Sonia Macarena Rodríguez
Esta investigación exploratoria busca contar la historia del surgimiento de las organizaciones colectivas de trabajo sexual y analizar los avances que lograron en la lucha por sus intereses de los últimos 30 años, teniendo implicaciones políticas y prácticas que críticamente apoyan los proyectos de sindicalización del trabajo sexual. El enfoque es el de proveer una plataforma que describa, evalúe y explique desarrollos de las intenciones, procesos y resultados concernientes a la sindicalización del trabajo sexual desde el 2004. En los siguientes capítulos se irán analizando casos de los países del mundo, analizando los pros y los contras de la sindicalización o no del trabajo sexual.
Componentes de la tesis
La tesis del libro tiene siete componentes interconectados, basados en el discurso del trabajo sexual como trabajo donde las trabajadoras sexuales son sujetos de la explotación económica del capitalismo. Bajo esta idea, la formación de un colectivo que represente sus intereses a través de la sindicalización, es un paso lógico y necesario hacia la creación de un método transicional para terminar con la explotación y la opresión.
1) los procesos mediante los que la colectivización y sindicalización de las trabajadoras sexuales son creados no surge solo del descontento sobre las condiciones de trabajo autónomo, sino como consecuencia de combinaciones complejas de conciencia, ideas y condiciones entre trabajadoras sexuales. 2) la sindicalización ha sido seleccionada por un porcentaje menor de trabajadoras sexuales, por sobre todas aquellas que han elegido ser activas en el colectivo de trabajado sexual, como el modus operandi que representa sus intereses colectivos más avanzada que otras formas de organización. 3) El sentido de un proceso cíclico de la sindicalización del trabajo sexual, explosión – estabilización – implosión, se repite como en otros casos de unión satisfactorios. 4) La compulsión a formar y practicar la sindicalización de las trabajadoras sexuales varía según tiempo, espacio, grupos e individuos del trabajado del sexo. 5) la sindicalización de las trabajadoras sexuales ha tendido hacia formas de uniones laborales que pueden ser descriptos como híbridos del movimiento social e industria sexual capitalista, por un lado, y la regulación de la industria del sexo por el estado, por otro. 6) La diversidad de actividades y estructura de la industria sexual impide que la homogeneidad y la comunión sean sus principales características. 7) Hay un natural contingente hacia el sindicalismo laboral entre trabajadoras sexuales por lo cual: a) la legalización del trabajo sexual es necesaria pero no suficiente para facilitar la sindicalización ulterior o un obstáculo para ella; b) como consecuencia, las uniones de trabajadoras sexuales han sido empujadas al rol político (más que económico) de organizaciones de campaña.
Perspectiva intelectual
El enfoque de este estudio es de economía política radical donde políticas y economías son vistas como unidad, con el resultado de que los componentes temáticos clave son los intereses materiales, el poder y la ideología. Pero para contemplar intelectualmente la sindicalización de las trabajadoras sexuales, es necesario integrar la perspectiva desde la cual el “trabajo sexual” es visto como una forma legítima de empleo y una actividad económica que requiere sindicalización para reducir la explotación y la opresión de los asociados. Además hay que considerar que las trabajadoras sexuales realizan una labor que comprende lo emocional, lo erótico y el trabajo manual o físico, variantes del trabajo asalariado convencional.
Sexo como trabajo
El discurso del trabajo sexual ve al trabajo sexual y las trabajadoras sexuales en los mismos niveles morales que otras formas de trabajo y empleo pago, vendiendo servicios y no personas o sus cuerpos per se. El trabajo sexual es visto como con potencial socialmente útil, proveyendo satisfacción laboral, realización personal, empoderamiento y autosatisfacción, donde convertirse en trabajadora sexual puede volverse una decisión de vida genuina. Sin embargo, se reconoce que también hay desventajas en términos de violencia, estigmatización, baja paga y condiciones de empleo, e inseguridad laboral. Este discurso surge en los 70s en respuesta a los discursos del feminismo radical, que ven a la prostitución como “violación, misoginia y poder masculino” y para tratar los problemas específicos de la prostitución. Este discurso ve que la abolición del trabajo sexual en mediano y corto plazo no es posible ni deseable. Reformar las leyes y los valores sociales es más atinado y deseable.
Las asunciones del discurso del trabajo sexual son: 1) la producción, distribución y cambio (venta) de sexo, servicios sexuales y artefactos sexuales son medios de subsistencia económica o ingresos para las trabajadoras asalariadas; 2) “vender” sexo, servicios sexuales y artefactos sexuales representa uno de los principales aspectos de la mercantilización del sexo bajo el capitalismo; 3) el trabajo sexual no es solamente el resultado de la coerción económica sino también una elección aunque de una estrecha gama de opciones determinadas por otras fuerzas sociales; 4) su abolición le niega a las trabajadoras sexuales los medios de subsistencia y sustento; 5) el trabajo sexual puede ofrecer beneficios vis-à-vis de remuneración y condiciones de trabajo superiores a muchos otros; 6) el trabajo sexual requiere ciertas habilidades sociales, interpersonales y conocimientos; 7) muchos de los problemas de las trabajadoras sexuales se asocian a la estigmatización, criminalización y discriminación y su subsecuente marginalización y exclusión social; 8) las trabajadoras sexuales exigen una serie de derechos legales como trabajadoras para la protección y el avance de sus intereses; 9) el trabajo sexual debe ser regulado como trabajo convencional, descriminalizándolo más que legalizándolo; 10) el trabajo sexual involucra negociación con empleadores, facilitadores, operadores y clientes, proveyendo puntos de apalancamiento por individuos y colectivos para mejorar salarios y condiciones; 11) los trabajadores sexuales crean identidades y estrategias para ejercitar control en el modo en que otros trabajadores lo hacen; 12) es inconsistente, ilógico y difícil de argumentar la posición que dice “para las trabajadoras sexuales, contra el trabajo sexual”.
Trabajo sexual y esclavitud
Las trabajadoras sexuales son retratadas en los discursos populares y feministas radicales como “vendedoras de sus cuerpos”, invocando imágenes de esclavitud sexual. Pero las trabajadoras sexuales no venden sus cuerpos, porque si no no podrían “venderse” de nuevo a otro cliente. Ellas venden su labor para proveer servicios sexuales bajo condiciones de libre mercado, donde es libre de vender su trabajo o morir de hambre. Es por esto que es posible encausar sus demandas por medios que determinen el precio y las condiciones bajo las cuales actúa.
Métodos de investigación y fuentes materiales.
Utiliza tres tipos de fuentes: 30 entrevistas con activistas del trabajo sexual, activistas por la sindicalización del trabajo sexual, trabajadoras sexuales sindicalistas y oficiales de organizaciones que apoyan a los trabajadores sexuales en Australia, Gran Bretaña y EEUU, escritos e informes de activistas por los trabajadores sexuales y activistas por la sindicalización del trabajo sexual publicados en revistas, blogs, sitios de internet y publicaciones, cobertura por medios principales (mainstream media) y radicales.
Usa el método llamado alterfactualismo, donde busca desarrollar líneas de investigación destacadas planteando escenarios alternativos legítimos que emergen orgánicamente de procesos y eventos reales. Este método es controversial y difícil de operar. La forma en que se aborda la dificultad es tomar el enfoque de preguntar implícitamente qué condiciones y recursos serían necesarios para producir resultados alternativos. Es estudiar lo que no pasó así como lo que si sucedió.
Trabajadores sexuales antes del trabajo sexual
El movimiento de la prostitución moderna y los trabajadores sexuales tiene comienzo en dos eventos que funcionan como antecedentes, donde surgirá el trabajo sexual pensado como trabajo. Uno en San Francisco en 1973, con la fundación de COYOTE (Call Off Your Tired Old Ethics), y en Lyon en 1975, donde un grupo de prostitutas toman una iglesia en protesta por la ausencia de vigor policial para arrestar a asesinos de prostitutas, la ausencia de adecuada protección policial para las que continúan con sus labores y contra el incremento de acoso policial a través de multa y prisión. Los dos eventos dan pie a la emergencia de otros grupos de presión similares y organizaciones de defensa para prostitutas alrededor del mundo en los siguientes 20 años. Estas organizaciones que luchan por los derechos civiles y humanos han llevado al surgimiento de proto-sindicatos que se concentran en los derechos laborales y económicos de las trabajadoras sexuales.
De los derechos civiles a los derechos de los trabajadores y de los grupos de presión a la sindicalización
Los primeros grupos de trabajadoras sexuales vieron su lucha en términos de actuación como grupos de presión por derechos civiles, humanos y políticos sobre la descriminalización, desestigmatización, concientización pública, provisión y protección social y sobre la violencia, intimidación y acoso. Buscan influir sobre la opinión pública, los partidos políticos, el gobierno, el estado y sus apéndices.
Varias ramificaciones buscaron perseguir esta plataforma mediante: 1) la construcción de colectivos de trabajadoras sexuales con la ayuda y apoyo de profesionales no-sexuales; 2) la acción colectiva para ganar derechos individuales, en la arena jurídica y la pública; 3) ejerciendo presión sobre terceros para obligar a los empleadores a actuar de manera benigna; 4) ejerciendo presión para obtener acceso al poder, los recursos y la influencia del Estado y de varias redes de capital social, más que creando propios.
Basándose en esto, ha surgido entre algunos trabajadores del sexo la opinión de que como trabajadores debían organizarse colectivamente en el lugar de trabajo como una manera más efectiva de aumentar sus grados individuales y colectivos de control de la obra y de perseguir los derechos orientados colectivamente. En consecuencia, el foco de atención se ha alejado de la policía, el sistema jurídico o el gobierno a la relación laboral más inmediata: el empleador, la negociación de los salarios y el control del empleo. Con mayor autosuficiencia se produce mayor autocontrol e independencia de las organizaciones que las trabajadoras sexuales establecen para sí mismas.
Casos:
EEUU
EEUU tiene una de las más grandes y más avanzadas industrias del sexo en el mundo como resultado de su población, economía y particular cultura. De todas formas no es el lugar más obvio para comenzar ya que está atrás de la mayoría de las naciones cuando se trata de las organizaciones laborales de trabajadores sexuales y la construcción de movimientos sociales. Sin embargo, ha habido un número sorprendente de intentos de sindicalización, aunque involucran más a bailarinas exóticas que a prostitutas.
Si bien el sindicalismo es mucho más fuerte en términos de densidad e influencia en general en Canadá, y aunque su legislación laboral apoya mucho más a los trabajadores, las fuerzas de sindicalización de los trabajadores sexuales ha sido mucho más débil aquí que en EEUU.
Igual encontramos similitudes entre los dos países. Primero, hubo una disminución del empleo regularizado en relación con los cambios y los ingresos concomitantes al aumento del empleo por cuenta propia en ambos países. La segunda, es que las leyes laborales de ambos países acuerdan el derecho de reconocimiento estatutario de sindicatos solo a los empleados, más que a los trabajadores, sin cubrir a los que trabajan por cuenta propia. Tercero, la práctica dominante del sindicalismo en ambos países no es de «fuente abierta», es decir, los sindicatos sólo organizan a los trabajadores donde trabajan bajo contratos negociados por el sindicato, o están tratando de sindicalizar a toda la fuerza de trabajo para obtener dicho contrato. Las trabajadoras sexuales, sujetas a no ser empleadas, no están dentro de las miras organizadoras de los sindicatos.
Densidad sindical del sector privado
La actitud dominante en los sindicatos de los Estados Unidos no es propicia para organizar a las trabajadoras sexuales, dado que este trabajo no se considera legítimo y valioso, sino repugnante, inmoral y fuente de opresión. Esto ha significado que las trabajadoras sexuales hayan tenido que establecer sus propios sindicatos, aumentando así el desafío que enfrentan. Por otra parte, la represalia del empleador en los Estados Unidos es considerable y no hay razón para que en la industria sexual sea distinto.
Bailarinas exóticas
Desde los años 80 encontramos recurrentes casos de bailarinas exóticas intentando la sindicalización. En 1993, las bailarinas topless, junto con los “patovicas”, los camareros y los DJs, en un club de San Diego se involucran en la organización sindical sobre las reclamaciones de salarios y condiciones. Los bailarines se contactan con HERE quienes fueron escépticos por su inexperiencia en este sector, altas tasas de rotación de bailarines y sus cambios irregulares. Pero se convencieron de que los bailarines eran obreros y realizaban trabajo. Con su ayuda, se obtuvieron firmas suficientes para presentar una solicitud de reconocimiento de sindicatos por parte de la Junta Nacional de Relaciones Laborales. El club resistió, pero al año cedió y acordó un primer contrato de negociación. Dos años más tarde, los bailarines votaron a favor de desconocer el sindicato después del descontento por la incapacidad para representar sus intereses.
Este año también se crea en San Francisco la Exotic Dancers’ Alliance (EDA), para enfrentar los problemas de las condiciones laborales. Los problemas se cristalizaron en torno a una falta de «voz» colectiva para los bailarines. Pero al igual que todos los intentos de sindicalización en EEUU, los bailarines se encontraron con tres problemas interrelacionados: uno en relación con el incremento de los “contratores independientes”, no siendo elegibles para beneficiarse de los derechos de los trabajadores, segundo, el sindicalismo estadounidense no es un “sindicalismo de fuente abierta”, y tercero, la gran mayoría de los sindicatos rara vez buscaban el reconocimiento sin la ley. Uno de los modos en los que EDA trató de superar estos problemas fue volviendose un sindicato. La batalla para establecer bailarines como empleados de facto se convirtió en el centro de su intento de sindicalizarse, centrándose en que el trabajo que emprendían era similar o comparable al trabajo de los empleados. Si esto se probaba, los bailarines podrían mostrar que carecían del control, la independencia y la autonomía que los no-empleados tienen como contratistas independientes. La EDA tuvo éxito en la organización de varios pleitos de acción colectiva para obtener el retorno de los honorarios de la etapa en un número de clubes.
Otros bailarines se opusieron a EDA, formando Independent Dancers’ Association, Strippers to Retire into Prosperity (STRIP) y la Strippers’ Society of San Francisco, convencidos que la condición de empleado reduciría sus oportunidades y sus ganancias. Esta oposición, junto con el agotamiento de los principales activistas llevó a la EDA a cerrar sus puertas a finales de 2004. El principal conflicto se vio sobre si la policía debería ser utilizada para limitar la prostitución y la violencia en los clubes.
Para llenar el vacío dejado por EDA, aparece Sex Workers Organized for Labour, Human and Civil Rights (SWOLHCR), que continua con la campaña contra los honorarios de la etapa y la obligación de prostituirse en los clubes de lapdancing1, presentando acciones de ley de clase para recuperar las cuotas de la etapa, convenciendo para la sindicalización, y haciendo representaciones a la Comisión Laboral de California. La victimización de la activista líder de la SWOLCHR por los clubes llevó a la desintegración de la misma y la creación de la Erotic Service Providers’ Union (ESPU) a finales del mismo año. Su nombre evita intencionalmente el uso de los términos “trabajo sexual” y “trabajadores sexuales”, ya que muchos bailarines no se ven como realizadores del mismo. Es esencialmente un sindicato en nombre y aspiración más que una realidad.
