Empezó marzo y la política burguesa termina sus vacaciones. Muy tibiamente se empieza a perfilar el año electoral. Los partidos políticos de la burguesía aún no se animan a lanzar sus candidatos y meterse de lleno en la campaña. Razón no les falta, en las calles se respira un descontento notable. Las triple jornada de 6, 7 y 8 de marzo, las movilizaciones docentes, el repudio a la burocracia sindical en el acto de la CGT y un paro nacional en puerta son un claro botón de muestra. El gobierno tiene que calmar las aguas, para evitar que ese descontento se canalice en las urnas o gane por completo las calles.
Con este panorama, Macri intenta graduar aún más el ajuste, atenuando el aumento de tarifas, el recorte de subsidios y el achique del gasto público. No lo frena, porque su objetivo sigue siendo el mismo que comentamos en el número anterior (“La estrategia de Mauricio”): resolver la crisis económica aumentando la productividad y reduciendo los “costos laborales”, o sea, siempre a costa de una mayor explotación nuestra. La oposición, sea Massa, el kirchnerismo o el PJ, puede llenarse la boca criticando tal o cual medida, pero lo cierto es que ellos no pueden ofrecer nada distinto y si hubiesen tenido más suerte hace dos años, hoy estarían haciendo lo mismo.
Mauricio es consciente de esto, por eso juega a pelearse con el kirchnerismo. Tilda a cualquier movilización o huelga de kirchnerista, cuando en realidad los defensores de Cristina apenas logran juntar un puñado de militantes en la calle y solo para que la jefa no termine presa. Ellos también aprovechan, porque esas acusaciones les dan un barniz combativo mientras critican desde la tribuna. Pero tampoco tienen mucho que criticar porque el macrismo continuó con la obra de gobierno anterior: paritarias por debajo de la inflación, desocupación, empleo precario y en negro, degradación educativa, planes sociales para controlar la calle, etc., etc., etc. Para Macri es más fácil y seguro discutir con quien piensa lo mismo…
La verdadera oposición solo podemos ofrecerla nosotros, los trabajadores. Somos la única alternativa, los que somos capaces de construir una sociedad realmente distinta. Los gobiernos de la burguesía ya mostraron su fracaso, son incapaces de garantizar siquiera condiciones de vida mínimas para el conjunto de la población, ni hablar ya de una vida que exceda el pan, el trabajo y el techo. Cada vez somos más los que sobramos para ellos y que no tenemos posibilidad de acceder a esas cosas tan básicas. Es momento de poner un pie en la historia, de hacernos presentes en las urnas sí, pero sobre todo, en las calles. Para gritar abiertamente lo que queremos: el Estado en nuestras manos y una sociedad socialista.
Acuerdo con la lectura..ahora bien ya se ensayó y fracasó la espectativa de la población (vulnerable..suceptible a los medios..ciclotímica quizàs?) pero con cierto bagaje de memoria y presta al reclamo como lo muestran las marchas docentes y de los trabajadores..decía…ahora bien tenemos una alternativa real en la izquierda??..harto de ver en la prensa y en la pràctica de los partidos del fit la especulación la rapiña y el sectarismo talibàn..me pregunto si hay una alternativa real..porque no nos autoengañemos..la derecha necesita a nuestra izquierda que siempre fue combativa màs aún en este contexto pero la gente hace comparaciones pragmàticas y los k se encargan de exacerbarlas..cuestiones como; «antes tenía x..ahora nada»…una opción novedosa aún no aparece en el horizonte..eso sí..en el mientras tanto el fit puja por màs diputados y senadores que reporten renta mientras se destrozan y excluyen en los àmbitos de las internas.