Por Mariano Schlez miembro del Grupo de Investigación de la Historia de la Economía Argentina de Razón y Revolución.
¿Quién dijo que no hay salida a la crisis argentina?. Seguramente alguien que no conoce el «caso Arcor». Ese es el camino. El de la inversión, del riesgo, de la industria, en síntesis, el camino del buen capital. Un capital más humano, que permita una redistribución de las riquezas y una democratización de las relaciones de poder. Un capital con «fuertes raíces» nacionales, que aproveche las posibilidades abiertas por la globalización y haga crecer al país y a la región. Porque crecer es posible si no nos pasamos al campo del mal capital, especulador, extranjero, rentista. La salida es una cultura industrialista centrada en el trabajo, el ahorro, la inversión y la educación. La solución a la crisis, es entonces, comportarse correctamente y ser un buen burgués. Así razonan los dueños de Arcor y sus intelectuales. Este es el argumento principal de Bernardo Kosacoff en su libro Globalizar desde Latinoamérica, El caso Arcor. Allí, de acuerdo con otros apologistas burgueses como Juan José Llach (ex ministro de De la Rúa) o Eduardo Basualdo (economista de la CTA), se nos dice que el hambre, la desocupación, las guerras, la barbarie actual, son resultado de malas decisiones de un puñado de individuos en el mundo: los malos burgueses. Pero nosotros preguntamos: ¿es todo una cuestión de «buen gerenciamiento»? ¿Con que todos los burgueses argentinos se comporten como los «señores de las golosinas» basta?¿Se puede trasladar la experiencia sin más a otros sectores de la economía? ¿Sobre todo una situación determinada por las ventajas objetivas del agro pampeano?¿Arcor es regla o excepción?. Esta crisis no es causada por el mal comportamiento de algunos burgueses, sino por las contradicciones internas de todo un sistema de organización social: el capitalismo. Quien niega esto no comprende la lógica real del sistema.
La burguesía y sus intelectuales no sólo no pueden comprender la crisis, no sólo no saben cómo salir de ella, sino que ellos mismos la han creado. Que expliquen si no, las palabras del presidente de la Fundación Arcor: «Don Piero y mi padre no pudieron asistir en persona a un gran hito en nuestra historia. Cuando gran parte de los más destacados investigadores del IERAL y varios miembros de la Fundación (Mediterránea), liderados por el Dr. Domingo Felipe Cavallo, aceptaron el reto de concretar una profunda transformación estructural de nuestro país; la culminación de las ideas por las que tanto trabajaron y a las que tanto tiempo y esfuerzo dedicaron.»
Que intelectuales de derecha, como Llach, defiendan Arcor, se entiende. Que personajes que se suponía de centroizquierda, como Kosacoff, Basualdo (y a través suyo, el CTA) lo hagan ya resulta un tanto gracioso. Tanto criticar a Cavallo para terminar haciendo la apología de su principal apoyo en el mundo económico: Luis Pagani y … Arcor. El Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana fue creado por la Fundación Mediterránea en 1977. Fundado y dirigido por el ministro de la dictadura militar, el gobierno menemista y el aliancista Domingo Cavallo. La F. M. fue dirigida por Pagani padre, director de Arcor en ese entonces. FM y IERAL trabajaron estrechamente en la aplicación de las medidas económicas aplicadas en los últimos 30 años. Desde Videla hasta De la Rúa, pasando por Menem, el ministerio de economí
a estuvo en manos de todos estos empresarios emprendedores, buenos burgueses, inversores, innovadores y honestos ¿Por qué entonces esta crisis? Porque es su crisis, la crisis del capitalismo. Resolverla es, para ellos, imposible. Para nosotros es sencillo: hace falta otro Argentinazo. Algo a lo que el centroizquierdismo teme tanto como a la peste…