Lusty Lady2
Fueron las únicas sindicalizadas en un sex club de EEUU. Su existencia se debe al apoyo de los activistas por la sindicalización del trabajo sexual y de abogados que ven la sindicalización como la forma posible para lograr la negociación colectiva. Desde 2003 hasta su cierre funciono como cooperativa de trabajadores. Pero su única y solitaria existencia como club sindical y cooperativa, sugieren que su ejemplo era más de exhortación que práctica modelo.
Antecedentes y comienzos
The Lusty Lady Theater abrió en 1976 como un cine de películas porno. En 1983 empieza a tener peep shows, dedicándose desde ese momento exclusivamente a este tipo de espectáculos. A mediados de los 80, se empieza a hablar de sindicalización y hay aislados intentos de organización, creciendo a medida que aumenta el control de la apariencia y el comportamiento de las bailarinas. En 1993, con la introducción de nuevos bailarines, se establecen las condiciones para un intento de sindicalización. Los bailarines se organizan como resultado de los agravios sobre clientes que los filman o fotografían sin su conocimiento y el favoritismo en la selección de bailarines para los turnos. Las bailarinas fueron ayudadas por su estatus de empleadas, por no estar en competencia directa entre sí y por la presencia de trabajadoras sexuales feministas. En 1996 se reúnen con EDA y se dan cuenta de que tendrían pocos derechos a menos que se sindicalizaran. Al enterarse de la movida y que alrededor del 80 por ciento de los bailarines se inscribieron, el club responde mediante la eliminación de las cabinas con espejos de reflejo de un solo sentido y contrata de un bufete de abogados. Esto galvanizó a los bailarines para hacer una solicitud de votación de reconocimiento sindical a NRLB. La dirección se preparó para la votación organizando una campaña de propaganda antisindical. Dos activistas clave también fueron puestos en «advertencias finales» por infracciones falsas. Además, el club comenzó a tomar más bailarines en un intento de reducir la proporción de los sindicalizados. A pesar de esto, en 1997 se forma la Exotic Dancers’ Union (EDU), a su vez seccional del SEIU, dirigida por bailarinas, incluyendo al resto del staff.
El club se dedicó a negociar para romper este embate. Los bailarines emprendieron una forma de acción industrial llamada «No Pink«, donde no se mostraban los genitales durante el baile. En respuesta, la gerencia despidió a una bailarina. Los otros respondieron palizando el club. A su vez, la dirección responde con un lock out. Después de un estancamiento de dos días y sorprendido por la fuerza colectiva de los bailarines, la dirección retrocedió, recontratando a la bailarina y comenzando a negociar. El contrato comprendía un procedimiento formal de quejas, un arbitraje vinculante, una escala salarial mejorada, un plan de pago por enfermedad, vacaciones anuales, seguridad en el empleo y no discriminación por raza, color de pelo o talla de pecho. Un segundo contrato mejorado se logra en 1998.Cooperativa de trabajadoresEn 2003, los propietarios anuncian la intención de cerrar el peepshow debido al aumento de los costos salariales y la «molestia» de los conflictos laborales. Sin ofertas de capitalistas convencionales, las bailarinas y el personal del club deciden compran el club, transformándolo en una cooperativa de trabajadores, el Looking Glass Collective. Su motivación era tener la oportunidad de trabajar ellos mismos, poseyendo “los medios de producción”.Inicialmente se mantuvo el reconocimiento y la afiliación sindical porque no todo el personal era propietario y debido a la incertidumbre sobre el futuro del negocio. Sin embargo, para 2009, sólo el 12% de los trabajadores regulares era miembro, debido a que la membrecía era considerada innecesaria en una cooperativa, ya que los cooperativistas no veían papel para el sindicato cuando ellos mismos eran la administración de facto.Poco después de convertirse en una cooperativa, el Lusty se vio bajo presión para hacer ahorros financieros. Este aspecto de una difícil transición de la empresa capitalista convencional a la cooperativa socializada tuvo su contrapartida en los bailarines que tuvieron un desafío duro en cambiar de tener actitudes antiautoritarias a la gestión convencional a desarrollar prácticas de responsabilidad de la cooperación.A fines de los 2000 eran notables otros dos fenómenos. Uno es que la participación cooperativa era baja. El otro es que el elevado volumen de rotación de bailarines condujo a la pérdida de capital técnico y social (conocimiento y conciencia), junto con el esfuerzo extra y los costos de transacción para los que quedaron. Estas dificultades fueron agravadas y extendidas por una rivalidad interna. En 2006, varios trabajadores de apoyo masculinos trataron de desreconocer el SEIU en un contexto de conflictos internos, argumentando que la cooperativa estaba perdiendo dinero porque las bailarinas eran gordas, grandes y no sexys. Además decían que la política de contratación era incorrecta y que el contrato sindical era inválido porque la cooperativa no hacía distinción entre dirección y trabajo. Esto indignó a las bailarinas, que consideraban discriminatorias estas opiniones y revertieron las ganancias de la batalla hacia la sindicalización. Cuando la principal bailarina que protestó contra el principal denunciante masculino fue despedida, el sindicato tomó una queja contra la cooperativa. Las tensiones disminuyeron gracias a la mejora de la situación financiera de la cooperativa, resultado de iniciativas de bailarinas y rotación de personal entre no bailarín.En 2008, el préstamo para comprar el negocio fue totalmente pagado, permitiendo un aumento de los salarios. Pero había otra tensión ya que no todos los cooperadores trabajaron en el Lusty y los bailarines de probatoria no eran elegibles para la afiliación a la membrecía de tres meses de prueba, mientras que no todos los que trabajaron en Lusty Lady eran miembros cooperativos.Resumen y análisisEn respuesta a esta crisis, la discusión sobre el final del modelo cooperativo tuvo lugar. Resaltando la gravedad de la situación financiera, el club trajo a un ex actor porno como asesor financiero y le otorgó un poder unilateral para actuar sin la aprobación del consejo, sin lograr negociar una disminución en la renta o un plan de pago revisado para la deuda de alquiler. La forma en que desempeñó su papel fue el golpe final al modelo. El Lusty cerró el 2 de septiembre de 2013, después de que no pagar arrendamiento y el propietario declina negociar medidas financieras para permitir que el club permanezca abierto. Las cooperativas son proyectos tensos. Si el capital no puede hacer suficientes retornos para una empresa, una de las pocas maneras de sobrevivir es involucrarse en un nivel de autoexplotación mayor que la explotación del trabajo ganado por el antiguo dueño capitalista. La supervivencia y el éxito aún no están garantizados. El Lusty tenía las ventajas de que no era una operación capital-intensiva (siendo trabajo-intensivo) y muchos de sus bailarines eran radicales sexuales comprometidos con una motivación ideológica. Pero éstas eran ventajas leves, dado que su base de costos aumentaba, necesitando mucha inversión y el mercado para bailarines bohemios y no conformistas estaba en declive en relación con el striptease y el lapdancing, con contacto más cercano al cliente, basado en las mujeres «convencionales» (delgadas y de pechos grandes). Pronto, hubo indicios de que gran parte del entusiasmo inicial y el optimismo de ser cooperativa comenzaba a evaporarse a medida que las exigencias prácticas de dirigir una empresa y una organización pateaban duramente. Se atestigua la tensión entre crear un espacio feminista de expresión y dirigir un negocio, y la necesidad de elevar la conciencia para estimular a más personal y bailarines a involucrarse en el funcionamiento de la cooperativa. Las entrevistas revelaron que bailar en el Lusty no era un trabajo de tiempo completo para la mayoría, ya que bailaban en otro lugar o participaban de otro trabajo. Esto es porque el número de bailarines superó el requisito, pero también del salario relativamente bajo, sin atención médica ni pensiones. Al final lo mismo que había sostenido el Lusty, se convirtió en su talón de Aquiles. El experimento de un club sexual sindicalizado que se convirtió en una cooperativa nunca fue repetido en otros lugares de los Estados Unidos. ¿Por qué el modelo Lusty no se extendió a otros clubes en San Francisco? Además de que los demás clubes de la ciudad clasificaron cada vez más a sus bailarines como contratistas independientes, también se destaca el exceso de oferta de bailarines, la competencia entre ellos por ingresos en clubes y los gerentes culpándolos por demandas colectivas.
La naturaleza del impacto era en un sentido más general, mostrar lo que era posible en vez de probable. Después del éxito en el Lusty, la EDA informó expresiones de interés similar de bailarines en otros estados. Pocos progresaron. Parte de la explicación de este resultado fue que las mejoras en las condiciones fueron ganadas por los esfuerzos colectivos sin sindicato y por los bailarines individuales que llevan a cabo demandas contra sus empleadores/operadores.
Las Vegas Dancers’ Alliance
Esta alianza surge en 2002 por un bailarín exótico, ex activista sindical en Boeing aircraft manufacturers. El estímulo de LVDA fue la aprobación de nuevas regulaciones de lapdancing, como resultado de su “regla de no tocar” y el costo exorbitante de la licencia de baile. Por lo tanto, LDVA no fue concebido como un sindicato, sino como un grupo de presión para derogar las nuevas regulaciones y para actuar como defensor de la industria del entretenimiento para adultos y el negocio de los bailarines. Pero al ser rechazado por los clubes en tratar de hacerlo y centrarse en las condiciones de trabajo, se convirtió en un sindicato.
LDVA hizo campaña para que los bailarines fueran reclasificados como trabajadores en vez de contratistas independientes. Los propietarios de los clubes se enfurecieron ante la perspectiva de verse obligados a emplear bailarines, dada la reducción de los ingresos y el aumento de los costos incurridos, además de la pérdida de poder que tendrían, ya que esto terminaría con su capacidad para contratar a los bailarines para crear competencia entre ellos por el trabajo y la costumbre. En consecuencia, los activistas de LVDA fueron objeto de intimidación. Con una serie de contratiempos, LVDA se hizo menos activo y luego se desintegró cuando su líder dejó la industria.
La sindicalizacion en “Porn Valley”La mayor parte de la pornografía de EEUU desde 1998 se produce en el Valle de San Fernando en California. Desde ese momento existió frecuente intención de organizar a los actores y actrices porno, aunque ya existían intenciones desde los 70. En estos años, los intentos de sindicalización han tratado de cambiar la política del Screen Actors Guild (SAG) desde el exterior o establecer sindicatos independientes nuevos. Los agravios en la pornografía se relacionan con la salud, la caída de las tasas de pago por desempeño, la firma de cláusulas de no responsabilidad de los productores y las formas de compulsión (económica, psicológica) para ir más allá de lo que los artistas establecen como sus límites personales.Algunas actrices porno a finales de 1980 establecen The Pink Ladies ‘Social Club para discutir sobre los derechos e intereses de los artistas intérpretes o ejecutantes, incluida la cuestión de establecer una organización profesional o sindical. La hostilidad del SAG y las amenazas de las productoras para que las personas involucradas no volvieran a trabajar o experimentaran actos de violencia ayudaron a explicar por qué no surgió nada de las discusiones. Sin embargo, la idea no desaparece y fue estimulada por el estallido de infecciones de VIH.En la década de 1990, Ona Zee buscó organizar a trabajadores de pornografía en un sindicato. Ella tuvo éxito en sus esfuerzos, a pesar del derrumbe de su sindicato por falta de apoyo político o legal significativo. También, en 1997, la actriz porno Dalny Marga Valdés intentó unirse al SAG para obtener cobertura de negociación industrial y obtener ingresos en concepto de regalías en su trabajo, pero se le negó la membrecía declarando que el sector en el que trabajaba no era parte del entretenimiento principal. Elevo una queja al NLRB contra el SAG pero no fue exitosa. En el mismo año, hubo llamados para la formación de un sindicato cuando la actriz Nena Cherry contrajo el VIH, estímulando la fundación en 1998 del Erotic Entertainers ‘Guild. Los involucrados se vieron obstaculizados con la escala de la tarea a la que se enfrentaron, desintegrándose al año. En 2003, un grupo de performers, establece el Adult Performers’ Union. El grupo propuso establecer un sindicato o un gremio, poniéndose en contacto con la American Federation of Television and Radio Artists and Communication Workers of America para ver si podían ofrecer ayuda, pero las solicitudes no fueron tomadas en serio. De esta proto-unión, ATRIBE (Adult Talents Rights in Being Exclusive) se establece como otro medio para tratar de asegurar un justo retorno por el trabajo de los artistas intérpretes o ejecutantes. A finales de 2007, la actriz Katie Gold hizo otro intento de organizar un sindicato de actores porno pero sin resultado. El retorno de una mayor sensibilidad sobre el VIH condujo al establecimiento de la Adult Performers’ Association (APA) en 2011. Surge para mejorar la salud, la seguridad y la calidad de vida de los actores porno. Se veía en términos de una sociedad amistosa o benevolente y una asociación profesional combinada. En 2012 cesa sus actividades por razones desconocidas.En 2012, los intérpretes en el sitio webcam en vivo de Kink.com, KinkLive, encontraron un recorte de ingresos sin previo aviso, pasando de un pago base al sistema de comisiones. Varios artistas interpelaron a la dirección sin éxito, por lo que un intérprete llamó a una reunión fuera del trabajo para establecer una agenda y un frente unido. El artista fue despedido después de esto cuando otro intérprete envió sus correos electrónicos a la empresa. Aparte de demandar a la compañía con otras personas por prácticas laborales injustas basadas en el uso del estatuto de contratista independiente, cofundó una compañía de producción propiedad y dirigida por artistas intérpretes o ejecutantes. Antes de la disputa, las prácticas de trabajo fueron desafiadas por otros sin éxito. Después del despido, existió una cultura de miedo donde los quejosos estaban en la lista negra y la compañía cambió la forma en que se organizaba internamente para tratar de sustanciar el uso de la condición de contratista independiente.Con otros paros de la industria en California en 2013 sobre los casos de VIH, no hubo indicios de ninguna iniciativa para formar sindicatos. De hecho, la formación de Actors in Gay Pornography Organization (AGPO) sobre la remuneración justa y los problemas de salud surgió antes de los brotes y sólo atendió a un pequeño número de actores porno. La respuesta “más sindical” que surgió fue la creación Adult Performer Advocacy Committee (APAC) a finales de 2013, con el propósito de abogar por mantener y mejorar la seguridad y las condiciones de trabajo en la industria del cine adulto, dando representación en asuntos que afectan salud, seguridad y comunidad, protegiendo los derechos de los performers en condiciones de trabajo.ProstitutasHa habido muy pocas instancias de sindicalización por parte de las mismas prostitutas. Se relaciona con la falta de estatus laboral y la condición jurídica de la prostitución. La sindicalización de estas podría impugnar acusaciones contra ellas en virtud de las leyes de conspiración y explicaría el esfuerzo realizado por organizaciones en la búsqueda de la despenalización como una forma de abrir la posibilidad de sindicalización de las condiciones de trabajo. El establecimiento en 1995 de la Sex Trade Workers Industrial Union para todas las que trabajan como prostitutas (y trabajadores que usan la sexualidad como herramienta principal de comercio) no ha hecho ninguna diferencia. Tampoco la legalización de la prostitución en Nevada, mostrando que la ausencia de sindicalización de prostitutas no es una cuestión de legalidad.
