Desde que asumió el nuevo gobierno de Chaco, durante los primeros cien días, se anunciaron una serie de medidas urgentes. Tal como ocurrió en el plano nacional, la “Modernización del Estado” también llegó a territorio chaqueño. De esa partida fue la creación de la Dirección de Salud Ocupacional (Reconocimiento Médico) para todos los trabajadores públicos, incluidos nosotros los docentes. El objetivo era ponerle fin a las largas esperas y traslados innecesarios para el control de licencias por enfermedad como así también garantizar exámenes pre-laborales gratuitos y en el día. Nada de esto ocurrió más bien se agravó el cuadro. Veamos.
Una patraña
Estos cambios se empezaron a avizorar a fines febrero del año pasado cuando el Dr. Gerardo Russo y el contador Sebastián Luján visitaron a la directora de la Dirección Medicina Laboral (dependiente de Ministerio de Salud Pública), María Esther Saucedo. En esa oportunidad, le dijeron que venían en nombre del gobernador Domingo Peppo a transmitirle que, a partir de ese mismo día, la Dirección de Medicina Laboral (dependiente del Ministerio de Salud), como el Servicio de Medicina Laboral y la Dirección de Salud Educativa (dependiente del Ministerio de Educación), se fusionarían en la Dirección de Medicina Ocupacional, a cargo de la Secretaría General de Gobierno. Era una decisión de palabra porque todavía no existía el instrumento legal para el nuevo encuadramiento. Esta situación fue denunciada en su momento por el secretario general de APTASCH (Asociación de Profesionales, Técnicos y Auxiliares de la Salud Pública de la Provincia del Chaco), Ricardo Matzkin. El Sindicato advertía sobre la necesidad de preservar el salario, las condiciones de trabajo, la estabilidad laboral, las funciones y los derechos adquiridos de los trabajadores de las direcciones fusionadas. Por otro, entendía que la movida del gobierno era un intento de tercerizar o privatizar todos los servicios de la dirección y crear un ente mixto con gestión público-privada. Había razones para sospechar: el Dr. Gerardo Russo es titular de VDC Internacional SRL, empresa privada de Corrientes que brinda servicios de medicina laboral para empresas.
La nueva Dirección de Salud Ocupacional, se puso en marcha el 25 de abril de 2016. A partir de ese momento, la situación no solo no mejoró sino que empeoró: denuncias por maltrato del personal que atiende y desconocimientos de los profesionales acerca de los artículos de las licencias que deben otorgar a los docentes, pocos números que se dan por día para la atención (solo 300 y si quedaste afuera, perdiste el día laboral), esperas interminables en lugares que no están acondicionados a la afluencia de docentes y estatales, el traslado al que están obligados los docentes del interior para obtener las licencias y/o la evaluación de la junta médica. ¿Se puso a pensar en el gasto y pérdida de tiempo que ello ocasiona teniendo en cuenta además que estamos hablando de docentes que están enfermos? Sí, la Modernización hizo que todo, absolutamente todo, transcurra en Resistencia, único lugar donde funciona Reconocimiento Médico.
La lógica de la patronal
La problemática de la salud no es novedad. El docente hace un trabajo insalubre, que deriva en enfermedades que afectan su cuerpo y su psiquis. La medicina patronal lleva a que muchos docentes vayan a trabajar enfermos. La solución no puede venir de un Estado que quiere alumnos y docentes embrutecidos para brindar una educación degradada en escuelas que se caen a pedazos. El docente se enferma, entre otras cosas, por la sobre-explotación a la que es sometido. La mayoría trabaja más de un cargo, o satura al tope las horas de media, se la pasa corriendo de un colegio a otro. Este cuadro se agrava gracias a las “capacitaciones en servicio” que no solo no ponen el eje en los problemas reales del sistema educativo sino que llevan además a una sobrecarga de trabajo vía tp’s, reflexiones, etc. Como si de por sí el cuadro no fuera lo suficientemente malo, el nuevo esquema de “modernización” hace que ahora el docente tenga que viajar enfermo para justificar una licencia en la Capital de la provincia. El resultado: a toda esa carga de explotación el docente agrega otra y va a trabajar enfermo poniéndose en peligro él mismo y al conjunto de la comunidad escolar. En lugar de simplificar el proceso, los “modernizadores” lo empeoraron. Compañeros tenemos que luchar para enfrentar esta situación. La Salud Ocupacional debe estar al alcance de todos los compañeros. No podemos exigirles que costeen enfermos un pasaje a Resistencia para hacer uso de un derecho gremial. También debemos pelear por mejorar las condiciones de trabajo de conjunto porque ahí está el origen de nuestros males. Medicina del trabajo y la ART deben reconocer cuáles son las nuevas enfermedades de nuestra profesión porque solo así tendremos una medicina del trabajo preventiva. Eso sí, compañero, entienda que esos son paliativos y luchas parciales necesarias. Si quiere dejar de enfermarse y poder realizar las actividades que desea (recreativas, formativas, etc.) debe pelear por una sociedad radicalmente distinta a la actual. Eso tiene un nombre: se llama socialismo.