Razón y Revolución en defensa del título docente universitario en la educación Media

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Desde hace tiempo, los graduados universitarios de Historia sufrimos un ataque sobre nuestras condiciones laborales en la enseñanza media, que ha pasado casi desapercibido para las distintas gestiones de la Facultad. Nos referimos a la desvalorización constante de nuestra formación y títulos en las Juntas de Clasificación y en el Estatuto Docente, órganos y reglamentación que disponen la forma de ingreso a la docencia en la enseñanza media de la Ciudad. Es decir que, después de atravesar una carrera extensa, con una carga bibliográfica, intensidad de cursada y exigencias académicas considerables, nuestra educación (impartida por la que se considera una de las Universidades más prestigiosas del continente) es devaluada en las instancias de ingreso a la labor docente secundaria. El sistema de asignación de puntajes es el perverso mecanismo por el cual se efectiviza este ataque a nuestros títulos. Básicamente, rebajando periódicamente los puntajes correspondientes a los títulos adicionales, o directamente desconociendo antecedentes o instancias de formación como seminarios de doctorado, que superan ampliamente en calidad y exigencia a los cursillos impartidos por el Gobierno de la Ciudad o por “privados” (sindicatos). Así, los graduados de la carrera nos encontramos con que año a año estamos en peores condiciones para acceder a horas de clase. Ejemplos de este mecanismo sobran: el artículo 17 inciso e dispone que no deben considerarse como antecedentes culturales (presentación de ponencias en congresos, publicación de artículos científicos, etc.) todo lo realizado previo a la obtención del título de grado, lo que omite de forma grosera el proceso de formación calificada que nos convierte en docentes; o, como las reglas cambian año a año siempre en contra del graduado universitario, puede ocurrir que aun contando con más antecedentes, nuestro puntaje sea menor que el de años previos. Ya sea porque la Comisión de Títulos del GCBA “revisa” todos los años el programa de la carrera y nos quita o rebaja puntaje de las incumbencias (las materias que podemos dictar con nuestro diploma); o bien por el simple expediente de desvalorizar los títulos adicionales (ya sea el segundo título de grado que otorga la carrera, o el posgrado que apenas brinda 0,6 puntos), se pueden llegar a perder entre 3 o más puntos de un saque, suma que implica retroceder cientos de casilleros en el orden de mérito de las materias y restringir en gran medida la posibilidad de acceder a horas cátedra mediante acto público. De más está decir que esto es particularmente grave para el graduado reciente que sale a buscar trabajo, quien aun no tiene puntaje por antigüedad. Mientras las autoridades se llenan la boca con la necesidad de “especialización”, “excelencia docente”, y blablabla, se desconoce alevosamente el esfuerzo y calidad de nuestra formación en el ámbito laboral.
Los numerosos gremios que deben y dicen defendernos, tanto los que agrupan a la docencia media como a la universitaria, no han tomado este problema seriamente. Es momento de asumir el reclamo en nuestras manos. Debemos exigir que nuestra formación sea reconocida en estas instancias. Que nuestros títulos de grado y posgrado sean valorados en función del tiempo de trabajo que implican y de su indudable calidad académica. Que se computen los antecedentes culturales previos a la graduación, puesto que hacen a la formación intelectual y científica que nos constituye como docentes calificados.
Por eso, impulsamos una iniciativa para pelear por la revalorización de nuestro título en docencia media. Como primer paso para organizar estos y otros reclamos como trabajadores de la docencia, te invitamos a participar de la Comisión de trabajo sobre el tema que se reunirá en el Departamento de Historia de Filosofía y Letras (UBA), el próximo lunes 9 a las 15hs.

Razón y Revolución

1 Comentario

  1. La educacion media requiere urgentemente de profesores calificados, con titulo universitario, y bien remunerados. No vale nada la antiguedad de un docente que siempre repite su discurso, año tras año, lo que es valioso es cuanto se enriquece ese discurso, esa lección, esas reflexiones en base a la formacion efectiva, transmitida eficientemente. Propio de un pais anti-PISA, anti-Evaluacion docente, donde los puntajes son arbitrarios … pero tiene que terminarse este culto a la antiguedad sin distinguir la calidad real del profesorado

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