Efectos de desbordamiento
La propensión a desarrollar la sindicalización en EEUU ha sido decepcionante dado la alta proporción de trabajadoras sexuales que han trabajado fuera del trabajo sexual antes y en ocupaciones y sectores donde los sindicatos han operado. Mientras tanto, muchos trabajadores del sexo siguen trabajando en otro lugar y entre estos sindicatos no se ha creado un efecto positivo de desbordamiento.
Colectivismo no sindical
Las trabajadoras sexuales han buscado otras maneras de obtener la representación de intereses colectivos, ya que existe la sensación de que la sindicalización tuvo su oportunidad. Las formas de colectivismo no sindical se pueden clasificar según los ejes de acción dentro o fuera del sitio de trabajo, la confianza en los trabajadores sexuales mismos o la experiencia de terceros, y los foros de negociación y liquidación dentro o fuera del lugar de trabajo.
Muchos bailarines creen que la condición de «contratista independiente» los beneficia per se o los beneficia en equilibrio. Los bailarines citan la flexibilidad de las horas de trabajo y el alto potencial de ingresos en un período de tiempo concentrado, teniendo poco o ningún sentido de agravio. Los que elogian esto, pueden fácilmente y pronto ver la desventaja de la inflexibilidad, perdiendo dinero en el club siendo obligado a pagar «extras». En este proceso de liberación cognitiva, se hace más claro las desventajas de ser un contratista independiente. Los pleitos de acción colectiva de los bailarines son un reflejo del fracaso y declive de los proyectos de sindicalización. Es evidente que han desplazado las formas sindicales del colectivismo como el modus operandi preferido de los bailarines agraviados.
Canadá
CABE y su sucesorCon base en Toronto, la Canadian Association of Burlesque Entertainers (CABE) fue el primer intento exitoso de sindicalización en Canadá, fundado en 1979 y disuelto en 1982. En 1978, la autoridad de Toronto propuso un estatuto que exigiría a todos los propietarios de clubes, operadores y bailarines obtener licencias, alegando que la medida protegería a los trabajadores. Sin embargo, para obtener licencias, los bailarines tendrían que presentar una certificación médica que demuestre que estaban libres de ETS, una identificación con foto, establecer que no tenían antecedentes penales y pagar una cuota anual. Un grupo de bailarines se organizó para desafiar la propuesta, formando CABE, que no pudo impedir la entrada en vigor del reglamento, pero proporcionó razones para su continuación. CABE buscó la ayuda de otros sindicatos para desarrollar su presencia pero, después de dificultades continuas, implosionó. En 1981, se funda la Vancouver Exotic Dancers’ Alliance (VEDA). Sin embargo, fue destrozado por las divisiones internas y gastó el poco de su tiempo tratando de representar los intereses de los bailarines. Sin embargo, fue una de las numerosas oleadas de agitación en Vancouver en los años setenta y ochenta.En 1994 se forma la Association for Burlesque Entertainers (ABE), después que la corte permitiera “tocar” en los club. Argumentaba contra el lapdancing no reglamentado, por su similitud con la prostitución, los riesgos para la salud y la degradación del arte burlesco. Su éxito fue de doble filo ya que condujo a la creciente lista negra de miembros de ABE y la alienación de algunos bailarines que querían realizar lapdancing. Junto con acusaciones de que ABE no se ejecutó democráticamente y con una pequeña membresía activa, esta disonancia condujo a una disminución de afiliados. ABE se dobla a finales de los 90s después de que la Corte Suprema encontró al lapdancing dentro de los estándares comunitarios de tolerancia.Mientras tanto, en Toronto otro grupo empezó a organizarse en 1994 después de que una mujer que trabajaba como bailarina iniciara una serie de reuniones regulares entre bailarines, trabajadores de la salud y funcionarios gubernamentales para discutir temas de salud, seguridad y bienestar de manera colaborativa, colectiva y de auto-empoderamiento mediante agencias gubernamentales, grupos comunitarios y empresas interesadas. El grupo se llamó el Exotic Entertainment Occupational Advisory Committee. Lanza un programa piloto de atención de la salud y el grupo de bailarines recibió fondos en 1995 para formar una asociación para defender los derechos de los bailarines exóticos, que se convirtió en la Exotic Dancers’ Alliance (EDA). Las campañas para el seguro de salud, mejores condiciones de trabajo y estatus laboral para bailarines tuvieron lugar en muchas de las formas habituales, pero también al tratar de trabajar con los propietarios de clubes de la Adult Entertainment Association of Canada en el área de Toronto donde algunos miembros de esta asociación deseaban establecer la autorregulación para desarrollar estándares mínimos de empleo. La falta de financiación llevó a EDA a cerrar estos servicios en 2002 y convertirse en un grupo de discusión y apoyo cada vez más virtualmente.La EDA también tuvo problemas cuando uno de sus activistas forma la rival Exotic Dancers’ Association of Canada (EDAC) en 2001, por diferencias personales y políticas. Esto pudo haber girado alrededor de la voluntad de EDAC de trabajar más cooperativamente con los patrones/operadores para que su membrecía fuera abierta a los bailarines, ex bailarines, partidarios, grupos de presión y a los negocios. EDAC muere a mediados de los años 2000 como una organización de bailarines colectivos, pero siguió existiendo como un frente para el negocio de su presidente, LiveGirlProductions. Aquí surgen tensiones en cuanto a la anti-regulación, a los estándares profesionales a los que adherirse, las formas de organización y la influencia de los ex bailarines dentro de la organización en relación con los bailarines actuales. Estas harán que se hundan los intentos por la representación y la sindicalización.Además existen otros aspectos del estatus laboral que eran importantes para los bailarines y las diferencias en el funcionamiento en los clubes, contrastando los independientes con cadenas de clubes en términos de sus procesos de gestión. En este último caso, las relaciones informales entre administradores/propietarios y bailarines se sustituyen por relaciones de trabajo más impersonales y contractuales, de modo que las reglas, en lugar de las relaciones, gobiernan la forma en que se evalúa el desempeño laboral. El control sobre la planificación y supervisión se establece a través de mecanismos que proporcionan una mayor centralización de la autoridad. Se establece una distinción clara entre el poder de decisión de la gerencia y el personal, con una transferencia correspondiente de la concepción y funciones innovadoras a la administración y un sentido distinto de responsabilidad requerido por los empleados. Esto tenía implicaciones para los esfuerzos sindicales, sugiriendo que las cadenas serían preferibles a las independientes.
DERA y sus sucesores
La Dancers’ Equal Rights Association (DERA) es creada en el 2000 en Ottawa. Su objetivo era promover los derechos laborales y humanos de los bailarines, incluyendo la promoción de normas de salud y seguridad en clubes, armonización de la regulación municipal de los clubes y erradicación del lapdancing de facto obligatorio. DERA no tuvo éxito al solicitar el reconocimiento de los bailarines como trabajadores y la aplicación de sus derechos laborales.
Buscando manejar la tensión entre miembros bailarines y partidarios, DERA estableció la Stigmatized Labour Support Network (SLSN) en 2002 para miembros auspiciantes, trabajadores de la salud, abogados, académicos y estudiantes. DERA y SLSN eran dos caras de la misma moneda. DERA logró la implementación de una estricta política de “no tocar”/no lapdancing por la autoridad municipal junto con la erradicación de las salas de champagne3. Sin embargo, una reacción fue organizada por los propietarios de clubes que no sólo puso en la lista negra a miembros de DERA, sino que amenazó con despedir a cualquier bailarín que exprese su oposición a lapdancing. Esto llevó a DERA a tener dificultades para reclutar y retener miembros y a no poder trabajar en asociación con propietarios y administradores de los clubes. La política de DERA era ganar a los bailarines un estatus de asalariado, pero las trabajadoras sexuales querían una serie de arreglos abiertos en los cuales puedan elegir (empleado o contratista independiente).
DERA unió sus fuerzas con la EDA para formar la Exotic Dancers’ Rights Association of Canada (EDRAC) a finales de 2007. La fusión se produjo debido a la creencia de que sus organizaciones podrían llegar a ser más que la suma de sus partes. Sin embargo, los problemas de organización se encontraron como resultado de la retirada del personal clave del que EDRAC había dependido, consecuencia de las dificultades de financiamiento, el conflicto con otros compromisos de tiempo y diferentes puntos de vista de metas y estrategias de la organización. Para 2011, EDRAC había dejado de existir como una organización viviente (aunque formalmente sigue existiendo).
La Strippers ‘United Association, lanzada en 2004, trató de llenar el vacío dejado por las actividades en declive de la EDA y EDAC, pero sin éxito. En esta brecha, el Canadian Guild for Erotic Labour (CGEL) fue fundado en 2004 para promover los derechos y organización de aquellos que trabajan en el erotismo. Era una organización nacional de trabajadores y aliados unidos para apoyar y promover los derechos laborales, organizando para trabajadores dedicados al trabajo erótico. CGEL trató de convencer a otros sindicatos de que ayudaran a organizar a los trabajadores sexuales. Con algunos éxitos, los resultados no han llevado a la sindicalización. Pero, incluso cuando existía apoyo formal, la oposición era importante impidiendo la implementación de posiciones políticas de apoyo. Debido a la falta de fondos, el proyecto de movilización de la mano de obra terminó.
Otros intentos de sindicalización se han intentado, como en Ottawa cuando 20 trabajadores del sexo se reunieron para discutir temas laborales. Sin embargo, la reunión no fue para establecer un sindicato sino un grupo de derechos de los trabajadores del sexo que se convirtió en POWER (Prostitutes of Ottawa-Gatineau Work Educate & Resist). Consideran la despenalización del trabajo sexual como objetivo primero para poder poner en marcha la cuestión de la sindicalización. Organizaciones como POWER son más comunes en Canadá, destacando que la mayoría de las organizaciones colectivas de trabajadores sexuales son para prostitutas y toman la forma de grupos de presión, donde en el dilema sobre si va primero la sindicalización o la descriminalización, se elige esta última.
La actividad sobre los derechos de los trabajadores del sexo por parte de las trabajadoras sexuales continúa organizándose según provincia y ciudad, de modo que existe una plétora de organizaciones de escasos recursos y con frecuencia en competencia.
Burdeles cooperativos
En Canadá, hubo dos experimentos que intentaron adoptar una ruta diferente por medio del establecimiento de cooperativas de burdeles.
En 2007, dos activistas del trabajo sexual de la Prostitutes’ Empowerment Education and Resource Society (PEERS) en Victoria, Columbia Británica, intentaron abrir un burdel cooperativo, donde los miembros recibirían salarios y licencia médica, vacaciones pagas y compensaciones. Fundaron una agencia de acompañantes llamada Victoria Independent Providers, pero no pudieron abrirlo por no obtener el capital para comprar locales por el problemático estatus legal de la prostitución en ese momento. Las dos activistas también experimentaron la reacción en contra de algunas feministas.
La British Columbia Coalition of Experiential Women (BCCEW) fue establecida en 2005 como resultado de una serie de reuniones que involucraron a trabajadores sexuales y académicos simpatizantes de la Universidad Simon Fraser entre 2002 y 2004. Inició un proyecto de investigación de acción social llamado Developing Capacity for Change Project en 2006. Durante este tiempo, varias trabajadoras sexuales de Vancouver expresaron su deseo de explorar un modelo de negocios cooperativo como una manera de generar fuentes alternativas de ingresos, aumentar la salud y la seguridad y comenzar a tomar el control de su destino colectivo como empleados y contratistas dentro de una profesión legitimada. Como resultado, la West Coast Cooperative of Sex Industry Professionals fue fundada e incorporada en 2007, y, en 2008, comenzó a recaudar capital y desarrollar habilidades empresariales. El objetivo era sacar a las trabajadoras sexuales de las calles, donde eran víctimas de violencia y asesinato, así como permitirles trabajar juntas para su propia protección y en el futuro de sus derechos laborales. Sin embargo, la incapacidad de obtener un cambio en la ley para que un burdel pudiera establecerse legalmente y las dificultades para obtener capital, han hecho que el proyecto no llegara a dar frutos, aunque permaneció activo hasta principios de 2010.
En 2014 se aprobó la “ley de protección de las comunidades y de las personas explotadas”. El efecto de la nueva legislación fue hacer ilegal la compra de servicios sexuales (modelo sueco: trata de abolir la prostitución dirigiéndose a la demanda y donde trabajadoras sexuales se definen como víctimas de explotación sexual). También tipifica como delito la comunicación con el fin de ofrecer o proporcionar servicios sexuales en público o abierto al público donde las personas menores de 18 años pueden estar presentes, los terceros que reciben un «beneficio material» de la prostitución y el reclutamiento de otra persona con el propósito de proporcionar servicios sexuales. La consecuencia es que vuelve extremadamente difícil emprender un negocio legal y colectivo de cualquier tipo.
