El Superavit barranca abajo. Análisis de la situación fiscal nacional y provincial
Georgina Pessagno
Observatorio Marxista Estadística-CEICS
En los últimos 25 años, sólo se logró superávit fiscal luego de la devalua- ción de 2002. Y desde entonces, el superávit funciona como una herra- mienta económica fundamental a la hora de contener la inflación, contro- lar las tarifas, alimentar los subsidios y acumular garantías suficientes para aspirar a financiación externa. Dado que las reservas se encuentran colo- cadas un 90% en deuda1 el superávit se convirtió en el único recurso que le permite al gobierno maniobrar ante una necesidad de recursos líquidos. Si bien los ingresos han aumentado notablemente en los últimos meses, como consecuencia de las retencio- nes aplicadas a precios internacio- nales de los commodities en alza y al aumento de la actividad econó- mica, la dinámica de los egresos se ha movido con mayor rapidez. El gobierno ha debido recurrir a dife- rentes herramientas para aumentar la recaudación, como los traspasos de jubilaciones en el 2007, el intento de aumentar la alícuota de las reten- ciones al agro y las transferencias extraordinarias del BCRA. Todo para cubrir las consecuencias de la inflación, los subsidios en aumento y sostener la compleja situación fiscal de las provincias. Si bien el cierre del 2007 dejó como resultado superávit nacional, las provincias siguen en déficit, constituyendo una mochila cada vez más pesada que se está co- miendo el superávit.
Superávit ficticio
Por un lado, es necesario remarcar que la magnitud del superávit real es menor a la que aparenta. Si bien las cifras oficiales hablan de un exce- dente, a junio de 2008, de 8.074 mi- llones de pesos, deflactado, es decir tomando en consideración la varia- ción de la inflación, el valor real fue bastante menor. En el gráfico 1, se ha realizado esta medición, toman- do para los años 2007 y 2008 (lue- go de la intervención del INDEC) indicadores alternativos. Así, la caída del 21% registrada durante el 2007 en términos nominales se agudiza cuando tomamos en cuenta la infla- ción. En términos reales dicha caída asciende al 35%.
La evolución fiscal ha dejado de ser satisfactoria, por más que desde el gobierno quieran mostrar lo contra- rio. Mientras los ingresos tributa- rios crecieron casi un 33% respecto al año anterior, los gastos aumenta- ron un 44%. La recaudación subió como consecuencia de la inflación y el aumento de los precios de expor- tación captados por las retenciones. El gasto creció, en especial, por dos rubros: las jubilaciones, por efecto de la moratoria que incorporó a al- rededor de 1,2 millones de nuevos beneficiarios sin aportes previos, y los subsidios a la energía, el trans- porte y los alimentos. En todos los casos, no se trata de un gasto expan- sivo, sino destinado a compensar el efecto de la inflación creciente.
Ya en el 2007 la situación era pre- ocupante. Si no se hubieran captado los recursos de las cuentas parti- culares de capitalización del siste- ma privado de jubilaciones, dicho
ejercicio habría mostrado un déficit financiero de 1.900 millones de pe- sos. Queda en evidencia, así, que la contrarreforma previsional de marzo de 2007 sirvió como salvataje fiscal y evitó que el Tesoro Nacional ex- pusiera un resultado deficitario por primera vez desde 2002.
Estos resultados nos explican los esfuerzos del Gobierno por incre- mentar las retenciones a las exporta- ciones agrícolas que se supuso como una opción, tal vez la única factible, para evitar el resultado negativo en el cierre del 2008. Pero la derogación de la 125,concluyó con la posibilidad de obtener u$s 1.200 millones extra en los ingresos del Tesoro Nacional. Encima, si se confirma la tendencia a la baja de los precios agrarios, la si- tuación será aun peor.
Otro dato importante a tener en cuenta es que el BCRA ha tenido un papel importante en el superávit que viene mostrando el Gobierno Nacional en los primeros meses del año. Este ahorro se logró gracias a las transferencias de carácter extraordi- nario del Banco Central, que en términos acumulados, ascendieron a $3.300 millones durante el primer semestre de 2008.
