Jessica Kirstein
Estudiante de doctorado de la Universidad de Wisconsin-Madison
Antes que nada, les quiero agradecer la oportunidad de comunicarles lo que sucede en Wisconsin. Me parece importante señalar, en primer lugar, que las protestas exceden la oposición a una mera reforma educativa o fiscal. Como docentes de la Universidad, participamos en las protestas contra un plan que, seguramente, nos afectará de forma sumamente negativa. Pero el plan del gobernador Walker va más allá de la Universidad y del fisco: se trata de un asalto a la clase obrera y a la clase media para privilegiar a la burguesía. Entre los que han marchado contra el plan del gobernador se encuentran funcionarios públicos, estudiantes, maestros, profesores, bomberos, obreros del sector privado, etc.
El gobernador Scott Walker, bajo el pretexto de problemas fiscales del estado de Wisconsin, busca lisa y llanamente atropellar a los sindicatos. Su proyecto de ley de presupuesto incluye varios puntos que efectivamente quitarán el derecho de negociar colectivamente y dificultarán la organización sindical. Bajo su “reforma”, el gobierno de Wisconsin ya no podría colectar las cuotas de los miembros de los sindicatos de forma eficaz (por sacar la cuota del cheque del empleado automáticamente). La reforma supone, además, que los trabajadores voten anualmente el derecho a la representación gremial por parte de los sindicatos colectivos. Ya no podrían negociar los términos de empleo (como condiciones de trabajo, seguro social, etc.). Asimismo, bajo el proyecto de ley, el único punto de la negociación sindical residiría en la discusión salarial, aspecto muy limitado, en tanto no se podría aumentar los sueldos más allá del nivel de índice de precios de consumidores. Como si fuera poco, el plan de Walker tendría efectos catastróficos para la educación pública y los servicios sociales.
De necesidad y urgencia
El gobernador mencionó por primera vez su proyecto de ley el jueves 11 de febrero. Lo introdujo formalmente en la legislatura al día siguiente. Su plan original era que fuese aprobado el jueves 17 de febrero. No se esperaba la respuesta que acarrearía su trifulca. Para mantener nuestros derechos, hemos intentado expresarnos en el Congreso del Estado. A cada rato, los republicanos han intentado callarnos con el fin de cerrar el debate. Intentaron aprobar el proyecto incluso cuando los representantes demócratas estaban ausentes del recinto. Impugnaron los motivos de los manifestantes y se burlaron de nosotros. Quisieron desacreditarnos al punto tal que el gobernador declaró que no iba a dejar que los miles de manifestantes prohibieran que se escuchara la voluntad de los millones de ciudadanos que pagaban impuestos en el Estado de Wisconsin. En realidad, son la misma cosa: los manifestantes también pagan sus impuestos como cualquier otro. Por su parte, los catorce senadores demócratas conmovidos por la protesta popular decidieron irse del estado para permitirle al público la oportunidad de seguir expresando su oposición al plan de gobernador Walker.
Empezamos nuestra lucha sabiendo que eliminar los derechos a la negociación colectiva no tiene nada que ver con los problemas fiscales. Sin embargo, el gobernador insiste que la medida sirviera para arreglar el presupuesto. Su justificación resulta cada vez más increíble. A pesar de declarar que le faltaban fondos, el gobernador -apoyado por sus alcahuetes republicanos en la legislatura- autorizó una nueva Ley con un paquete impositivo adicional que seguramente erogará una serie de recursos adicionales. Si bien los conservadores hablan de una crisis fiscal, no quisieron aumentar los impuestos para los sectores más adinerados y, por ende, con mayor capacidad para pagarlos. El gobernador ha rechazado varios proyectos federales generadores de nuevos empleos argumentando que la única forma de resolver el déficit es derrotando a los sindicatos. El gobernador, en realidad, no se preocupa ni por el Estado ni por sus problemas fiscales. De hacerlo realmente, no hubiera autorizado, junto a sus aliados en la legislatura, una reducción de millones de dólares a los impuestos cobrados a los ricachones de Wisconsin y a las grandes empresas. Resulta clarísimo que el gobernador quiere pulverizar los derechos laborales porque, entre otras cosas, ha recibido dinero de la burguesía que no quiere negociar con sus obreros, ni pagar impuestos, ni seguir leyes establecidas para el bienestar público (entre otras, las de protección del medio ambiente).