Australia
La industria del sexo australiana es referida en los medios de comunicación como «sindicalizada», y la Scarlet Alliance, como la organización máxima para los grupos de derechos de trabajadores del sexo, referida a menudo como un sindicato como tal. Esto es inadecuado e incorrecto. La primera se debe a que algunos de los primeros avances en la sindicalización de los trabajadores sexuales en cualquier parte del mundo se hicieron en Australia. Esta última surge porque la Scarlet Alliance fue afiliada al Australian Council of Trade Unions e introdujo su subtítulo de ‘the Australian Sex Workers’ Association’ en 2004, que prohíbe la membrecía a dueños y operadores de negocios de la industria sexual y promueve los derechos de los trabajadores del sexo en términos de derechos laborales. La estructura de la industria del sexo como resultado de la regulación es de tipo casera con la ausencia de cadenas de burdeles. Sólo un pequeño puñado de prostitutas tiene estatus de empleado.Sindicato de Licores, Hospitalidad y Trabajadores VariosEn 1995 Prostitutes Collective of Victoria (PCV) y Workers in Sex Employment (WISE) en el Australian Capital Territory (ACT) acordaron establecer una organización sindical para prostitutas en alianza con el Liquor, Hospitality and Miscellaneous Workers’ Union (LHMWU) después de unos dos años de cabildeo y negociaciones y a pesar de la hostilidad interna dentro del sindicato. Tanto PCV como WISE habían hecho campaña para mejorar las condiciones de trabajo de las prostitutas en lo que respecta a las multas por retraso laboral y despido injustificado. El trabajo principal de la LHMWU giraba en torno a la campaña contra las quejas por el no pago de salarios y bonos, multas, cargos por té y café, turnos largos, sexo forzado con los propietarios y derecho a exigir el uso del condón. Además, buscó mejorar las condiciones en los burdeles individuales y presentar suficientes reclamos de salarios y condiciones con empleadores individuales para poder obtener una negociación que abarcara, entre otras cosas, el pago por enfermedad, vacaciones, maternidad y pensiones. También exaltaron la libertad de la condición de contratista independiente, amenazando de ir contra cualquiera que proselitiste para la sindicalización. Sin embargo, LHMWU obtuvo un premio por establecer normas mínimas y condiciones de trabajo a partir de 1996 y técnicamente se mantuvo en vigor hasta 2007, pero no fue utilizado ni implementado por LHMWU debido a la escasez de recursos organizativos. Donde LHMWU tuvo algún éxito más tangible fue en el caso de despido injustificado ante el Industrial Relations Court, donde gana y le sirve para obtener acuerdos mediante la conciliación de otros 12 casos de despido injustificado. A través de su campaña, logró algunos avances en las áreas de licencia por enfermedad, algún otro derecho a la licencia, salario mínimo, seguridad del empleo y mejores condiciones de salud y seguridad en algunos prostíbulos a través de una combinación de acciones legales, negociación colectiva y trabajo con algunos de los propietarios de prostíbulos más progresistas. El otro trabajo del sindicato ha consistido en obtener representación e influencia sobre varios programas de salud financiados por el gobierno para las trabajadoras sexuales.Una de las razones principales de los avances limitados del LHMWU fue el impacto combinado de su práctica de reclutamiento activo y su actitud de «hacer o romper». Además, el proyecto estaba sin recursos. Por lo tanto, trabajó principalmente a través de las organizaciones de divulgación de trabajadores del sexo para llegar a miembros potenciales en lugar de reclutamiento directo y estipuló que después de un período inicial de pleno recurso si PCV y WISE no podía entregar un cierto nivel de afiliación para asegurar la autosuficiencia entonces el recurso se reduciría. El proyecto de sindicalización se agotó durante un período de tiempo más largo en el que se terminó todo reclutamiento directo y activo.Se encontraron más obstáculos cuando la principal activista sindical se sintió agraviada por el insuficiente apoyo de LHMWU cuando tomó sus propios casos contra propietarios de burdeles. En los casos de la representación individual, LHMWU llevó a cabo el trabajo burocrático de aplicación y negociación, pero no el de apoyo de pares, lo que sugiere a los activistas del trabajo sexual que había un límite a lo que podía o quería hacer. Artistas Striptease de AustraliaLa ‘strippers’ union’ o la Striptease Artists of Australia (SAA) se establece en 2001 para proporcionar representación a artistas de striptease. La nomenclatura fue elegida porque las bailarinas exóticas no deseaban ser clasificadas como trabajadoras sexuales. El punto de registro era para que se pudiera solicitar un premio de pago y condiciones de la industria para establecer tarifas de pago mínimo y condiciones bajo las cuales los strippers y bailarines se clasifiquen como empleados y no contratistas independientes. La SAA enfrentó objeciones de sindicatos que no habían hecho ningún esfuerzo para organizar a estas trabajadoras del sexo. Pero las diferencias fueron resueltas, permitiendo que el SAA se registre con el gobierno para la consideración de un premio en 2002.El avance se duplicó debido al desmantelar el sistema de adjudicación federal en un proceso llamado «award stripping«, liderado por un ala derechista del gobierno en tándem con oposición patronal, para asegurar la implementación del premio en un pequeño número de clubes, llevando al inicio del proceso de desintegración de la SAA. El SAA no se sumó al proceso de modernización de los premios que irónicamente promulgaron para cubrir el striptease con un mínimo de pago por hora. Antes de la promulgación de los premios, los empleadores a través de la Asociación de Striptease de Australia tenían el argumento de que las reclamaciones salariales de la SAA los pondrían fuera de negocio y a strippers y bailarines fuera del trabajo.La desintegración se completó en 2011 tras no haber cumplido con las notificaciones de celebración de elecciones y reuniones anuales, presentar declaraciones financieras y responder la correspondencia. Su desaparición resultó de ser una organización voluntaria no financiada con un grupo muy pequeño de oficinistas-activistas que experimentaron agotamiento en el transcurso de la realización del trabajo para obtener el premio y luego supervisar su aplicación, al mismo tiempo que mantener su propia organización, con el final del premio de la industria que sella el destino del sindicato. Su pequeña membrecía daba pocas perspectivas de que surgieran nuevos activistas o ingresos para pagar puestos de trabajo a tiempo completo. Este factor fue acentuado por el desprecio a los bailarines que también ejercían el trabajo sexual «privado» en los clubes.Las condiciones para los strippers seguían siendo reguladas por los Live Performance Awards de 2009 y 2010, no por la actividad de la SAA, y el Striptease Industry Conditions Award fue fusionado con este premio bajo un proceso llamado ‘modernización de la concesión’.Sindicato de Trabajadores del SexoFormado como un grupo en Sidney en 2005, Sex Workers’ Union (SWU) se revaloriza en 2008 queriendo ser una unión nacional mientras formaba parte de la Scarlet Alliance y promovía la sindicalización dentro de ella. Formado por activistas de esta, SWU fue una respuesta al fracaso de LHMWU y SAA, así como la esperanza de que la nueva legislación sobre relaciones laborales (Fair Work) que resucita el sistema de adjudicación federal a través de un proceso moderno de racionalización y de la cual se podría obtener un premio para la industria del sexo. De hecho, la Scarlet Alliance creía que el mayor obstáculo para la sindicalización era el movimiento sindical existente y su «whorephobia»4, creyendo que si la esta tenía lugar, sería a través de la formación de nuevos sindicatos para las trabajadoras sexuales. Con esta intención se forma SWU, cuya misión en 2009 era determinar con mayor precisión los derechos y responsabilidades de las trabajadoras sexuales que son subcontratistas, empleadas o una mezcla de ambos. Los objetivos del SWU incluyeron no sólo el reconocimiento formal como sindicato y la mejora de las condiciones de trabajo, sino también la determinación de términos y condiciones a través del proceso de establecimiento de premios, como una forma de regulación colectiva de la negociación salarial. Sin embargo, se disuelve en 2012 después de discusiones nacionales con la Scarlet Alliance, además de la escasez de recursos. Trató de fusionarse con SAA y llegar a un acuerdo con LHMWU, pero no lo logró. Además, el proceso de formar el SWU y buscar solicitar un premio era demasiado apresurado con el efecto de que no se tomó el tiempo suficiente para consultar con los afiliados de la Scarlet Alliance y ganar su apoyo. En consecuencia, el SWU permaneció hasta su disolución más como una idea y un trabajo en progreso que una entidad viviente en términos de llevar a cabo funciones de negociación y representación.
Scarlet Alliance
La Scarlet Alliance se ha convertido en el ejemplo más desarrollado, integrado y duradero de una forma no sindical de organización de trabajadores sexuales colectivos en cualquier parte del mundo. Desde su fundación en 1989, ha constituido un grupo de campaña enfocado en lograr derechos económicos y políticos y representación, siendo activo en política, regulación, provisión de servicios y trabajo de apoyo. Funciona como el pico federal de sus 12 grupos de derechos de trabajadores sexuales, donde los afiliados son capaces de responder a sus propios y diferentes sistemas legales. También ha logrado una masa crítica de activistas y partidarios que proporciona una base para la educación interna de los compañeros en el lugar de trabajo, mediante el intercambio de habilidades y difusión del discurso del trabajo sexual.
Por otra parte, su longevidad y eficacia son el resultado de un matrimonio productivo de diferentes escalas de organización del trabajador sexual, donde la Scarlet Alliance es más que la suma de sus partes, proporcionando un liderazgo fuerte, proactivo y vibrante en las campañas de los trabajadores sexuales por la justicia económica y política, más que reflejar de manera reactiva los deseos de sus afiliados. Parte de esto es que los gobiernos federal y estatal le han otorgado el estatus del cuerpo reconocido por y para las trabajadoras sexuales. Scarlet Alliance y sus afiliados han colonizado (casi monopolizando) la provisión estatal de servicios de salud y educación a trabajadoras sexuales, llevando a cabo un amplio programa de educación y capacitación para activistas y trabajadores del sexo en general, creando un cuadro de activistas para llevar a cabo su trabajo y campañas. Así, aunque no se oponga a la sindicalización, se puede considerar que la Scarlet Alliance ha constituido una alternativa o sustituto de la trayectoria de la sindicalización, como una base sobre la cual pueden surgir proyectos potenciales de sindicalización.
Nueva Zelanda
La organización de trabajadores sexuales en Nueva Zelanda comenzó con el establecimiento del New Zealand Prostitutes’ Collective (NZPC) en 1987. Actúa como un grupo de derechos de las prostitutas (no como «sindicato no oficial»). Su misión es abogar por los derechos humanos, la salud y el bienestar de todas las trabajadoras sexuales (pasados, presentes y aliados), comprometido a trabajar por su empoderamiento, para que tengan control sobre todos los aspectos de su trabajo y vida, basado en discursos de derechos de los trabajadores. Debido a la situación legal de la prostitución, el trabajo de NZPC también se centra en el contrato de trabajo y el asesoramiento en derecho laboral para las trabajadoras sexuales.
El mayor éxito de NZPC fue el de empujar y ayudar a colorear la Prostitution Reform Act (PRA) en 2003 que despenalizó y legalizó varios elementos del trabajo sexual. Pero las condiciones para la sindicalización del trabajador sexual en Nueva Zelanda no fueron favorables. Si bien no existía ningún sindicato que representara los intereses de todas las trabajadoras sexuales, algunos sindicatos existentes trataban de incorporarlas. El único signo tangible de sindicalización ha venido del sindicato Unite. Así, algunas prostitutas y lapdancers se unieron al sindicato, que apoyó la creación de uno para trabajadores sexuales. Sin embargo, Unite no hizo esfuerzo para organizarlas o establecer una sección para ellas.
Unite encuentra que esta organización es difícil porque, la mayoría de las trabajadoras sexuales son contratistas privadas. Esto cambia cuando incluye entre sus afiliados a los telefonistas de sexchatline. Aquí, Unite logró un acuerdo de reconocimiento para la negociación colectiva sobre términos y condiciones con el único operador de chat de sexo conocido, proporcionando ayuda para casos de representación individual. Unite es un pequeño sindicato que opera en un entorno extremadamente desafiante de empleo informal y empleadores antisindicales, donde las trabajadoras sexuales no han sido su prioridad.
Existe un cuadro de mejoras en la seguridad de las prostitutas, pero poco cambio en las condiciones de empleo que no sea el derecho a rechazar a un cliente y el fin del uso de los bonos. Así, aunque las prostitutas sabían sobre sus derechos, los operadores de burdeles que habían tratado a sus trabajadores con prácticas de gestión injusta, no habían cambiado.
Desde el punto de vista estructural, todavía no existen condiciones para la sindicalización. Aparte de la falta de voluntad del operador de otorgar la condición de empleado, las prostitutas no están dispuestas a convertirse en empleados debido a la probabilidad de tener que declarar sus ingresos y su autonomía puede ser restringida. Desde 2003, ha habido un movimiento de prostitutas del sector «administrado» de los establecimientos al sector independiente.
Alemania y los Países Bajos
Características comunes: 1) los dos países muestran similitudes en la forma en que sus sistemas políticos se han ocupado de regular la prostitución, a través de la legalización; 2) los sistemas de relaciones laborales de ambos países se basan en gran medida en los asentamientos post-guerra de la socialdemocracia en términos de la co-determinación (Alemania) y el sistema «polder» (Países Bajos), donde las relaciones laborales y la negociación sectorial están reguladas por la acción estatal y la ley; 3) ambos países han visto los intentos y fracasos de construir proyectos de sindicalización de trabajadores sexuales.
Alemania
Antes de 2002, ningún sindicato había mostrado interés en organizar a las trabajadoras sexuales en Alemania. Ver.di5 comenzó a organizar y representar a las trabajadoras sexuales, principalmente prostitutas, a fin de ayudar a mejorar sus condiciones de vida y trabajo tras un cambio en la situación jurídica de la prostitución y un debate sindical interno sobre los costos y la viabilidad de hacerlo. La previsión para estar listo para el nuevo régimen legal y la voluntad de organizar a las trabajadoras sexuales puede atribuirse en parte a la relativa familiaridad de Ver.di con la organización de trabajadores autónomos. Otra parte de la explicación fue que Ver.di buscaba mostrar flexibilidad e imaginación, independiente de partidos políticos y gobiernos en defender los intereses laborales en términos de justicia social, igualdad de oportunidades y la democracia. Ver.di creía que las prostitutas requerirían de la organización y la ayuda sindical para aprovechar los beneficios de las ramificaciones del cambio legal (como ser capaz de ser clasificado como trabajadores, obtener contratos de trabajo y recibir beneficios como seguro social, atención médica, prestaciones de desempleo) después de pagar impuestos. Para ello, Ver.di creó estructuras sindicales internas para la representación de prostitutas, desarrolló contratos de trabajo estandarizados y estableció un servicio de asesoría legal.
Sus primeros éxitos consistieron en reclutar un número significativo de prostitutas en Dortmund y la creación de un comité de empresa en un burdel de Hamburgo. Después de la sindicalización, las prostitutas de varios prostíbulos de Colonia amenazaron con ir a la huelga a finales de 2003 contra una propuesta de la autoridad local de extender un «pleasure tax» de casinos y salas de juegos, burdeles, salones de masajes, espectáculos porno y clubes de mesa. Así muchas prostitutas han sido extremadamente renuentes a aprovechar las ramificaciones percibidas de su nuevo estatus legal, así como a unirse a Ver.di. Existe un bajo nivel de aceptación de la situación legal de las trabajadoras sexuales desde 2002 y de las continuas preocupaciones de las prostitutas por el estigma y las implicaciones impositivas.
Razones del fracaso
Ver.di realizó movimientos más amplios hacia la contratación de trabajadores autónomos, pero encontró que el reclutamiento, la retención y la representación colectiva eran difíciles de conseguir dado que estos trabajadores no tienen acceso a beneficios de las estructuras institucionalizadas de representación, es decir, comités de empresa. Ver.di no era novato en esto, ya que anteriormente había sindicalizado a los periodistas. También desarrolló una política y práctica de construcción de secciones autónomas dentro de sí misma para atender las necesidades de los diferentes tipos de trabajadores. Sin embargo, su proyecto de sindicalización se basó en el supuesto de que, con la legalización de la prostitución, las prostitutas desearían convertirse en empleados. En consecuencia, desarrolló un contrato de trabajo con los conceptos de las relaciones laborales convencionales, sin encontrar demanda por los mismos. En esta economía de mercado, el modelo neoliberal de trabajo por cuenta propia ha sido desplegado por los operadores de la industria sexual para evitar sus responsabilidades sociales. Sin embargo, esta no fue la única razón del fracaso del proyecto organizador de Ver.di.
