Triste y solitaria

en El Aromo n° 42

Diana Mejillones y Maximiliano Vega

Grupo de Muralistas Piqueteros – CEICS

Desde el jueves 3 de abril del 2008 en el Centro Cultural Borges se inauguró la muestra de Diana Dowek “Un día en la vida de María Rosario”. La obra apela a un tono documental, donde la artista elabora sus cuadros en secuencias, poniendo en escena la vida real de una obrera que trabaja en la fábrica de galletitas Terrabusi y es la delegada sindical de sus 3.000 compañeras y compañeros.1 La exposición consta de una serie de pinturas acrílicas trabajadas sobre transfers fotográficos, realizadas durante 2007 y 2008. Participa en la curatoría de la muestra Marta Nogueira y como invitada Rosa María Ravera. El público puede llevarse de la exposición una sensación depresiva, sombría, alienante y llena de contradicciones, que debe valorar a la luz de la intención de la artista, que dice hacer con sus cuadros un homenaje a las mujeres luchadoras. 2 Diana Dowek es una artista militante marxista, de orientación maoísta, con una vasta y valorada trayectoria, que en esta ocasión intenta contar el día a día de su personaje, María Rosario, sobre todo en su ámbito laboral. Como se ha dicho, la muestra se centra en la vida de esta obrera con responsabilidades sindicales, que junto a sus compañeros ha logrado varias conquistas (40 minutos de descanso, un jardín maternal con maestras jardineras, talleres, etc.). En la actualidad la lucha se concentra en la aplicación de la “ley de la silla” propuesta por Alfredo Palacios y promulgada por el Congreso Nacional en las primeras décadas del siglo XX3 . Se trata de un ámbito, entonces, donde la conciencia para sí está presente. El lugar que el artista ocupa en este escenario, es el de observadora, que capta con su cámara momentos de la vida laboral. También tomará el mismo ángulo en relación a la vida hogareña.

La muestra

La muestra cuenta con 14 obras y 3 bocetos que se rigen por dos tipos de formatos. El primero, de 0,40 por 0,60 metros, abarca los cuadros Vista de fábrica, Retrato de María Rosario, Polifunción, Intercambios, Embalaje, Producto terminado, Línea de producción, María Rosario en primer plano y Embalando. El segundo es mayor, de 1,20 por 1,70 metros, remitiendo las obras de este formato a la vida intima de la protagonista: Durmiendo, Intimidad, Intimidad ll, Intimidad lll, María Rosario Durmiendo ll. Las obras fueron realizadas en técnica mixta, a partir de fotografías en blanco y negro intervenidas con secciones planimétricas y recortes del contorno de los personajes. En algunas obras se producen las que podría decirse son las intervenciones más osadas de la artista en esta muestra, las fragmentaciones que realiza en las mesadas de trabajo (María Rosario en primer plano, Intercambios, Línea de producción, Embalando). Las imágenes fueron ampliadas, luego trasferidas sobre la tela y finalmente retocadas con valores ocres y violáceos, por otra parte, predominantes en todos los cuadros en exposición. Al entrar a la sala lo primero que se nos presenta es un imponente retrato de María Rosario en primer plano. La resolución técnica, al transferir la fotografía en un soporte absolutamente violeta, indica ausencia: la imagen del personaje se contrasta por los valores de graduación que son efecto de la resolución fotográfica (dos dimensiones); en ciertas zonas del personaje se puede observar la misma fotografía con sus respectivos valores, grises bajos y altos (como los ojos, el contorno del rostro y puntualmente los hombros). Dowek la capta en un momento, distraída, con la cabeza hundida entre sus hombros y con cierta timidez que genera ternura. Podría interpretarse como el reconocimiento de la humanidad común y corriente de María, pero también como sumisión ante la realidad que la rodea, una sensación contradictoria, ésta última, con lo que Dowek reivindica del personaje real. En la siguiente obra podemos observar la Vista de la Fábrica, donde Dowek no hace más que implantar sobre el transfer de la fotografía una mayor cantidad de materia y reemplazar los cielos con un fondo ocre-violetado, desplazando el rostro del guardia de seguridad con una mancha. La sensación de cierta opresión de fondo, como un mundo que se avate sobre los protagonistas, está dada por la profundidad de campo, de una construcción volumétrica, vista desde un encuadre distante, que trata de incorporar la totalidad de la fábrica. En el horizonte cercano, vemos el camino, que al ser atravesado por las rejas de la entrada, van acorde a la construcción arquitectónica de los edificios, generando así una cierta armonía en la totalidad del cuadro, creando al mismo tiempo desolación, vacío que junto a los violacios predominantes se pronuncia como ausencia de vida. En Producto terminado se observa nuevamente la tendencia a marcar el carácter alienado de la vida de la protagonista: cinco trabajadoras se encuentran embalando la producción ya concluida; las imágenes de transfer se encuentran en un encuadre triangular puestas sobre un fondo pleno de color violacio alto. En este encuadre las trabajadoras se ven suspendidas en un espacio vacío, donde los cinco puntos en que cada personaje se posiciona se encuentran incrustados; en su recorrido podemos estacionarnos siempre en la misma actitud que Dowek las quiso mostrar, es decir, realizando su tarea con la cabeza gacha, sumidas al trabajo sin ningún tipo de comunicación, al igual que en todas las pinturas. En Embalaje, realizado en un encuadre distante, la artista suplanta el piso por un fondo ocre violacio, al igual que una parte de la pared, y retoca las imágenes con material de valores violetas y ocres. En esta obra Dowek captura la imagen en otra situación laboral, en la cual las trabajadoras se encuentran una a lado de la otra, de espaldas, sin manifestar ningún tipo de diálogo, esperando los objetos porta la cadena de montaje. Para evidenciar aún más esta situación, Dowek decide desdibujar el único rostro que mira hacia el frente. Como ejemplo en contrario podemos rescatar la obra Intercambios, ya que en ésta sí se evidencia un tipo de comunicación, que es la de la supervisora de productos con la trabajadora. Son dos figuras que se encuentran suspendidas en el centro del cuadro, con un fondo violacio alto, sobresaliendo del cuadro dos diagonales que tiran la mirada del expectador hacia el vacío de una de las esquinas. Sin embargo, la obra parece insinuar que la comunicación sólo es posible con la representante de la empresa, no entre las obreras. Las demás imágenes sobre la vida íntima de María Rosario, la artista las presenta en cinco pequeños cuadros que muestran el descanso luego de una larga jornada de trabajo. Dowek la capta dormida y haciendo tareas de la casa para luego levantarse e ir nuevamente a la fábrica. En esta breve serie sobre de vida cotidiana de María, Intimidad, Durmiendo, Intimidad ll, María Rosario e Intimidad lll, todas las pinturas muestran al personaje en primeros planos, en donde no se logra contemplar la totalidad del lugar. El cuadro se reduce a espacios que asfixian a la protagonista central. Con respecto a la resolución de colores, podemos observar un cambio en relación a las demás obras. Técnicamente, al ser en blanco y negro, sólo puede combinarse armónicamente con colores bajos, con distintos valores de violacios y ocres apagados. Sin embargo, la dificultad de resolución se presenta cuando la artista intenta darle más vida en su intimidad al personaje, a través de colores más activos, como el rojo y el anaranjado. En ese punto tiende a implementar una recargada cantidad de colores vivos, logrando así un gran contraste con el fondo pleno de violetas bajos casi oscuros. En toda esta breve serie, la artista decide tomar momentos donde María se muestra con una actitud de dejadez. Toda la muestra culmina con el cuadro Intimidad III, donde María se ve en una postura erguida, mirando al vacio y con una expresión oprimida, en un costado de su living, espacio donde Dowek opta por no hacer intervenciones artísticas y deja el transfer como está, agregándole solamente un brillo cauteloso.

