Sin inmunidad. Los precios de los commodities y la crisis mundial

en El Aromo nº 62

a62_inmunidadFernando Dachevsky
OME-CEICS

En medio de una coyuntura marcada por el peligro de default norteamericano y europeo, la posibilidad de una recesión mundial se presenta como algo cada vez más probable. Los tiempos se aceleran y las contradicciones que viene acumulando el capitalismo se ponen en evidencia con mayor velocidad. Si en 2008, la crisis se presentaba como producto de un disparatado sistema hipotecario en EE.UU., hoy el problema estalla en la principal medida de reserva de valor mundial: los Bonos del Tesoro norteamericano. Los recientes debates a contrarreloj en EE.UU. por la aprobación de un recorte fiscal que evitara el colapso inmediato, lejos de solucionar el problema, pretendían apenas estirarlo. En este contexto, la pregunta sobre el lugar de Argentina se actualiza y, como hemos explicado, a pesar del crecimiento económico, el boom del consumo, las reservas, y otras cuestiones de las que se jacta el oficialismo, todo ello se reduce a un indicador básico: el precio de las materias primas.
Siempre que subió, bajó

Los precios de las materias primas iniciaron una fase ascendente desde comienzos de la década de 2000. Esto permitió que Argentina, en tanto concentra sus exportaciones más rentables en el sector agrario, pudiera garantizar un crecimiento económico sostenido y generar la apariencia de que vamos a contrapelo del resto del capitalismo. Sin embargo, esta apariencia esconde un hecho decisivo: la Argentina de hoy no es menos dependiente de las fluctuaciones de los precios agrarios de lo que lo era hace 10 años. En ese contexto, la evolución registrada en los mismos guarda una relación directa con la marcha de la crisis.

La historia económica mundial nos muestra la relación existente entre los ciclos generales de la acumulación de capital y los precios de las materias primas. Los momentos de ascenso vienen acompañados de una mayor demanda de todo tipo de materias primas, que constituyen insumos básicos para cualquier industria. Esto empuja hacia arriba su precio dando lugar a la puesta en producción de nuevas tierras, yacimientos y minas más costosas que permitan hacer frente a la demanda ampliada. Sin embargo, sobreproducción mediante, cuando se pone en evidencia que el capital acumulado no encuentra una salida rentable y comienza la fase descendente, lo que antes era un boom de precios da lugar a súbitas caídas que acompañan la desaceleración general.

En este punto, es importante remarcar que no es necesario un desplome económico general para que se produzca en una caída de los precios. Basta con que se registre un crecimiento por debajo de lo esperado, para que parte de la capacidad productiva en ampliación quede sobrante y se llegue a una situación de sobreproducción y descenso de precios. El caso de la crisis asiática de 1997-98 es una muestra en este sentido. A principios de julio de 1997, la devaluación de la moneda tailandesa anunció la crisis de las economías del sudeste asiático. A partir de entonces, el conjunto de dichos países se desaceleraron. Bastó con que sus importaciones agrarias dejaran de crecer al promedio en que crecían (6,8%) y lo hicieran al 4,7%, para provocar una súbita caída del precio de los cereales por más del 40%, que se extendió hasta el año 2001.

Durante los últimos años, los precios de las materias primas subieron empujados por dos determinantes básicos: la expansión del mercado chino y la especulación en torno a los precios futuros. Como explicamos en este mismo suplemento, la economía china no puede garantizar su propio crecimiento y depende de los alcances que tenga la crisis cuyo epicentro está en EE. UU. A su vez, el componente especulativo le da mayor volatilidad a los precios, como quedó demostrado con la crisis de 2008, cuando en menos de un mes los precios del petróleo pasaron de 140 dólares a 40 y el precio de la soja pasó de 550 dólares a poco más de 300.

Camino a la sobreproducción

Entre febrero y marzo de este año se detuvo la recuperación de precios de las materias primas que se inició luego del desplome de 2008. En este contexto, una de las pocas materias primas cuyo precio sigue subiendo es el oro, revalorizado como reserva de valor a causa de la caída de los Bonos del Tesoro. Respecto del resto, el precio de la soja se encuentra estancado desde comienzos de año, el del maíz cayó un 6% y el petróleo cayó un 16% sólo en el último mes. Asimismo, en el caso de la soja, es importante tener en cuenta que los stocks (es decir, las mercancías sin vender) son un 20% más que en 2008 y que la capacidad de procesamiento de soja se amplió en los países asiáticos importadores, entrando en competencia con las aceiteras argentinas.

Los recientes acontecimientos muestran que la crisis mundial está lejos de haber quedado en el pasado. Cuando en 2008 una pequeña porción de la burbuja financiera estalló, los precios cayeron y el gobierno tuvo que salir a cubrir la contracción general del sector privado con gasto público. En la actualidad, nos encontramos ante una crisis más compleja y con un gobierno necesitado de desmantelar los esquemas de subsidios. También debe ser tomado en consideración el posible efecto que la crisis tenga en Brasil, en tanto constituye el principal destino de las exportaciones industriales argentinas. El 2011 ha mostrado una desaceleración del producto industrial brasileño en un contexto de sobrevaluación del real sostenido por endeudamiento externo. En un contexto de crisis, las presiones por una devaluación del real se hacen efectivas, las consecuencias sobre la industria argentina no se harán esperar.

Notas relacionadas:

Dachevsky, Fernando: “Siempre que subió, bajó. Acerca de la suba del petróleo y las materias primas”, en Boletín OME n° 6, julio de 2008
Dachevsky, Fernando: “Vulnerables. El precio de la soja y la crisis mundial”, en Boletín OME, n° 4, marzo de 2007.

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