No se preveía ni esperaba la medida en que las trabajadoras sexuales valoran la naturaleza actual de sus condiciones y su situación laboral. La flexibilidad temporal es apreciada, ya que la mayoría de las prostitutas trabajan por sí mismas, mientras que tener una tasa de pago por hora es difícil de concebir debido a los altibajos del flujo de clientes y diferentes servicios sexuales que equivalen a diferentes precios. Son hostiles a los salarios fijos porque creen que esto reduce sus ingresos. El reto para la sindicalización en Alemania es que la mayoría de las trabajadoras sexuales prefieren seguir siendo autónomas, ya que evitan pagar impuestos.
Por otra parte, Ver.di no ofreció el contrato de trabajo hasta abril de 2004, momento en el cual muchas de las oportunidades potenciales ofrecidas por la legalización habían comenzado a evaporarse. El trabajo por cuenta propia de las prostitutas no está relacionado con la estructura del empleo, ya que alrededor del 80% de los trabajadores sexuales trabajan en interiores (apartamentos, burdeles, bares y clubes). Bajo este modelo de negocio, los propietarios/operadores aparentemente renuncian a la capacidad de controlar el trabajo de los trabajadores del sexo a la corriente de ingresos relativamente más estable de cobrar el alquiler de habitaciones. Esto proporciona ingresos, elección de clientes y mayor competencia entre trabajadoras sexuales, convirtiéndolas en una fuerza de trabajo más flexible. Pero los denominados burdeles de «tarifa plana» que surgieron como respuesta a la recesión son el modelo el dominante. Estos burdeles a menudo emplean a trabajadores del sexo y los pagan por el turno. Sus ingresos se basan en una cuota única de entrada donde hay sexo ilimitado disponible y genera mayores caudales de clientes. Bajo este modelo, los precios son fijados por las prostitutas con la dirección del establecimiento. En los bares y algunos burdeles, los propietarios fijan totalmente los precios.
El fenómeno de la regulación de facto de los empleadores no ha llevado a reclamar a las trabajadoras sexuales para tener derechos laborales y empleo. Sin embargo, el conjunto de la reglamentación de los empleadores de facto y el empleo de buena fe continúa dejando a la gran mayoría de las trabajadoras del sexo como contratistas independientes. El cambio a un régimen legalizado tuvo poco impacto en la mejora de las condiciones de trabajo. Esto se pone en la falta de capital social, niveles educativos deficientes y escasez de vidas y comunidades estables y estructuradas como las principales barreras internas para lograr un cambio externo en el contexto de la naturaleza desfavorable del régimen de regulación legal. La estigmatización desempeñó un papel principal en la ambivalencia sentida por las prostitutas hacia su propia ocupación, creyendo que internalizan el convencimiento de que están en una ocupación que no merece reconocimiento social, y mucho menos sindicalización. Esto sugiere que el bajo número de miembros de Ver.di fue el resultado de las mujeres que no deseaban registros públicos de lo que hacen. El mal entendimiento de lo que el registro incluye en relación con la estigmatización y el deseo de escapar a la imposición han sido mucho más importantes.
Ha habido otros obstáculos importantes a la sindicalización, siendo el principal el relativo a las consecuencias de la prevalencia de los trabajadores sexuales migrantes. Aunque no hay datos confiables que respalden las siguientes afirmaciones, se sugiere que están para: a) aumentar la competencia entre ellas, superando la oferta; y por ende b) perjudicando los precios. Lo que se puede afirmar de manera más sólida es que la mayoría de las trabajadoras prostituidas son en alto porcentaje inmigrantes y un gran porcentaje proceden por fuera de la Unión Europea. El impacto de las trabajadoras sexuales migrantes, junto con la posibilidad de racismo por parte de las trabajadoras sexuales alemanas blancas, algunas siendo objeto de trata y/o esclavitud por deudas, hacen más difícil el proyecto de sindicalización.
También han existido otros obstáculos. En primer lugar, las prostitutas en Alemania se mueven entre lugares de trabajo dentro de ciudades y pueblos, así como entre diferentes países. En segundo lugar, Ver.di dejó de intentar el reclutamiento directo de prostitutas como resultado de la imposibilidad de avanzar. En tercer lugar, la naturaleza de la práctica de la legalización podría variar en el nivel municipal. Existe una falta de voluntad política para implementar la legalización de la prostitución, significando la ausencia de una línea de base común para operar.
The Professional Association of Erotic and Sexual Services
Ver.di se vio obligado al proselitismo de los beneficios de la sindicalización con el fin de tratar de convencer a las prostitutas a unirse. Sin embargo, no pudo establecer el apalancamiento sobre las cuestiones más importantes con los operadores y las autoridades locales para representar a estos trabajadores. El fracaso del proyecto Ver.di llevó a las trabajadoras sexuales a formar su propia asociación, la Professional Association of Erotic and Sexual Services (PAESS, en alemán BeSD), fundada a fines de 2013 para representar a todo tipo de trabajadoras sexuales. Los propietarios de burdeles también pueden ser miembros, siempre y cuando estén trabajando o hayan trabajado como una prostituta. PAESS persigue los objetivos de: 1) mejorar las condiciones de trabajo y de vida de las trabajadoras sexuales; 2) proporcionar información y explicaciones sobre los diferentes aspectos del trabajo sexual; 3) impartir una imagen realista del trabajo sexual; 4) actuar contra de la discriminación y criminalización de quienes participan en el trabajo sexual. Se autodenomina como una asociación sindical y política para representar a las trabajadoras sexuales. Sin embargo, de sus propósitos se desprende claramente que no es un sindicato de trabajadores porque no pretende negociar en un sentido de relaciones laborales, se asemejándose más a una asociación profesional o a un grupo de defensa y derechos.
Países Bajos
En los Países Bajos, el Rode Draad (hilo rojo) se estableció en 1984 como un grupo de autoayuda de prostitutas. Promovió el reconocimiento de la prostitución como una ocupación legítima y persiguió los intereses de las prostitutas con campañas por derechos y mejoras en la legislación, las condiciones de trabajo y el bienestar. Sin embargo, el Rode Draad comenzó a moverse hacia el establecimiento de un sindicato a fines de los años noventa porque creía que este era el medio para mejorar las condiciones de trabajo y un medio eficaz para lograr la despenalización.
Después de la legalización en el 2000, varias prostitutas involucradas en el Rode Draad y que trabajaban en burdeles y clubes sexuales formaron una organización sindical en 2002, Vakwerk De Rode Draad (RTu), para hacer campaña por mejores salarios y condiciones. Recibió la ayuda y el apoyo de la Federation of Netherlands Trade Unions (FNV), la mayor federación sindical de los Países Bajos, adoptando posición en el discurso del trabajo sexual.
Evolución del RTu
Se destacaron desde el principio las cuestiones relativas a la futura forma y viabilidad de RTu, abarcando facilidades de oficina, acceso político al gobierno, pericia de cabildeo, capacitación para representantes del lugar de trabajo y asesoría en la negociación de convenios colectivos.
Sin embargo, el reclutamiento se dejó exclusivamente a la RTu. En este momento, el RTu era reacio a hacer campaña por el estatus de empleado para las prostitutas temiendo por la pérdida de anonimato y control. Sin embargo, como consecuencia de la obligación de las prostitutas de pagar impuestos, la condición de empleada era necesaria para hacer valer a las prostitutas de ciertos derechos, la RTu cambió su posición para acomodar la necesidad de contratos de trabajo para empleados. Esto facilitó una nueva serie de reuniones donde la RTu buscó apoyo y ayuda para acceder a experiencia y recursos en términos de negociación individual y colectiva, influencia política, capacitación y mayor legitimidad en la sociedad. El RTu también intentó crear una forma de regulación en toda la industria ganando la cooperación de los propietarios de burdeles y clubes para acordar estándares mínimos en cuanto a salud sexual así como temas más convencionales de salud, seguridad y condiciones de trabajo. Esto resultó inalcanzable debido a la oposición de los propietarios y operadores.
Oposición de clubs y burdeles
Los propietarios de burdeles y clubes usaban el empleo cuentapropista por las razones financieras habituales, a pesar de que establecían las horas de trabajo, las reglas, y a veces los deberes de limpieza y código de vestimenta. Casi todos los propietarios que dijeron a la oficina de impuestos de los Países Bajos que eran empleadores de facto, tuvieron la obligación de pagar seguridad social, yendo a la corte a impugnar esto. Aunque demoró mucho tiempo, la oficina de impuestos ganó la mayoría de los casos judiciales. En 2003, los propietarios de burdeles y RTu se reunieron para negociar una resolución a las cuestiones, lo que resulta en un proyecto de contrato para los trabajadores autónomos, pero no uno para los trabajadores empleados. La oficina de impuestos no aprobó el proyecto de contrato y las negociaciones terminaron. Después de que un tribunal determinara que las prostitutas eran trabajadoras de facto, los propietarios del burdel estaban dispuestos a discutir otro proyecto de contrato bajo el cual las trabajadoras sexuales podían ser empleadas para realizar tareas que no implicaban sexo. Pero el desacuerdo existió sobre el inicio de la provisión de servicios sexuales, con los dueños diciendo que era cuando los clientes sonaran la campana de la facilidad mientras RTu sostuvo que era cuando había contacto entre la prostituta y el cliente. Además, en 2008 se adoptó un sistema híbrido de trabajo por cuenta propia y de empleo denominado «opting in«, por el cual el dinero reservado a la oficina tributaria se dedujo antes de que los propietarios pagaran a los trabajadores y después de haber sacado su comisión. Pero como los trabajadores no pagaban la seguridad social, no podían reclamar los derechos de protección social relacionados con el empleo, de modo que se incluía en el sistema híbrido un «paquete» de salvaguardias, como el derecho a fijar horas de trabajo, rechazar clientes, rechazar ciertas solicitudes sexuales, rechazar bebidas con clientes, obtener un recibo en cualquier momento y no entregar pagos por servicios adicionales a los propietarios. Estas condiciones fueron formuladas para impedir que los trabajadores estuvieran sujetos al ejercicio de la autoridad de gestión y para establecer cierta autonomía y seguridad de los mismos.
Resultado e impacto
El «paquete» fue sistemáticamente violado por los propietarios. El único derecho no violado refiere a las bebidas con los clientes. Las prostitutas respondieron con ausentismo o saliendo. Sin embargo, como el número de licencias concedidas para burdeles se redujo a la mitad desde 2000, hubo menos oportunidades de trabajar en otros lugares, lo que llevó a muchas personas a buscar ingresos como operadores independientes a través de Internet. Parte de la razón de la disminución del número de licencias fue que los burdeles se convirtieron en lugares de trabajo sujetos a un nuevo régimen regulatorio e inspección por las autoridades para el cumplimiento de las leyes laborales nacionales. Muchos burdeles cerraron por no someterse a los estándares mínimos de salud y seguridad. La autoridad municipal concedió también menos licencias para atacar a la delincuencia organizada. Otros burdeles quedaron sin licencia y, por lo tanto, ilegales.
Implicaciones para el RTu
La falta de cambio en sus condiciones de trabajo desde la legalización ha llevado a la frustración de las prostitutas con RTu. Esto es indicativo de que las fuerzas no trabajadoras del sexo determinan la naturaleza del régimen de legalización y la pérdida de ganancias a corto plazo cuando se requiere el registro como trabajadora sexual. Sin una membrecía suficiente, RTu no podía ganar y ayudar a hacer cumplir el tipo de contratos de trabajo que motivan a las prostitutas a unirse a él. En esta situación, RTu tuvo problemas financieros a mediados de los años 2000 debido a que Rode Draad tuvo recorte de fondos del gobierno, que no podía subvencionarlo, además de pocos miembros pagadores. También, RTu llevó a cabo poco trabajo práctico dejando de reclutar y organizar pro-activamente, sin establecer un sitio web debido a limitaciones financieras. La RTu quiebra en 2012. El entorno operativo para el RTu se hizo más difícil dado que de los trabajadores sexuales, el 70 por ciento son migrantes.
El miedo a la pérdida de flexibilidad por parte de las prostitutas al convertirse en empleados se basó en un concepto erróneo de lo que significaba ser empleado en los Países Bajos. Los trabajadores directamente empleados pueden o no tener horas de trabajo flexibles dependiendo de la política de la organización y la fuerza del sindicato. Del mismo modo, hubo una idea errónea con respecto al análisis de los comentaristas sobre la pérdida del anonimato temido por las prostitutas, quienes se preocupaban más por el anonimato financiero para no pagar impuestos más que el registro con cualquier organismo público.
Gran Bretaña
La sindicalización de las trabajadoras sexuales desde finales de los años 90, se centra en la International Union of Sex Workers (IUSW), con sede en Londres, y «evoluciona» en la rama GMB, sindicato general de entretenimiento para adultos. También Equity, el sindicato de actores, ha desempeñado un papel significativo en la unión de bailarines exóticos.
La IUSW fue establecida en 2000 en Londres como resultado de una serie de eventos y procesos que reunieron a varias trabajadoras sexuales en la necesidad de formar una organización colectiva para representar sus intereses. Un estímulo fue que el antiguo English Collective of Prostitutes, denominado «sindicato de chicas», no es tal y no busca organizar y representar a las trabajadoras sexuales per se. Aunque se llama la International Union of Sex Workers, no ha tratado de organizar las trabajadoras sexuales fuera del país. Una vez establecida, sus activistas creían que debían formar parte del movimiento sindical más amplio para poder beneficiarse de sus recursos, pero fueron rechazados como desviados y por legitimar el sexismo y la opresión de las mujeres. Así se acercó al sindicato general GMB y la respuesta de su región londinense fue comprensiva y solidaria. Así, la IUSW pudo en 2002 establecer su rama de entretenimiento para adultos. IUSW sigue estando estrechamente vinculada a la GMB pero se asemeja más a un grupo de defensa de los derechos de los trabajadores del sexo.
GMB
GMB buscó convertirse en un actor en la industria del sexo, ganando suficiente presencia e influencia para convertirse en un actor social. Uno de los medios ha sido tratar de establecer un régimen de regulación voluntaria a través de las nociones de «normas laborales mínimas de la industria» y «mejores prácticas» (más que negociación colectiva formal). Esto implica tratar de formar una coalición con empleadores/operadores y otras partes interesadas.
De hecho, al tratar de trabajar con los «buenos» empleadores, la GMB esperaba marginar lo «malo» y ponerlos fuera del negocio para nivelar las condiciones de trabajo. Sin embargo, ha quedado claro con el tiempo que GMB aún no ha llegado a la posición de fuerza de afiliación, donde puede ofrecer un trato de manera creíble a los empleadores.
