El presente resumen hace una caracterización acerca de la trata y prostitución de las mujeres rumanas en España. La autora hace un recorrido a través de los datos actuales obtenidos de informes policiales y de la fiscalía, y el marco legal y político de la trata en España. Para el estudio específico de la trata de las mujeres rumanas, trabaja sobre entrevistas que realizó a profesionales y a víctimas, para poder establecer patrones comunes de captación, explotación y el perfil de las mujeres rumanas que son tratadas en España.
Las autoras plantean que en España la mayoría de las mujeres en situación de explotación sexual son de origen rumano, las cuales tienen un perfil de captación y explotación específico. Con respecto a las legislaciones y políticas de Estado para combatir la trata de personas, mencionan que si bien hubo avances en la lucha contra el delito y el apoyo a las víctimas, las organizaciones denuncian que la trata aún no es una cuestión prioritaria en la agenda política del gobierno español, sobre todo en lo que se refiere a la protección de las víctimas.
Los datos obtenidos entre 2010 y 2012 muestran que en España hubo 1.964 víctimas de trata con fines de explotación sexual. Para 2014 esta cifra se redujo a 1.428, el 93.83% de las víctimas no tiene nacionalidad española, y en cuanto a las víctimas de origen rumano, se detectaron 493 mujeres en situación de explotación sexual, es decir, el 34%. Ahora bien, los datos obtenidos arrojan que la media de edad es de 28 años, aunque el grupo más numeroso, es el de menores de 25 años, unas 108 víctimas.
En cuanto a la legislación referida a la trata, en el contexto español, en las últimas décadas ha habido progresos importantes en cuanto a políticas contra la trata, así como en materia de protección de las víctimas. Sin embargo, según las entidades expertas en este ámbito, la trata todavía no es una prioridad en la agenda política del gobierno español, sobre todo en relación a la protección de las víctimas.
El marco internacional y europeo ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de las políticas de lucha contra la trata en España. Los dos principales documentos internacionales en materia de trata de seres humanos, el Protocolo de Palermo y el Convenio del Consejo de Europa, fueron ratificados por el Estado español. Con el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente de Mujeres y Niños, ratificado por España en diciembre de 2003, se obligó a la inclusión del delito de trata en la legislación española. El Convenio del Consejo de Europa sobre la Lucha contra la Trata de Seres Humanos se ratificó en 2009 y con ello se adquirió el compromiso de establecer un sistema completo y estructurado de lucha contra la trata, y profundizar en la prevención, la investigación y la cooperación internacional, así como la protección y la asistencia a las víctimas.
En cuanto a la legislación española, las primeras modificaciones se realizaron en 2009, con la adopción de una serie de normas que promueven preceptos legales de lucha contra la trata y abordan las necesidades de las víctimas. Se trata principalmente de la ley de extranjería y del Código Penal.
En el plano político, la primera iniciativa tomada fue la adopción en 2008 del Plan Integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual (2009-2012). El plan finalmente se renovó en 2015, tras más de dos años de impasse.
Las medidas del plan 2015-2018 se articulan en torno a cinco prioridades: refuerzo de la prevención y de la detección de la trata, identificación, protección y asistencia a las víctimas, análisis y mejora del conocimiento para una respuesta eficaz frente a la trata con fines de explotación sexual, persecución más activa a los tratantes y mejora de la coordinación y cooperación entre instituciones y participación de la sociedad civil.
En 2011 se aprobó el Protocolo Marco de la protección de las víctimas de trata de seres humanos, que tiene por objeto establecer pautas de actuación para la detección, identificación, asistencia y protección de las víctimas de trata de seres humanos. El Protocolo contempla la actuación de instituciones y entidades privadas muy diversas. En la detección de las víctimas pueden participar diversos actores: las fuerzas y cuerpos de seguridad, la inspección de trabajo y seguridad social, y otros servicios y entidades. En cambio, la identificación de las víctimas es competencia exclusiva de las fuerzas y cuerpos de seguridad, como la policía nacional y policía autonómica. La Fiscalía será siempre notificada de los casos detectados e identificados, y es la responsable de las tareas de coordinación. Respecto al tratamiento de las víctimas, el Protocolo establece diversas pautas sobre los procedimientos a seguir con la identificación de una posible víctima, al igual que establece la participación de diversos actores en la detección de víctimas de trata de personas, aunque el proceso de identificación compete exclusivamente a las unidades policiales.
Las autoras para lograr establecer un perfil común de las víctimas de nacionalidad rumana, trabaja con entrevistas que realizó a profesionales de apoyo y víctimas de trata, como así también con los informes policiales y de la fiscalía.
