O de cómo Rolando Astarita acaba de descubrir la crisis y la renta de la tierra
Por Juan Kornblihtt (Observatorio Marxista de Estadística – CEICS)
Una vez más, Rolando Astarita ha salido a dar clase. Esta vez, inspirado por el conflicto del campo, publicó una serie de artículos en los que resume los capítulos sobre la renta agraria de El Capital e intenta aplicarlos al análisis de la crisis de los últimos meses. Además, se anima a realizar una medición propia de la renta de la tierra en Argentina. En principio, esta tarea no tiene nada de malo. Sin embargo, un análisis detallado de los trabajos escritos por el “Profesor” nos muestra que, amparado en citas de Marx, una vez más intenta hacernos pasar gato por liebre.
Ya en octubre de 2007, escribió un artículo “explicando” la crisis financiera y criticando a los economistas neoclásicos por no haberla anticipado. Como los lectores de El Aromo saben, en diciembre de 2005, en un fuerte debate con Eduardo Sartelli y Juan Iñigo Carrera él mismo había negado que la economía mundial fuese rumbo a una crisis. Obviando esa posición, dos años después se acomodó y le explicó a todos lo que él no pudo anticipar. En 2005, a poco del estallido de una de las mayores crisis financieras de la historia, negó su existencia y en una carta pública dirigida a Razón y Revolución, decía:
“Por otra parte planteé que entre 2000 y 2004 la economía mundial creció a una tasa del 3,5% anual. Y que el mercado mundial creció a una tasa anual superior al crecimiento de los PBI a partir de 1985. En mi libro (y en otros escritos) expliqué que cuando se trata de “rebotes”, puede efectivamente decirse que la crisis no se ha superado, pero cuando estamos ante tasas positivas y persistentes a lo largo de años del ingreso, la inversión, la productividad y el mercado mundial, ya no podemos hablar de crisis crónica. Complementé todo esto presentando el marco general de una expansión del capitalismo hacia China y los territorios de la ex URSS y Europa del Este.”1
Un par de años después cuando todo el mundo reconoce la crisis, asegura todo lo contrario y en su documento de trabajo en el que “explica” la crisis financiera, encuentra su origen en algo que en el 2005 no existía: “El telón de fondo sobre el que se desarrolla es una situación de sobreacumulación del capital, que no ha sido eliminada por la recesión de 2001”.2
Equivocarse no es un pecado. No haber podido anticipar una de las mayores crisis de la historia aunque fue predicha por economistas de todos los colores, puede dar un poco de vergüenza, pero hacerse el tonto y no asumir el error, se acerca a la estafa.
En relación a la crisis del campo, su posición ha sido aún más vergonzosa. En febrero de 2006, sacó un artículo discutiendo a quienes sostienen que la renta agraria es el corazón de la acumulación de capital en la Argentina. Allí, dijo que ésta casi no tenía importancia y que el Estado no dependía de la renta agraria para funcionar. Ante la evidencia de los hechos, cambió su posición y en tres nuevos documentos nos explica por qué lo que está en disputa es la renta agraria. Por supuesto, en ningún lado reconoce sus errores, queriendo una vez más presentarse como el mejor capacitado para darnos lecciones.
Comparemos in extenso las citas de sus textos antes y ahora para ver qué se esconde detrás de la inmaculada imagen que nos quiere vender.
Escribir con el codo y borrar con la mano
El eje de la discusión en torno al conflicto agrario es qué es lo que está en disputa detrás de las retenciones. Si se trata de la ganancia de los capitales más concentrados, el gobierno estaría actuando en un sentido progresivo. Es decir, estaría cuestionando las bases mismas de la reproducción del sistema (o sería completamente idiota…). Por el contrario, si de lo que se trata es de la apropiación de renta diferencial de la tierra, el Estado sólo estaría reclamando su lugar como terrateniente, apropiando una masa de plusvalía que no traba la acumulación de ningún capital. Es decir que la precisión en el análisis dista de ser un problema “teórico” y pasa a ser un problema “práctico” que define alineamientos políticos.