Con estos datos, la perspectiva lejos está de ser auspiciosa como afirma el gobierno. A todo esto, todavía hay que sumarle los vencimientos de deuda aun pendientes de pago. El mayor peso de los vencimientos de deuda de los próximos tres años se encuentra en el Boden 2012 (bono creado para compensar a los bancos y ahorristas por la pesificación del 2002) y los préstamos garantizados. El 4 deagostoúltimosecancelópoco más del 50% del Boden 2012,por un total de 2.345 millones de dólares,
restando 1.500 millones de dólares para diciembre de este año. Por otro lado, todavía falta llegar a un acuerdo con el Club de París, para pagar una deuda de unos US$ 6.500 millones pendiente desde 2001. Se prevé, en principio, cubrir los pagos del año con nuevas colocaciones de deuda en el sector público, sobre todo a la AFIP y a la Anses, y con algún bono más a Venezuela. Sin embargo, las necesidades financieras de la Nación crecerán el año próximo, ya que hay vencimientos por unos US$ 19.000 millones y se estima que el gobierno debería obtener unos US$ 10.000 millones adicionales a los recursos generados por el superávit fiscal.
Provincias con respirador artificial
El panorama empeora cuando se in- cluye, además del análisis de las arcas nacionales, un balance de las cuentas provinciales. La recaudación a nivel local no llega a cubrir los gastos. Sólo una parte minoritaria de los mismos puede ser solventada con recauda- ción propia (ver gráfico 2).Ni siquie- ra puede ser cubierta con los ingre- sos obtenidos por la coparticipación. Aún con éstos, en el 2007, el balance consolidado de las provincias mostró un saldo negativo de $530 millo- nes, cortando una racha de cuatro ejercicios con números en verde. El panorama para el 2008 es aun más complicado. La principal fuente de recursos tributarios propios de las provincias es el Impuesto a los In- gresos Brutos. En el primer semestre de 2008, este tributo representó para las arcas provinciales casi el 69% de los recursos propios. Buenos Aires, Córdoba y Misiones ya aumentaron las alícuotas de este impuesto con la
esperanza de poder cubrir así los nú- meros rojos y la próxima en hacerlo va a ser Santa Fe.
Dentro del panorama general, los distritos más comprometidos son Buenos Aires, la Capital Federal, Santiago del Estero, Jujuy y Tierra del Fuego,donde se registran impor- tantes déficits primarios. La provin- cia gobernadapor Daniel Scioli cerró 2007 con un rojo de 1.200 millones de pesos. Para aliviar los problemas de caja, Buenos Aires incrementó la alícuota del impuesto a los Ingresos Brutos en un 50%, con la idea de re- caudar 900 millones extra. El presu- puesto 2008 reconoció un déficit de
3.400 millones de pesos, sin incluir aumentos salariales para los 450.000 empleados que tiene la provincia,por lo que luego del incremento cedido en marzo habría que sumarle otros
3.000 millones de pesos más. A esto, debemos agregar vencimientos de deuda pública por 2.900 millones de pesos. Para Capital Federal el pro- yecto de presupuesto 2008 estima ingresos de 11.770 millones y gas- tos de 13.083 millones. Se tomarán préstamos por 1.600 millones para atender gastos de infraestructura y también hay que sumar unos $ 300 millones en concepto de deuda. Otras provincias que ya se encuen- tran complicadas son Córdoba y Mendoza. Estos dos casos son los más alarmantes, ya que podrían caer este año en déficit primario luego de varios períodos de superávit. Las consecuencias de esta situación ya pudieron verse en la crisis desata- da en Córdoba a partir del recor- te de entre el 20% y el 27% en las jubilaciones y pensiones, con el que se preveía ahorrar 75 millones de pesos. Por último, hay provincias
donde aún sobreviven los superávits fiscales, aunque la mayoría sentirá en sus cuentas la caída en los ingresos. Tal sería el caso de Santa Fe, que le reclamó a la Nación una deuda de
1.000 millones de pesos. Ante las dificultades que tienen las provincias para sostener sus finanzas publicas, el Estado Nacional actúa como un respirador artificial,a través de trans- ferencias discrecionales fuera de la Coparticipación.
Lo que viene
Una burguesía que no puede sos- tener su Estado deberá enfrentar serios problemas para mantener su hegemonía. No es casualidad que todas las crisis estallen a partir de crisis fiscales. En la actualidad, bajo la apariencia de una situación fiscal sólida y de fortaleza financiera, se esconde la vulnerabilidad del con- junto del aparato estatal. Mientras la Nación aparenta encontrarse bajo control, las cuentas públicas de las provincias comenzaron a mostrar signos de deterioro y dejan expuesta la dificultad de sostener la situación. El aumento del gasto público y de la deuda, sumado a un volumen de ingresos que no acompaña ese ritmo, reflejan un panorama fiscal comple- jo.A pesar de los intentos del gobier- no por sostener un superávit ficticio, absorbiendo recursos por donde sea posible, el problema no está resuel- to. El superávit se esta acabando y, en definitiva, con él, el margen de maniobra que tuvo hasta ahora el gobierno K.
Notas
1 Zabalegui, María:“¿Donde están las re- servas?”, en El Aromo, nº 42, 2008