Divide y reinarás
El gobernador junto a sus aliados han intentado dividir a la clase obrera y media entre estatales y trabajadores del sector privado. Les llaman a los empleados estatales, maestros, bomberos, et al, “vagos”, que reciben demasiado del estado. Los acusan de ser mantenidos por los que pagan impuestos, de ineficaces como si los empleados estatales no pagaran impuestos. En el discurso de Walker y sus alcahuetes se acusa a los empleados estatales de tener derechos que muchos, en el sector privado, no tendrían por la culpa de los empleados públicos. Por supuesto, que estos últimos nada tienen que ver con la situación actual. La burguesía, la misma que respalda el proyecto de ley del gobernador y que ha donado mucho dinero a la campaña política del gobernador de Wisconsin y de otros, junto a las corporaciones, no quieren que sus obreros tengan derechos. Sin embargo, su plan para dividirnos no ha funcionado. En una muestra importante de solidaridad, los tres sindicatos que Walker excluyó de su plan de “aplaste sindical” declararon que estaban con nosotros. Los bomberos, por ejemplo, han marchado con nosotros y la policía también ha sido solidaria con nosotros durante la ocupación del Capitolio.
Una y otra vez, el gobernador ha declarado que no negociara con los sindicatos ni con los demócratas. Últimamente su discurso ha virado un poco gracias a nuestra lucha: ahora sostiene que dialogará, pero no negociará. Claro, con nosotros. En cambio, sí está dispuesto a hablar con su patrón: la burguesía. Torpemente, el martes 24 de febrero, el gobernador aceptó un llamado de un periodista que se hizo pasar por David Koch, un donador rico que respalda causas derechistas y que busca eliminar derechos laborales, entre otras cosas. El transcripto del llamado dejó en claro lo que hemos sabido todo el tiempo: el proyecto de ley nunca ha tenido nada que ver con los problemas fiscales del estado, sino con quitarles derechos a los obreros, especialmente los del sector público, para que las empresas restrinjan legalmente las negociaciones colectivas y para dificultar la participación política de la clase obrera y de la clase media. En lo profundo, lo que busca el gobernador Walker es matar a los sindicatos y vendernos a las empresas ricas. Nos impone la “austeridad” y deja que la burguesía haga lo que les dé la gana con nosotros.
Para realizar su plan, el gobernador ha amenazado, disimulado, mentido y mandado. De todo menos negociar o modificar su postura a pesar de la falta de apoyo para su plan. A la hora de la protesta, no se deja ver. En vez de hablar con los legisladores demócratas que se fueron del estado para hacer que fuera más deliberado el proyecto de ley, amenaza a los senadores con privarles de su sueldo mensual -por abandono del lugar de trabajo- y con el despedido de miles de empleados. Sus motivos no residen en los problemas fiscales sino en la venganza. Una mención aparte merece su plan para hacer pasar el proyecto de Ley “legalmente”. En su conversación con el periodista que se hizo pasar por Koch reveló que iba a intentar engañar a los senadores demócratas para que volvieran a Wisconsin y él consiguiera el quórum necesario para votar el proyecto de ley. ¿Cómo iba a hacerlo? Aduciendo que negociaría.
Lo que está en juego
Para nosotros que nos hemos manifestado desde el principio en contra del proyecto de Ley sabemos qué poco tiene que ver con el dinero o con el déficit fiscal. Se trata de nuestros derechos sindicales básicos. Esto se torna cada día más evidente para el conjunto del pueblo. Vamos dándonos cuenta que el que el gobernador no sirve al Estado de Wisconsin, sino a los intereses de las empresas y de la burguesía estadounidense. Hoy para nosotros es muy claro como se burla de la democracia y vende nuestros derechos de seguro social otorgándole un poder ilimitado junto a cuantiosas donaciones de la burguesía y a las grandes empresas.
Luchamos contra el proyecto de ley y el atentado contra los sindicatos. Luchamos por nuestros derechos laborales. Luchamos porque no queremos que la burguesía estadounidense nos quite los derechos laborales y nuestro poder de hacernos oír. Sabemos demasiado bien que si perdemos esta lucha, el panorama será aun peor. La situación en Wisconsin simplemente no da para más. El gobernador y sus aliados republicanos no pueden ignorar la voluntad popular con impunidad. Tenemos que seguir luchando hasta que sepan que ellos están acá para servirnos a nosotros y, si no, como quien dice, “que se vayan todos”. On Wisconsin!