Sin embargo, encontramos dos Astaritas que parecen no conocerse el uno al otro y asumen posturas contrarias. Para uno (2008) las retenciones se aplican sobre la renta, para el otro (2007) sobre las ganancias de los capitales. Veamos primero al Astarita actual: “Pero, naturalmente, el precio en el mercado mundial no se modifica por esto [las retenciones]; simplemente se trata de un procedimiento por el cual el Estado se puede apropiar de una parte de la renta, dada la diferencia entre el precio interno y el precio mundial.”3
Astarita 2008, correctamente, señala que las retenciones son “simplemente” un procedimiento por el cual el Estado se apropia de renta de la tierra. Además, en otro párrafo, nos aclara la importancia de discernir con claridad qué son las retenciones, criticando la laxitud en el uso de conceptos:
“Buena parte de los debates actuales sobre el agro y los impuestos están ‘en el aire’, no sólo porque se generaliza de manera abusiva, sino también porque no existe precisión conceptual en el uso de las categorías. Se habla de ‘ganancias extraordinarias’ a bulto; se confunden las ganancias extraordinarias del capital con la renta; y el ingreso que corresponde al capital dinerario, con el ingreso del capitalista en funciones, esto es, con la ganancia empresaria.”4
¿A quién está dirigida esta crítica? No cita nadie, pero se aplica a la perfección a un tal… Astarita. Veamos qué dijo éste otro “profesor” hace menos de un año:
“Pero la parte de esa plusvalía extraordinaria que no pasa a manos del propietario, y que se origina en la inversión del capital, no es renta de la tierra, sino ganancia extraordinaria. Esta última puede quedar en manos del Estado, a través de los impuestos; o en manos del capitalista agrícola o ganadero. Y también puede ser motivo de disputas, como se puede ver en el conflicto que existe con Monsanto por las regalías sobre las semillas genéticamente transformadas. No comprendo cómo se puede hablar de ‘renta diferencial’ sin hacer este distingo, y sostener además que todos los ingresos fiscales por las retenciones agrícolas y demás impuestos de la tierra (alrededor de 2.200 millones de dólares anuales en 2005) constituyen ‘renta’”.5
Pese a la contradicción evidente entre lo escrito en 2008 y 2007, Rolando Astarita no considera necesario aclarar su confusión. El problema parece ser que en realidad el tampoco tiene claro qué es lo que está en juego en las crisis del campo. Mirando el texto del 2008 vemos que, aunque como leímos, las retenciones implican para él una forma de apropiación de renta por parte del Estado, cuando realiza la medición de la renta total en la Argentina se “olvida” de contar la retenciones…
Hazte fama…
A estas alturas, la incomprensible fama de Astarita como uno de los marxistas más serios de la Argentina no tiene ningún asidero. Si como muestra basta un botón, su incapacidad para ver la crisis mundial de la que se supone es “especialista” y su negación de la centralidad de la renta agraria en la Argentina son ya un arsenal de botones de su incapacidad para anticipar tendencias y de su utilidad como guía de una acción política conciente. Sus descripciones del presente, basadas en la negación silenciosa de sus análisis (equivocados) previos, confirman la presunción de que hay una acción conciente por ocultar con la mano los errores escritos, parece, con el codo. Y de esa forma salvar una, otra vez, incomprensible fama que hace rato se echó a dormir.
Notas
1 Astarita, Rolando, “Carta a Razón y Revolución, 18 de abril de 2006” en http://www.razonyrevolucion.org/ HTML/dbt/cartaaryr.html
2 Astarita, Rolando: “Crisis financiera”, mimeo, octubre de 2007. Versión on-line en: www.rolandoastarita.com. El subrayado es nuestro.
3 Astarita, Rolando: “Renta de la tierra y capital. Cuestiones de teoría”, mimeo julio 2008. Versión on-line: www.rolandoastarita.com.
4 Ibid.
5 Astarita, Rolando: “La renta de la tierra y una tesis cuestionable” mimeo febrero de 2006. Versión on-line en www.rolandoastarita.com.