En lo expuesto por las profesionales entrevistadas, la autora percibe que con los años ha aumentado la capacidad de las profesionales para detectar situaciones de trata, por lo que es difícil valorar si cuando las profesionales apuntan a un posible aumento del número de víctimas atendidas en los servicios existe realmente un aumento de las víctimas o si cabe atribuir los datos a la mejor capacidad de detección de las profesionales. Esta mejora se habría desarrollado en paralelo al desarrollo de instrumentos legales, la mayor sensibilidad de la opinión pública y la creación de formación específica y entidades expertas. Las profesionales también tienen percepciones diversas sobre el efecto de la adhesión de Rumanía a la Unión Europa sobre el fenómeno de trata. Para algunas, habría promovido la trata, pero para otras, el efecto habría sido inverso. En la medida en que es más fácil el tránsito, ha aumentado mucho el volumen de mujeres rumanas. Otras, sostienen que de repente desaparecieron con el cambio de ley, cuando entró Rumania a la Comunidad Económica Europea.
Asimismo, para lograr establecer si hubo o no una disminución de la trata, hay que tener en cuenta a partir de las entrevistas realizadas que algunas profesionales no hacen una distinción clara entre prostitución y trata, y por ello es difícil precisar cuáles son las dinámicas específicas de la trata en aspectos concretos, como las zonas urbanas y rurales en que ejercen la prostitución las víctimas de trata. En cualquier caso, en las entrevistas se observa que el ejercicio de la prostitución en las diversas ciudades y regiones está relacionado con la estructura económica de cada territorio. En las zonas rurales, la prostitución de calle es menos común y los servicios sexuales suelen ofrecerse en los clubes de prostitución y en las carreteras, en cambio, en las ciudades, la prostitución se puede ejercer en la calle, clubes y pisos, pero las dinámicas concretas son locales. Además el hecho de que con el tiempo, el control policial se haya incrementado, trae como consecuencia que las mujeres que ejercen la prostitución son obligadas a desplazarse.
Ahora bien, habíamos dicho que para 2014 se contabilizaron un total de 1.428 víctimas de explotación sexual, de las cuales 493, es decir, el 34%, son de origen rumano. Los datos obtenidos arrojan que la media de edad es de 28 años, aunque el grupo más numeroso, es el de menores de 25 años, unas 108 víctimas.
Las profesionales describieron los aspectos que distinguen la trata de mujeres rumanas de la de mujeres de otros países de origen. La principal diferencia es la existencia de unos patrones de captación específicos, tales como: falsas promesas de empleo, venta por parte de familiares y pareja, seducción y captación a través de Internet, amenazas y secuestro. Una vez en España, se las obliga a practicar la prostitución con violencia y amenazas. Entre las circunstancias de explotación, se menciona la retención de documentos, la privación de alimentos durante un tiempo, la reclusión o privación de la libertad de movimiento, la vigilancia constante, la violación, el consumo obligatorio de drogas e incluso el marcaje mediante tatuajes
Como ya se ha mencionado, los aspectos que más destacan las profesionales en relación con las especificidades de las víctimas rumanas son principalmente los patrones de captación, que no suelen girar en torno a grandes redes de crimen organizado, sino que se articulan en clanes familiares de origen rumano o a partir de personas conocidas con quienes se establece una relación de cierta confianza o bien parejas afectivas. Aun así, según las fuentes policiales, con el tiempo se ha observado un aumento en el desarrollo y la organización de redes de crimen organizado de Rumania.
Hay aspectos psicológicos que tienen un papel fundamental en la captación de las víctimas, como la confianza establecida con miembros de la familia y las relaciones afectivas basadas en el amor romántico. Se les promete trabajo y una vida mejor. En el caso de las supuestas parejas sentimentales, la captación incluye la promesa de un proyecto de vida en común. En cuanto al engaño en las promesa de un trabajo, las profesionales entrevistadas describen que muchas veces las mujeres no tienen conocimiento que ejercerán la prostitución, y cuando tienen conocimiento de que van a prostituirse, no se les informa sobre las condiciones de trabajo reales.
Las entrevistas también describieron rasgos comunes en los perfiles de las víctimas: se trata de elementos que pueden incrementar la vulnerabilidad a la trata, como la pobreza, el bajo nivel de estudios, la edad, dado que la mayoría de las víctimas son menores de edad o muy jóvenes, y la violencia machista e intrafamiliar. En relación con un bajo nivel educativo, también se mencionaron casos de mujeres no tan jóvenes con empleos precarios y de baja cualificación. Algunas tienen hijos o hijas cuando son aún muy jóvenes. También en relación con cuestiones económicas, cabe señalar que algunas entrevistadas afirman que la vulnerabilidad de las mujeres respecto a la trata no se puede atribuir exactamente a situaciones de pobreza extrema, sino a una voluntad de mejorar su nivel de vida.