notas 

1https://goo.gl/sYGtBP

2https://goo.gl/xQFndX; https://goo.gl/TY6GUi

3En base a Comtrade y a Banco de Datos del INEGI.

4En base a Estados financieros consolidados de PEMEX.

5https://goo.gl/sYGtBP

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