El balance

Tal vez Dowek crea haber captado el espíritu de lucha en la vida de María Rosario que, en palabras de la artista busca “una vida definitivamente más digna de ser vivida”.4 A pesar del discurso, nada de eso aparece en la obra. Porque el lazo que une al conjunto de los cuadros se torna en una melancolía lastimera, derrotada, inerte y sumisa, tanto en la fábrica como en la casa. En la fábrica, sólo alienación y silencio. Se podrá decir que el trabajo capitalista es exactamente eso, lo que es completamente cierto. Pero también es cierto que la acción des-aliena. Y María Rosario es elegida precisamente por eso, por la acción que ha desplegado. ¿Cómo hicieron, obreras que no pueden comunicarse más que con la patronal, para organizarse, para discutir, para luchar? Nada de eso aparece en la muestra, que parece afirmar en su materialidad plástica lo contrario que las palabras de la autora. Lo mismo en las escenas cotidianas: soledad y tristeza, fragmento. Se nos podría señalar, otra vez, que la vida obrera consiste en eso y, hasta cierto punto podemos coincidir. Pero, ¿María Rosario no se reúne con sus compañeros y compañeras en su casa, en el sindicato, en algún otro lado fuera de la fábrica? ¿Cómo hizo, entonces, para llevar adelante una vida parcialmente des-alienada, en tanto la militancia es un comienzo de des-alienación? Además, ¿para eso tanta lucha? Sinceramente, la muestra, más que estímulo transmite desaliento. Por último, la despolitización. María es, simplemente, una mujer. No se ve su lucha, tampoco se ve su ideología. Quizás el rojo que Dowek utiliza en la serie Intimidad, tanto en la musculosa como en la almohada de la protagonista, sea un guiño a la militancia de María Rosario: María viste rojo, María sueña rojo. A eso se reduce su “homenaje” a la delegada de 3.000 trabajadores. Paternalismo y condescendencia, Dowek no avanza mucho en relación a Berni: si Juanito y Ramona no eran militantes, al menos tenían una vida “íntima” un poco más dinámica y menos oprimente. Berni mostraba, también, una mayor audacia plástica, porque si algo sorprende en este plano, es el retroceso técnico de la pintora en relación a la calidad que nos tenía acostumbrados.

Notas

1 Página/12, suplemento Las 12, viernes 28 de marzo de 2008.

2 Sala 27 del Centro Cultural Borges.

3 http://www.artealdia.com/content/view/full/75143

4 Página/12: Op. Cit..

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