¿Quién teme al Socialismo?

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Por una campaña socialista del FIT

La campaña electoral se ha convertido en una discusión entre alternativas burguesas. Nadie discute la vigencia del capitalismo, de la explotación y de la dominación del capital. Nadie. La forma en que funciona esta sociedad no es puesta en el banquillo. La izquierda debería hacerlo, pero renunció a su tarea.
Los partidos que componen el FIT se construyeron sobre un principio programático claro y terminante, que incluso han declarado inclaudicable: la construcción del  Socialismo, a través de la revolución proletaria.  Han insistido siempre en su carácter revolucionario, es decir, en la voluntad de transformar las relaciones sociales de producción por la vía de la toma del poder. El poder, para construir el Socialismo. Han reivindicado la destrucción del Estado burgués y su reemplazo por un Estado obrero. La meta final de una sociedad sin clases: el comunismo. Se reclaman herederos de las mejores tradiciones del socialismo revolucionario y reivindican la labor de sus cuadros. Y cuando llega el momento de hacerse escuchar, de explicar, de convencer, estos partidos se transforman en reformistas. La campaña electoral de la izquierda se ha transformado en una sucesión de lugares comunes del decálogo peronista-progresista. ¿Por qué luchan? ¿Por el fin de la explotación? No, por el 82% móvil, un salario igual a la canasta familiar, la mayor inversión en Educación y Salud, la despenalización del aborto, la legalización de la marihuana y reivindicaciones por el estilo. La presencia de una cámara transforma a los bolcheviques en liberales enojados.
El colmo llegó estos días, con la reivindicación de la candidata Myriam Bregman del régimen peronista, negándose a delimitarse de su herencia. Una estatua de Perón originó una disputa y, en lugar de decir con todas las letras que fue un asesino de obreros, se limitó a señalar que el kirchnerismo traicionaba las banderas “históricas” del movimiento. Le faltaba decir que el FIT no lo haría nunca…
Cuando le preguntaron a Gabriel Solano qué país quería, dijo -con toda la precisión que caracteriza a un cuadro- “que la gente viva bien…” y comenzó su denuncia sobre los derrumbes edilicios en la ciudad. Como no respondía al tema, el conductor volvió sobre lo mismo: de nuevo, ¿qué país quería? Entonces, Solano tomó impulso y especificó: “un país con un salario que no sea el de ahora…”. Podríamos bromear con todo esto si el asunto no fuera lo grave que es: o evitó sistemáticamente pronunciarse por el corazón de su programa, o estaba renunciando a él, lo que es casi lo mismo.
No hace falta, a esta altura, hablar de Del Caño y sus intervenciones ridículas, en las que corre por derecha a Massa por faltar al Congreso. Lamentablemente, no se trata solo de que el compañero no tiene la formación necesaria y pase vergüenza en cada presentación. Detrás de esto, está la posición del PTS, tolerada por el PO e IS, de lanzar una campaña democrática y de corte autonomista-liberal. Las demandas obreras de la campaña del FIT no se diferencian en nada de las propuestas de Macri o Massa. El primero ya ha prometido la construcción masiva de viviendas, la urbanización de villas y nuevos planes sociales. El segundo, el 82% móvil apenas asuma. Ambos, el aumento de casi el 40% del salario vía eliminación del impuesto a las ganancias. ¿Por qué cree el FIT que la gente va a votar a alguien que le propone luchar para conseguir lo que otro piensa darle a cambio de un voto?
Pero aún en el caso de que ningún candidato llevara ninguna reivindicación reformista (algo realmente improbable), una campaña de ese tipo es inadmisible si uno quiere construir una organización revolucionaria. No hay forma de combatir la conciencia burguesa fomentándola. Si ningún político burgués dice lo que piensa, el FIT tampoco. Y si piensa lo que dice, entonces se ha pasado al reformismo y ya no es un problema de la campaña, sino de su programa.
Los partidos del FIT le temen al Socialismo. A la palabra y a su significado. Temen pronunciarlo. Le temen a un rechazo de las masas, a las que les atribuyen sus propios miedos y sus propios retrasos. Temen la censura de los medios burgueses. Están desesperados por algunos votos más y apelan a la conciencia ambiente. Tienen escindida su personalidad: hacia adentro son revolucionarios y, a la hora de salir al ruedo, reformistas. Los partidos del FIT le mienten a la clase obrera y se mienten a sí mismos. Lo que hay en el fondo es la creencia de que el capitalismo termina regenerándose y que la clase obrera es incapaz de adquirir una conciencia revolucionaria. No importa lo que escriban en sus revistas teóricas. Toda esa rabiosa diatriba no vale nada si no sirve para cambiar la conciencia de las masas.
Por eso, hasta el momento no hemos colaborado con la campaña. Y no lo vamos a hacer sin una reformulación de la misma. Es evidente que nuestra participación no es un elemento de peso a la hora de contar votos. Y puede ser que al FIT, lo que hagamos o dejemos de hacer, lo tenga sin cuidado. Ese no es el problema. Porque el asunto no es lo que diga o deje de decir RyR, no es si ponemos una mesa más o un fiscal menos, sino lo que está sucediendo: la ausencia del Socialismo en el combate por la cabeza de los compañeros, en las vísperas de un derrumbe generalizado. Tan simple como eso.
Siempre apoyamos al FIT, porque apostamos a lo que siempre dijo de sí mismo. Pero se comporta como un frente peronista. Nosotros no somos peronistas. Somos socialistas revolucionarios. Vamos a participar en una campaña que combata la conciencia burguesa. No vamos a alentar aventuras electoralistas en nombre del Socialismo.
Llamamos al FIT a rever su campaña. A llamar a las cosas por su nombre, si es que ese es el nombre de las cosas. Y si no, si ese no es el nombre, que lo digan y todos sabremos a qué atenernos.

Por una campaña socialista

Razón y Revolución

3 Comentarios

  1. El FIT, como se preveia, termino defraudando todas las expectativas que habia generado. Sinceramante, para un progresismo deslucido y tibio me quedo con el kirchnerismo. Como les puse en un mail hace anos, creo que uds son una especie de Trosky colectivo; lastima que los companeros no son ni la una de Lenin.

  2. […] Según afirmó RyR en aquella ocasión: “Siempre apoyamos al FIT, porque apostamos a lo que siempre dijo de sí mismo. Pero se comporta como un frente peronista. Nosotros no somos peronistas. Somos socialistas revolucionarios. Vamos a participar en una campaña que combata la conciencia burguesa. No vamos a alentar aventuras electoralistas en nombre del Socialismo.” Como se ve en este tipo de afirmaciones la verborragia de RyR es inversamente proporcional a la seriedad de los argumentos. […]

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