GMB ha representado y aconsejado a miembros en quejas contra los empleadores, así en el trato con la policía y el servicio de la fiscalía de la corona. Junto con IUSW, ha llevado a cabo campañas contra el desalojo de prostitutas de sus pisos alquilados y contra la prohibición del uso de tarjetas de visita en las cabinas telefónicas públicas para anunciar sus servicios. Bajo un enfoque de ‘servicio’ en lugar de ‘organización’, GMB ayudó ofreciendo entrenamiento de lapdance a prostitutas que deseaban dejar la profesión, así como a los lapdancers que deseaban mejorar sus habilidades. Creó un servicio de impuestos para bailarinas y prostitutas exóticas, para permitirles obtener servicios financieros, y proporcionó clases de autodefensa. Una de las principales tareas fue presionar a los gobiernos laboristas para la revisión de la regulación de la prostitución y el trabajo sexual abogando por la despenalización y el derecho de las prostitutas a trabajar juntas para su propia seguridad y protección, pero resultó infructuoso. Tuvo más éxito en ganar apoyo en el discurso sobre el trabajo sexual dentro del sindicalismo general.
Lapdancing
Establecer acuerdos de reconocimiento sindical, la organización en el lugar de trabajo y las relaciones de trabajo con gerentes en un pequeño número de clubes representan el pináculo de los logros de GMB. Pero los únicos dos clubes que podrían ser identificados con acuerdos eran Majingos en Londres y Club Crème en Bristol. Ambos clubs se acercaron a la sucursal de GMB y apoyaron la sindicalización a partir de una preocupación por el bienestar de los bailarines y los intereses comerciales con respecto a las licencias y la marca. En algunos casos, es de gran interés para los gerentes apoyar al sindicato. Aunque se lograron progresos considerables en las condiciones generales de trabajo y en las específicas del baile, el éxito fue breve. Con la gran mayoría de los bailarines que no se identifican como trabajadoras sexuales, la alta rotación del personal, la marcada orientación ocupacional y el bajo apego sindical proporcionan las explicaciones para el fallecimiento de las dos cabezas de puente.
Muchos de los miembros bailarines exóticos dejaron GMB para unirse a Equity que evita las etiquetas de ‘trabajo sexual’ y ‘trabajador sexual’ por las de ‘bailarines’ y ‘baile’. Los bailarines que se unían a Equity creían que estaban ofreciendo espectáculos de fantasía visual para adultos, no que vendían «encuentros sexuales». El enfoque de Equity para organizarlos era visitar clubes particulares para hablar con los bailarines, si su inteligencia sugería que esto podría valer la pena. A raíz de esto, trató de obtener el reconocimiento de la unión colectiva. Para Equity, la dificultad en la obtención de los acuerdos resultó de su demanda de garantizar a los bailarines un ingreso mínimo después del pago de las cuotas por etapas. La perseverancia dio frutos y, en algunos casos, se pudo obtener acuerdos de reconocimiento sindical. Pero los acuerdos de Equity se marchitaron en la vid, de modo que se proporciona representación individual, sin acuerdo de negociación colectiva o reconocimiento sindical. Esto fue por la reducción de la membrecía, dada por la rotación de bailarines, la pérdida de activistas dispuestos a hacer el reclutamiento y el impacto de la afluencia de bailarines de Europa oriental. Su número no fue lo suficientemente grande como para cambiar la visión del sindicato.
Mientras que había un socio de negociación potencial para el GMB en la Lap Dancing Association (LDA), la LDA no ha jugado pelota. Después de que LDA rechazara las condiciones ofrecidas por el GMB, eligió su propio camino estableciendo su propio código de conducta sobre cómo operar sus clubes miembros, promoviendo una agenda de voluntarios auto regulados y el apoyo directo de los bailarines para ejercer presión contra los clubes que se licencian como «establecimientos de encuentros sexuales».
Pornografía
La producción de pornografía en Gran Bretaña ha sido de pequeña escala. Algunos artistas complementan sus ingresos con el escorting. Dado que estas condiciones no eran propicias para la organización sindical, sumado a la disminución de los desembolsos pagados y la reubicación de la producción a Europa oriental, el único éxito de GMB en este sector fue ganar un acuerdo de reconocimiento con una producción de pornografía gay en Manchester. La aparición de la Ethical Porn Partnership en 2013 como una coalición de productores de contenido para adultos, artistas intérpretes o ejecutantes, consumidores y simpatizantes, con el objetivo de crear un organismo de autorregulación para monitorear abusos y malas prácticas en la industria, obstaculiza cualquier otro avance de GMB en esta parte de la industria del sexo.
Desorganización y decadencia
La IUSW y GMB Adult Entertainment Branch había logrado mucho en su curso por los 2010s. La pérdida de impulso fue inevitable debido a la urgente necesidad de estabilizar y regularizar las estructuras y procesos organizativos. Había tres grupos de factores involucrados. El primero se refería a las relaciones internas y las políticas de la sucursal de GMB, otro se refería a acontecimientos externos a la sucursal, mientras el tercero se refería a la escala de las tareas realizadas.
La influencia de la mayoría de los activistas de GMB tuvo tres consecuencias no deseadas. La primera fue que el trabajo de la rama se centró en el subgrupo más difícil de organizar, las prostitutas. El segundo era que había pocos activistas disponibles para ayudar a organizar el territorio de la danza exótica. El tercero era que tal debilidad hacía que la rama estuviera más abierta a las propuestas interesadas de los operadores para ayudar a sindicalizar a su personal. Ser capaz de formar parte de la GMB proporcionó a los activistas de la IUSW una voz más grande y fuerte para defender la descriminalización y legitimación del trabajo sexual, pero también cuestionaba si un sindicato era el tipo de organización más apropiado y eficaz para hacerlo.
Efectos de desbordamiento
La propensión a desarrollar la sindicalización del trabajador sexual en Gran Bretaña ha sido decepcionante dado que muchas trabajadoras sexuales han trabajado fuera del trabajo sexual antes y en ocupaciones que están relativamente bien sindicalizadas. Es probable que esta forma más bien atomizada e individualizada del trabajo sexual involucrado ayude a explicar el resultado de niveles de sindicalización inferiores a los anticipados, junto con otros factores. Con respecto al apego, las cuestiones de cuánto tiempo una trabajadora sexual pretende y desea seguir siéndolo y si su trabajo es la principal o única fuente de ingresos tenía una importante incidencia en sus perspectivas para resolver quejas e invertir tiempo y energía en proyectos de sindicalización.
Francia
Es irónico que hasta 2009 no se fundara en Francia un sindicato de trabajadores del sexo, Syndicat du Travail Sexuel (STRASS), dado que uno de los dos momentos fundadores del movimiento de trabajadores sexuales tuvo lugar en Francia con la ocupación de iglesias en 1975 por prostitutas, y la mayor parte de la industria del sexo en Francia se refiere a la prostitución. Esto se debe a la debilidad de los sindicatos en Francia en el sector privado y los hábitos dominantes de protesta de acción directa, la fuerza del movimiento abolicionista y la pujanza de las feministas radicales dentro del movimiento sindical. Sin embargo, la estructura de la prostitución se refiere en su mayoría al trabajo en la calle y al individualizado fuera de la calle. El establecimiento de STRASS tomó varios años de trabajo dentro del colectivo de Droits et Prostitution, que fue dominado por trabajadores no sexuales. Los administradores, los propietarios y los operadores no tienen permitido unirse. El coste de la afiliación anual es extremadamente bajo para evitar que esto sea una barrera para unirse. La membresía también está abierta a los partidarios de los trabajadores no sexuales como partidarios pero no son elegibles para ser miembros votantes o para presentarse a la oficina. Aunque se ha formado explícitamente como sindicato y se reconoce como tal, la principal actividad emprendida ha sido hacer campaña para resistir el endurecimiento de la regulación de la prostitución y la presión para moverse hacia el modelo sueco a partir de 2011. STRASS ha creado buenas relaciones con las organizaciones comunitarias de salud y ha tratado de establecer vínculos con los sindicatos existentes, que les brindan apoyo logístico para reclutar miembros. Una actividad secundaria ha sido ayudar a las trabajadoras sexuales individuales que se enfrentan a problemas relacionados con la explotación y la violencia, y tratar de ampliar sus conocimientos sobre sus derechos. STRASS buscó organizar en el porno después de la aparición de algunas quejas entre los artistas intérpretes o ejecutantes, tratando de lanzar una carta de buenas prácticas. Sin embargo, este esfuerzo no dio resultado debido a la influencia del temor de las listas negras y la necesidad percibida de los artistas de unirse a productores y directores para proteger a la industria de amenazas externas.
España
El principal componente de la industria del sexo es la prostitución. Los burdeles alquilan habitaciones a prostitutas y el Ministerio de Trabajo favorece los contratos, aunque es ilegal ganar dinero de ellas, lo que refleja que la prostitución en España existe en un limbo legal.
Los intentos de regular la prostitución en los 2000 se vio afectado por el reconocimiento de que era difícil hacerlo. Mientras que los grupos como el Colectivo Hetaira y Putas Indignadas existen para promover los derechos de los trabajadores sexuales como trabajadores, hasta principios de 2010 no se intentó formar un sindicato. A pesar del radicalismo de algunos sindicatos, el llamado de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) apoya la regulación de la prostitución y la organización. Mientras tanto, la Unión General de Trabajadore (UGT) mantuvo su posición de que se debían buscar oportunidades de trabajo alternativas para las prostitutas en lugar de convertir sus empleos en una profesión legalmente reconocida.
Por lo tanto, es prematuro afirmar que en España había sindicatos de trabajadores sexuales. La Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex) se estableció en y forma la Asamblea de Activistas como una organización nacional de cabildeo, creando la Asamblea de Trabajadores Sexuales Activistas Pro-Derechos de Cataluña, con el objetivo de animar a los candidatos a las elecciones a apoyar el impulso de regular el sector y garantizar a las prostitutas derechos laborales básicos. Comprende a los trabajadores del sexo y a sus partidarios.
A principios de 2014, 11 prostitutas en Ibiza formaron la Cooperativa de Servicios Sexuales de España para permitir a sus miembros obtener permisos de trabajo, pagar impuestos, evitar el uso de proxenetas y tener los beneficios del cuidado de la salud, pensiones y servicios financieros.
Suiza, Turquía y Hungría
En Suiza, las trabajadoras sexuales de Ginebra establecieron un sindicato a través de una asamblea general de profesionales del sexo. El Syndicat des Travailleuses et des Travailleurs du Sexe (STTS) trató de defender sus intereses, presionando para que se introducir cambios en la legislación de la prostitución.
En 2007, un pequeño grupo de profesionales del sexo en Turquía comenzó a establecer un sindicato para proteger los derechos a la salud, el salario social y la educación de las trabajadoras sexuales. Una de las tareas clave del grupo era reducir la discriminación y el estigma.
El Szexmunkások Érdekvédelmi Egyesülete (SZEXE), se funda en 2000 después de que la prostitución fue legalizada en 1999 en Hungría. A pesar de que a menudo se le denomina «sindicato», es esencialmente un grupo de asesoramiento, apoyo y cabildeo para trabajadoras sexuales, recibiendo fondos gubernamentales para ejecutar programas destinados a promover sus derechos humanos, ayudar a su reintegración en la sociedad y reducir su vulnerabilidad.
Los países nórdicos, Grecia e Irlanda
En Suecia, algunos movimientos hacia la sindicalización y el reconocimiento sindical fueron tomados después de la criminalización en 1999 con la ayuda y consejo de la IUSW. El instigador de esto fue la Rose Alliance fundada en el año 2000, siendo una organización de trabajadores sexuales y eróticos y un grupo de derechos y defensa que también incluye a ex trabajadores del sexo y simpatizantes. Sin embargo, los intentos de sindicalización no llegaron a nada.
La Confederación de Sindicatos de Noruega (LO) no apoyaba el discurso del trabajo sexual, y, con la introducción de la criminalización de los clientes a partir de 2009, se explica la ausencia de un proyecto de sindicalización y que la Organización de Interés Prostituta en Noruega (PION), establecida en 1990, siga siendo pequeña. Dice de sí mismo que es un lugar de contacto y voz política para las mujeres y los hombres que participan en la prostitución para garantizar sus derechos e intereses.
La situación en Dinamarca es poco diferente para la Organización de Interés de los Trabajadores Sexuales (SIO), fundada en 2008 en respuesta a la posibilidad de criminalización después de la despenalización en 1999. Es un grupo de derechos y de defensa de los trabajadores del sexo y ha lidiado con la oposición de la Confederación de Sindicatos de Dinamarca (LO).
SALLI – United Sex Professionals de Finlandia era una organización de trabajadoras sexuales fundada en 2002. Se llamaba a sí misma la unión de todos los trabajadores eróticos. Sus principales objetivos fueron abordar los problemas que enfrentan las trabajadoras sexuales en la industria del sexo y proporcionar información sobre el cuidado de la salud. Se trataba más de una organización de derechos humanos que de un sindicato que trataba de promover bienestar, seguridad en el trabajo, habilidades profesionales y control de las condiciones en el lugar de trabajo. SALLI es también para los empresarios privados del sexo. SALLI perece por no haber suficientes miembros activos, debido al impacto de la criminalización de la compra de sexo haciendo la organización del trabajo sexual más difícil.
El Movimiento de Solidaridad de Mujeres Prostitutas en Grecia (KAGE o KEGE) se establece en 1982. Fue sucedido en 2005 por el Gremio de Trabajadores del Sexo de Grecia (SEPE). Se la denomina sindicato y asociación, aunque es más la segunda, siendo un grupo de defensa y derechos. Una de sus principales actividades ha sido la campaña por el derecho a licencias para trabajar en burdeles (ya que sus permisos sólo permiten la prostitución callejera).
En Irlanda, algunos lapdancers hicieron apelaciones para ser sindicalizados. No se llegó a nada de las conversaciones con el grupo de defensa de la Asociación de Trabajadores del Sexo de Irlanda (SWAI), formado por trabajadores del sexo actual y anterior y sus partidarios para promover la inclusión social, la salud, la seguridad, los derechos civiles y a la autodeterminación. Esto incluyó la despenalización, considerando la sindicalización. Una de las principales tareas de la SWAI ha sido contrarrestar la campaña de 2011 para poner fin a la prostitución llamada «Turn off the Red Light«, que busca introducir el «modelo sueco» estableciendo el grupo «Turn off the Blue Light«.
Sudafrica
Ha habido varios intentos de establecer sindicatos de trabajadores sexuales en Sudáfrica. A comienzos de la década de 1990 se inició una asociación de caminantes callejeros en Durban, pero fracasó rápidamente. En 1995, la Self-employed Women’s Union (SEWU) decidió organizar a los trabajadores sexuales, pero en 1997 los organizadores abandonan esta área de trabajo, debido probablemente a un fuerte compromiso con los valores cristianos del liderazgo y el personal de SEWU.
Sin embargo, el Sex Workers’ Education and Advisory Taskforce (SWEAT), con sede en Ciudad del Cabo, fundado en 1996, ha hecho esfuerzos para reunir las fuerzas para sindicalizar a las trabajadoras sexuales. Desde hace mucho tiempo aboga por que el Commercial, Catering and Allied Workers Union (SACCAWU) de COSATU (Congress of South African Trade Unions), las organice y establezca una relación cercana y positiva. Sin embargo, esta sindicalización por SACCAWU aún no ha tenido lugar. Sin embargo, SWEAT ayudó a poner en marcha el National Sisonke Sex Worker Movement of South Africa (‘sisonke’ significa sindicato) en 2003 como otra forma para las trabajadoras sexuales. Sisonke acordó que sus objetivos eran unirse para cambiar las leyes con respecto al trabajo sexual y obtener el reconocimiento de este como trabajo. Desde entonces se han hecho pocos progresos.
Argentina
La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) fue formada en 1994 por unas 60 trabajadoras sexuales. Creció a unos 15.000 miembros más de diez años más tarde, porque se convirtió en una organización importante en la respuesta nacional al VIH/SIDA. Sus focos iniciales fueron contra la policía y el acoso legal y por la despenalización, reconocimiento del trabajo sexual como trabajo y la provisión de salud y bienestar. AMMAR tomó medidas para transformarse en un sindicato en 2001 (con ayuda de CTA como resultado de la afiliación a ella). AMMAR instituyó programas de divulgación educativa, organizó la provisión de salud sexual y obtuvo cambios en la regulación legal de la prostitución en varias ciudades. AMMAR se centró casi exclusivamente en trabajadoras del sexo callejero por ser más independientes que las de burdeles o clubes, siendo trabajadoras a tiempo completo, a largo plazo, con baja formación y un número elevado de personas dependientes para apoyar.
Sin embargo hay dudas sobre si AMMAR es un sindicato o es simplemente una asociación. Esto se debe a que, aunque defiende derechos laborales y económicos, no ha abordado la cuestión del intercambio de salarios y esfuerzo entre trabajadores y operadores. Hay más trabajo de política pública y reforma de ley. Uno de los mayores avances de AMMAR ha sido la despenalización, pero no significa que AMMAR sea un sindicato. A esto, informa AMMAR que es un sindicato «no oficial» que busca estatuto oficial y el reconocimiento del trabajo sexual como trabajo. La principal actividad en AMMAR en 2012 fue la preparación de un proyecto de ley para la legislación del trabajo sexual. Un grupo se separó de AMMAR en 2002, llamándose AMMAR Capital, que trató de obtener soporte para un proyecto de ley en 2010 para apoyar a las prostitutas víctimas de la prostitución.
India
En la India, se estima que las dos millones de trabajadoras sexuales cuentan con cuatro organizaciones que afirman ser sindicatos de trabajadoras sexuales. La primera se llama Karnataka Sex Workers Union (KSWU), formado en 2006. KWSU no solo abordó la cuestión de la determinación colectiva de la negociación del esfuerzo salarial, sino que también buscó operar tanto como una sociedad mutual o amistosa. Su deseo de ser un sindicato es una aspiración vaga y distante. Realizó campañas de despenalización, busca mejores normas laborales a través de políticas públicas y reformas legales y ha empezado a proporcionar algunos de los servicios.
El Durbar Mahila Samanwaya Committee (DMSC o Durbar) es otro sindicato, que se estableció en 1995 y afirma representar a unos 65.000 trabajadores sexuales en Bengala Occidental. Durbar se auto refiere a sí mismo como un sindicato de trabajadores del sexo, pero es más bien un foro comunitario, cooperativa de crédito, grupo de campaña y proveedor de servicios de salud sexual. Su membresía está abierta a los gerentes y señoras del burdel. Sin embargo, Durbar estableció la Binodini Srameek Union (BSU), que se tradujo como Entertainers’ Labour Union or Union of Entertainment Workers en 1997 expresando un enfoque marxista particular a las prostitutas como víctimas del capitalismo. Su primera solicitud de registro fue en 1999 bajo la Ley de Sindicatos. El KSWU y BSU todavía hacen campaña para ser registrados como sindicatos en 2013. El reconocimiento de los sindicatos a nivel regional y nacional en la India a través de la inscripción es un paso importante a tomar para aprovechar de los derechos y ayudar con la representación y la negociación. Tanto el KSWU como el BSU son afiliados al máximo órgano, la New Trade Union Initiative (NTUI). La NTUI se convirtió en una federación en 2006 y se posiciona en la izquierda radical. Fue el primer centro sindical nacional en reconocer el trabajo sexual como trabajo y con afiliados trabajadores sexuales.
Fundada en 2004 por una feminista no trabajadora del sexo, la Bharatiya Bar Girls’ Union (BBGU) opera en Mumbai y la región más amplia de Maharashtra. El BBGU se formó en respuesta a la lucha por la supervivencia de la ocupación. Los temas que trataba eran aflojar el control de los propietarios de bar sobre las mujeres, así como asegurar chequeos médicos regulares, sensibilizar sobre el VIH/SIDA, fomentar el ahorro regular y familiarizar a las mujeres con sindicatos de trabajadores sexuales alrededor del mundo. Antes del anuncio de la posibilidad de la prohibición, el sindicato estaba luchando contra las redadas policiales comunes en los bares. También ha negoció con los dueños para conseguir un mejor trato a los bailarines. Desde el anuncio de la prohibición, sin embargo, el sindicato se ve obligado a unirse a los propietarios y luchar por su interés colectivo de mantener los bares abiertos. El BBGU fue criticado por engranarse con los propietarios y no ser creíble por reclamar ser un sindicato sin pelear con los propietarios, señalando el apoyo de la Asociación de Propietarios de Bares para el BBGU. El impacto de la prohibición fue que el BBGU perdió miembros y el espíritu de lucha. Para el 2008, el sindicato casi se había desintegrado. Tras la derogación de la prohibición, el BBGU todavía existe, pero en gran medida como una fuerza reducida.
El discurso y la identidad del trabajo sexual
El tratamiento del trabajo sexual como trabajo ha sido un factor necesario pero insuficiente para que surja la sindicalización. Su importancia se refiere a la reducción de la sensación de que el trabajado sexual es «trabajo sucio», repugnante y degradante. El discurso del trabajo sexual proporciona recursos ideológicos y actitudinales para generar una organización colectiva de caras públicas. De hecho, este ofrece un cierto grado de orgullo de ser un trabajador del sexo y puede proporcionar una identificación positiva. Esto resulta no sólo de un acuerdo político con el discurso, sino también de su promulgación activa y de su creencia en una carrera como trabajadora sexual, por medio de la cual se hace un compromiso y se construye un vínculo, implicando cuestiones relativas a la ideología, los intereses materiales y los recursos de poder.
A pesar de la existencia de este discurso, todavía hay vergüenza y estigma experimentado por las trabajadoras sexuales para combatir las propensiones a organizarse y sindicalizarse. El acuerdo con el discurso del trabajo sexual no necesariamente conduce a que se vean a sí mismos como trabajadores, pudiendo ser interpretados para apoyar el derecho a realizar el trabajo sexual como empresario, existiendo el potencial de que el discurso sea antagónico a la colectivización.
Respuestas de sindicatos
Muchos sindicatos existentes han reaccionado con hostilidad y ridiculización. Incluso entre los que reaccionaron más favorablemente, todavía se encontraban las influencias de la estigmatización, el chovinismo masculino, el feminismo radical y la falta de familiaridad. La falta de conocimiento y experiencia de operar en la industria del sexo influyó mucho en cálculos sobre el número de los recursos y los costos y posibilidades de obtener éxito. La caracterización como difícil de organizar se acentuó cuando predominó la representación individual sobre la negociación y por las expectativas de ser «mantenido». Los antagonismos entre los activistas de los trabajadores del sexo y los sindicatos establecidos también existían sobre cuestiones de anonimato y autonomía.
Así pues, los casos de intenciones de sindicalización o de ayuda a la sindicalización, indican no sólo un sesgo de género en los sindicatos, sino también el estigma vinculado a la organización del trabajado sexual. No era sorprendente entonces que las trabajadoras sexuales crearan a menudo sus propios sindicatos incluso cuando éste era un camino igualmente difícil.
Las cuestiones de impuestos y la situación de los contratistas independientes siguen siendo muy importantes, lo que significa que los incentivos económicos y las relaciones de poder siguen siendo algo intacto por los cambios en las formas de regulación. Por otra parte, los regímenes reglamentarios para el trabajo sexual no se refieren únicamente a la prostitución. La legalidad regulada de la danza exótica, en comparación con la de prostitución, ha sido una influencia positiva en la generación de proyectos de sindicalización. Pero no ha sido la única ya que el baile atrae menos oprobio social que la prostitución y los bailarines trabajan en números y circunstancias más parecidas a condiciones propicias para la organización sindical.
La escasez de activistas
Los activistas son el recurso clave de los proyectos de sindicalización. Todos estos proyectos fueron iniciados pero no han podido moverse debido al pequeño número de súper activistas. Por lo tanto, no han sido más capaces de romper la tuerca de la creación de masas críticas de activistas que los grupos de derechos del trabajador del sexo han sido.
Las consecuencias de la escasez de activistas son varias. Estos se convierten en súper activistas para compensar la escasez y escamadura de aquellos que tratan sin éxito serlo, llevando al agotamiento y a repercusiones magnificadas de los superactivistas individuales que salen por cambios de circunstancias personales, desacuerdos internos de los grupos o por ser víctimas del trabajo (con reposición ausente). De hecho, las frustraciones que se derivan de las cifras humildes y los objetivos elevados se desarrollan a través de disputas entre individuos. Por otra parte, el mantenimiento de la organización se convierte en una tarea relativamente más grande, que milita en contra del desarrollo de los recursos para la campaña y el trabajo de representación. Esta escasez reduce la capacidad organizativa y predispone a la fragilidad. La formación de alianzas efectivas con movimientos sociales externos puede ayudar a reducir la resistencia de otros actores de la sociedad civil y los aparatos estatales a promover los derechos del trabajador sexual. Sin embargo, las organizaciones sindicales de trabajadores sexuales no han sido capaces de construir alianzas más amplias y efectivas con feministas y sindicalistas. La escasez de activistas ha superado ampliamente la cuestión de si los activistas como vanguardia son representativos de los trabajadores que buscan organizar. La defensa del trabajo sexual no sólo se convierte en un desvío de llevar a cabo la tarea deseada de los propietarios y los operadores, sino que también obliga a una alianza de facto con esos ellos para defender el derecho a trabajar, apoyando necesariamente el derecho de los capitalistas del trabajo sexual a dirigir este negocio.
El problema para el sindicalismo de trabajadores sexuales es que se basa en la reducción de los niveles de competencia entre los trabajadores, al mismo tiempo que intenta aumentar el precio del trabajo. Dentro de la prostitución, existe el aspecto del mercado de trabajo en relación con el trabajo forzoso u obligatorio como resultado de los migrantes traficados que son obligados por las deudas, la violencia, el abuso y el aislamiento social y físico para trabajar largas horas bajo condiciones serviles. En la pornografía, el clamor de «empezar», desarrollar una cartera y convertirse en una «estrella» por parte de una abundante oferta de artistas tiene deprimido el precio del trabajo a pesar de la creciente demanda de pornografía como resultado de cambios en las actitudes sociales y las nuevas tecnologías. La proliferación de la pornografía gratuita ha reducido el alcance de la producción de dinero pagado por la pornografía, reduciendo así las oportunidades de trabajo y el valor de los términos y condiciones para éstos. En el baile exótico, el equilibrio entre menos turnos y bajos ingresos debido al exceso de oferta y los efectos de la recesión a la demanda, por un lado, y el atractivo de altas ganancias por períodos cortos de tiempo, por otro, y donde el balance ha sido hacia el primero, no ha funcionado a favor de los proyectos de sindicalización.
En general, el sindicalismo del trabajador sexual se ha visto abrumado por estos cambios en el mercado de trabajo. Por lo contrario, los procesos económicos convencionales han socavado la capacidad de los trabajadores del sexo para organizarse y hacerlo de manera efectiva. Hay jerarquías sociales y de mercado entre las trabajadoras sexuales, que se manifiestan entre y dentro de cada sector de la industria del sexo, dependiendo de la distancia de la venta de este. Tales jerarquías van en contra de la creación de comunidad e interés común porque parece que la experiencia y los intereses materiales son diferentes.
Autoempleo y proximidad al mercado
El predominio del trabajo por cuenta propia en la industria del sexo es opuesto a la relación tradicional entre trabajador y empleador y de la cual el sindicalismo convencionalmente depende. Esto significa que no existe un «socio» de negociación obvio para determinar salarios y no existe un sueldo como tal. Esto tiende a socavar el estímulo a la negociación colectiva. El hecho de que las trabajadoras sexuales como trabajadores individuales tratan directamente a sus contratistas, negociando personalmente los términos del intercambio. Esto no debe eclipsar el hecho de que el trabajo por cuenta propia sólo se encuentra realmente entre las prostitutas que trabajan fuera de las estructuras institucionalizadas. La forma de representación colectiva que sería apropiada para esas trabajadoras sexuales es una asociación para regular el comercio y dar voz política.
Proceso de trabajo y generación de quejas
La naturaleza predominantemente individualizada del proceso de trabajo sexual, la más directa interacción con los clientes y la relativa ausencia de trabajadores que trabajan colectivamente para producir un bien o servicio, es el desafío actual para la sindicalización del trabajador sexual. La magnitud de estos retos se acentúa por el reducido tamaño de las empresas de trabajo sexual y lugares de trabajo donde parece que los problemas se pueden resolver directamente y sin la necesidad de un «tercero». Sin embargo, la relación entre el trabajo y el capital no está enteramente informada por estos parámetros.
La retirada de mano de obra como medida de queja está disponible para una serie de grupos de trabajadoras sexuales independientemente de su condición de contratista independiente. La efectividad de tal acción puede ser atenuada por la mano de obra negra y los clientes que utilizan servicios alternativos. Por lo tanto, la acción industrial puede ser de menor costo, menos arriesgada y más eficaz cuando se emprende estratégicamente. Dicha acción expresa conflictos de intereses. Tener los medios para expresar y enjuiciar las quejas es una cuestión relacionada pero separada. A veces no tener la capacidad de hacerlo bloquea la generación de quejas, y esto está influenciado por los niveles existentes de control de puestos de trabajo.
Colectivismo no sindical
La representación de intereses no necesariamente toma la forma de sindicalización. Los intentos de formar cooperativas de trabajadores sexuales eran infrecuentes, pero hablaban de los deseos que muchas trabajadoras sexuales tienen de ser asalariadas y emprendedoras. Ha sido difícil para las cooperativas ser «islas del socialismo en los mares del capitalismo» debido al reto de aumentar el capital requerido. Una forma más importante de colectivismo no sindical ha sido la acción semi-espontánea en el lugar de trabajo. Aunque estos casos no son generalizados, indican que algunos trabajadores del sexo buscan responder a las quejas antes de que fallezcan sin recurrir a la sindicalización. La fuerza de este punto se amplifica mediante estrategias individualizadas y tácticas de resistencia en el lugar de trabajo.
Formación de alianza
Los socios de negociación potenciales para los sindicatos son las asociaciones de comercio e interés dentro de los diferentes sectores de la industria del sexo. Dejando a un lado que la extensión de su membresía entre propietarios y operadores está lejos de ser completa y no supone que constituya un alto grado de intereses comunes, puede decirse que el capital está organizado. Sin embargo, el capital no ha estado dispuesto a establecer relaciones con los sindicatos que buscan regular conjuntamente la industria del sexo, sino que ha buscado un menor número de instancias de formar alianzas con bailarines con el fin de defender su derecho a hacer negocios y los derechos de los bailarines a bailar y ganarse la vida.
Capitalismo ético
Dentro del trabajo sexual, hay una tensión con el capitalismo ético. Las percepciones de las trabajadoras sexuales son que hay mejores lugares para trabajar que la mayoría de los establecimientos principales. Sin embargo, el mayor de los llamados empleadores éticos demostró no ser tan ético, destacando que el capitalismo no es un sustituto fiable de la sindicalización debido a la búsqueda de beneficios. No obstante, en la prostitución que no es de capital intensivo, el establecimiento de un pequeño burdel no está necesariamente más allá de los recursos de todas las prostitutas que desean ejercer control sobre su trabajo. Del mismo modo, los artistas porno pueden producirse a medida que los costos de la tecnología han caído.
Fricciones de género
Existen tensiones entre las trabajadoras sexuales femeninas, masculinas y transexuales. El trabajo sexual es una de las pocas ocupaciones en las que el pago del trabajo de las mujeres es más alto que el de los hombres. Esto no implica matriarcado, pero su carácter fluye a través de la sindicalización del trabajador sexual. El cargo de los hombres y las transgénero ve que las formas de opresión que experimentan como trabajadoras sexuales no son suficientemente reconocidos, lo que lleva a disputas internas que ven a los activistas agraviados gastar mucho tiempo y esfuerzo luchando por su posición o se desgastan, desilusionados y desmoralizados por la medida que tales debates y argumentos perjudicando el trabajo principal que un sindicato de trabajadores debe realizar. Sin embargo, los trabajadores masculinos y transgénero muestran menor propensión a convertirse en miembros del sindicato, ya que son más difíciles de organizar debido a que están bastante atomizados.
Internet
No sólo es en un medio clave para que las trabajadoras sexuales se involucren con otras sino que también es un foro en el que pueden ejercer más control creando espacios seguros que pueden ayudar al intercambio de conocimientos y redes. Una consecuencia de este fenómeno es que esta organización sindical ‘virtual’ a menudo ha eclipsado una variante de la actividad física o real. La actividad «virtual» es la comunicación entre profesionales del sexo y puede incluir algunas formas relativamente más pasivas de movilización como las peticiones electrónicas y las campañas de correo electrónico, mientras que la actividad «real» abarca formas más activas de movilización como reuniones y actividades. La prima potencialmente asociada a la actividad «real» se refiere a mayores sentimientos de colectivismo, a conexiones más fuertes entre individuos debido al contacto directo y a una mayor capacidad de ejercer presión a través de la presencia física.
Conclusiones
La creciente dominación global del neoliberalismo ha sido ilustrada en la industria del sexo por la habilidad de imponer a los trabajadores la práctica del trabajo por cuenta propia, mientras mantiene el control de facto sobre los trabajadores como empleados. También revertió las ganancias del sindicalismo en el logro del empleo regularizado. En la encuesta de los proyectos de sindicalización, ha habido diferentes enfoques de formación. Mientras lo más obvio es unirse a un sindicato existente o crear uno nuevo, lo más común ha sido un híbrido en el que las organizaciones no sindicales de interés colectivo han buscado el patrocinio y el apoyo de los sindicatos existentes. Sin embargo, los resultados de la sindicalización no demuestran que uno ha sido superior a otro, sino que refleja la existencia de fuerzas negativas más fuertes y pueden considerarse de varias maneras. En primer lugar, se desintegran y se colapsan o se mantienen frágiles y no progresan, lo que sugiere que la sindicalización es inapropiada per se o que a) la forma era inapropiada o b) la hora y el lugar eran inapropiados. En segundo lugar, a pesar de estos fracasos, el impulso subyacente a la justicia social en el trabajo sexual obliga a los trabajadores del sexo a intentar una y otra vez sindicalizarse, de modo que la cuestión es cuál es la forma más adecuada de sindicalismo para las circunstancias particulares de la industria sexual. Tercero, los proyectos de sindicalización se han visto obligados a actuar de manera similar a los grupos de presión política y derechos. Por lo tanto, se han concentrado en ejercer presión política sobre políticas públicas, proyectos de reforma legal y ayudar a prestar asistencia individualizada a las trabajadoras sexuales dentro y fuera de sus lugares de trabajo en cuestiones de salud, delitos y asuntos comerciales. La negociación colectiva y la representación en términos de la negociación salarial han tomado un asiento trasero.
¿Cuándo un sindicato no es un sindicato?
Los criterios de lo que un sindicato comprende se establecen por la condición sine qua non de la búsqueda colectiva de la negociación de los salarios y el establecimiento de una regulación del empleo en condiciones favorables al trabajo. Se reconoce que los proyectos de sindicalización de trabajadores sexuales se enfrentan a otros proyectos de sindicalización que no consideran ilegítimos y que partes del trabajo sexual son ilegales o reguladas de manera nociva. En consecuencia, los sindicatos de buena fe deben desempeñar un papel político y utilizar el proceso de intercambio político para reformar las actitudes públicas, las políticas públicas y los regímenes normativos con miras a mejorar las condiciones de los trabajadores del sexo y aumentar la base del sindicalismo. Sin embargo, cualquier intervención política tiene que estar anclada en la regulación colectiva de la negociación del trabajo salarial, de lo contrario reconfigura la naturaleza de la organización. Es evidente que muchas de las organizaciones que afirman o se reclaman como sindicatos no lo son.
La justificación del uso erróneo del término «sindicato» para las organizaciones que no son sindicatos se deriva de factores de definición. Primero, las organizaciones que hacen campaña por los derechos laborales de los trabajadores sexuales para elevar la conciencia de los trabajadores del sexo como trabajadores, se consideran que toman las características de los sindicatos. Segundo, la mayoría de las organizaciones de trabajadores sexuales trabajan de la misma manera que los sindicatos. En tercer lugar, se llaman «sindicato» porque son un colectivo de trabajadores, y un colectivo de trabajadores es un sindicato, pero los servicios individuales, la regulación colectiva o la negociación sobre los esfuerzos salariales, no estaba presente. También los grupos eligen la denominación de sindicato como un medio de compromiso, para reducir la presión de los partidos políticos de izquierda y así aumentar los espacios disponibles para organizarse. Los medios de comunicación han desempeñado un papel en la combinación de los dos tipos de organización con el fin de presentar una narrativa atractiva. Irónicamente, las organizaciones que hasta ahora se han denominado «sindicatos» para las mujeres prostituidas no han sido realmente sindicatos.
Pesismismo
El consenso general sobre las organizaciones de trabajadores sexuales ha sido generalmente pesimista, calificando sus resultados de «inciertos o decepcionantes», sacándole el estatus sindical y rotulándolos como grupos de presión. Se afirma que la coherencia del movimiento es ilusoria, que carecen de bases de masa, dependiendo de organizadores solitarios y líderes carismáticos, sin establecer alianzas con otros movimientos laborales o sociales. Los éxitos de AMMAR y otras organizaciones, sugieren el inicio de una tercera ola de organización de los trabajadores sexuales, lo que requiere una reevaluación de las conclusiones anteriores. Este análisis ha excluido los ejemplos más exitosos de organización en el Sur Global y se basa en enfoques que tienden a ignorar las estructuras reales y el proceso laboral del trabajo sexual, reflejando a menudo la ambivalencia de incluir a los trabajadores sexuales en las luchas y organizaciones laborales. Estos análisis se han basado a menudo en modelos anticuados y estáticos del sindicalismo industrial, inadecuados no sólo para las trabajadoras sexuales, sino para una gran proporción de trabajadores.
En investigaciones rigurosas y robustas dentro de las ciencias sociales no hay lugar para el pesimismo (u optimismo), porque el análisis debe ser lo suficientemente duro para analizar intenciones, procesos y resultados usando criterios derivados de conceptos y teoría, así como metodologías de sonido. Donde hay lugar para el optimismo o el pesimismo es en el trabajo político y las intervenciones resultantes de la investigación y el análisis, pero incluso aquí no es una cuestión directa debido a una tendencia excesiva hacia el voluntarismo entre los académicos que son políticamente activos o comprometidos. Así, la caracterización de pesimismo se equivoca porque se refiere a una perspectiva implícita que exagera la compra de la agencia obrera en tiempos de dominación neoliberal y la influencia del análisis sobre los sujetos de ese análisis.
Caminos tradicionales y nuevos retos
Escritores han coincidido en que las formas tradicionales de acción laboral no siempre se prestan a todas las condiciones de trabajo y la organización tradicional de este no es necesariamente apropiada para este trabajo marginal, competitivo, transitorio y estratificado. El sindicalismo es a menudo lento en desarrollar respuestas a nuevas formas en que el capital reestructura los contornos de su relación de empleo con el trabajo. Esto se debe a que el sindicalismo es necesariamente reactivo y su conocimiento organizacional es principalmente del pasado, por el cual las preocupaciones e intereses de sus miembros actuales no son necesariamente los de sus futuros miembros. Sin embargo, aunque no sean suficientes en extensión o éxito, los sindicatos hacen respuestas innovadoras a los nuevos desafíos del capital. Lo que a menudo se convierte en trabajo convencional, lo hace por las acciones del sindicalismo. Pero también es cierto que muchas de las llamadas formas «tradicionales» de acción laboral siguen siendo relevantes. La cuestión es cómo, dónde y cuándo aplicarlas para obtener apalancamiento. La conclusión de que las formas tradicionales de acción laboral no son sobresalientes no debe basarse en las dificultades que se enfrentan para crear las condiciones desde las cuales tales movilizaciones son posibles, ya que no es sólo un desafío que enfrentan muchos trabajadores no sexuales, sino también histórico y genérico.
Legitimacion
La sindicalización de los trabajadores sexuales es considerada por algunos problemática, ya que ayuda a legitimar a la industria del sexo y a los capitalistas de la industria sexual. Pero la dificultad aquí es la misma, ya que el sindicalismo se enfrenta a legitimar el capitalismo luchando dentro y en contra de él para mejorar los términos de la negociación del trabajo salarial, denotándolo como una estrategia de reforma socialdemócrata en lugar de buscar la abolición de la negociación salarial según una estrategia socialista revolucionaria. Las reformas y los medios de mejora no deben ser descartados o ignorados porque de la creación de fuerzas capaces de lograr la reforma viene la posibilidad de la transformación revolucionaria a través de un medio de transición. La transformación progresiva a corto plazo de la revolución social es mucho más probable que ocurra cuando se deriva de dentro del sector en cuestión que fuera. De hecho, el caso de AMMAR es uno de campaña por el bienestar de las prostitutas y ser agnóstico acerca de si las prostitutas deben existir donde las mujeres no son impulsadas por la necesidad económica a la prostitución.
Ocupaciones y profesiones
El trabajo sexual no es (todavía) una profesión. Una profesión es una ocupación de gran influencia, legitimidad y respeto. Por lo tanto, es capaz de regular la entrada a sí misma, así como sus propios asuntos a través de la ética institucional y el registro, proporcionando una autonomía considerable en la búsqueda de la solidaridad corporativa y la ocupación de trabajadores cualificados con un cuasimonopolio del conocimiento.
Una ocupación puede ser vista como una profesión mucho menor. Sin embargo, lo que constituye una ocupación en términos de trabajo y empleo es una coincidencia de objetivos, roles e intereses que dan origen a una identidad ocupacional.
El trabajo sexual tiene dentro de él muchas especialidades diferentes y destrezas y subdivisiones de roles, no siendo la diversidad del entorno organizacional y la experiencia de los trabajadores barreras per se. Los resultados más difíciles de estos en la industria del sexo se refieren a) los bailarines hostiles a otros bailarines que venden sexo en los clubes en los que trabajan y b) a menudo bajos niveles de inserción en el trabajo como resultado de una fuerza de trabajo transitoria a tiempo parcial.
Sindicalismo ocupacional
Freelance y trabajadores autónomos en el entretenimiento son a menudo sindicalizados. Esto sugiere que el tema es más sobre qué tipo de sindicalismo es apropiado y efectivo y no sobre si el sindicalismo en sí lo es. A partir de esto, el sindicalismo ocupacional es una forma de sindicalismo potencialmente apropiado para construir poder e influencia para quienes trabajan en las ocupaciones caracterizadas por el peripatetismo, el autoempleo, el trabajo a tiempo parcial y temporal, el trabajo como trabajo adicional a uno principal, solitario o trabajo en grupos reducidos, contratos a corto plazo, participación directa con los clientes y sin lugar de trabajo estable o permanente. El objetivo es organizar a los trabajadores y ejercer la regulación en el lugar de trabajo desde el nivel de trabajo extra. Hay cuatro características de los sindicatos ocupacionales: la identidad ocupacional, el control sobre la oferta de trabajo en la ocupación, los derechos y beneficios en función de la pertenencia ocupacional y el autocontrol sobre los estándares de desempeño ocupacional.
El objetivo del sindicalismo ocupacional sería lograr un acuerdo sectorial para la danza exótica, la prostitución de burdeles y la producción de pornografía, que establece un piso de tarifas mínimas, términos y condiciones. A su vez, reduciría la importancia de los costos laborales como factor de competencia entre unidades de capital, lo que obligaría a centrarse en la calidad del servicio, etc., y reduciría la necesidad de que los sindicatos tuvieran un alto nivel de presencia en cada lugar. Existen problemas potenciales para la sindicalización del trabajador sexual asociada con el profesionalismo como estrategia. Éstos giran en torno a la naturaleza de clase cruzada del grupo social en cuestión cuando se constituyen ocupacionalmente. Estos problemas potenciales para crear una ocupación reconocida y legítima servirían para prever los problemas similares en la búsqueda de la sindicalización. Lo más obvio es que el «derecho a hacer negocios» como empresarios, el derecho de la administración «a manejar» y la búsqueda del individualismo libertario no se acomodan fácilmente a los fundamentos de solidaridad y colectivismo de la sindicalización.
Notas
1Baile del regazo
2Literalmente, dama lujuriosa. Es un club donde una mujer baila en una habitación cerrada con ventanas donde los clientes miran, correspondiendo a pequeñas habitaciones individuales (peep show).
3Es una habitación VIP de un club stripper donde un cliente puede comprar tiempo con una bailarina exótica
4Fobia a las putas
5 Organización sindical de Alemania, afiliada a la Federación Alemana de Sindicatos