¿Quién ganó?: La conformación de listas unitarias en el FIT, “bajo la disciplina del Joven Nico”

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Finalmente, pasó lo que temíamos. Concediéndole todos y cada uno de los caprichos al PTS y desconociendo la construcción sindical y militante del PO y de IS, el FIT va a presentar una lista unitaria, evitando las PASO. Para llegar hasta aquí, asistimos a una comedia de enredos donde el PTS realizaba exigencias ridículas, el PO cedía ante el espanto que le provocaba otra experiencia como la del 2015 y, por último, IS hacía lo mejor que sabe hacer: callar y acatar. En concreto, la dirección del PO puso a su partido de rodillas a cambio de nada. Si el frente no existía como expresión de la lucha de la clase obrera, ahora es simplemente una escribanía del PTS.
¿Qué es lo que realmente cedió la dirección del PO? A primera vista, parece que las candidaturas. De eso caben pocas dudas y es lo que ocupa todos los foros de discusión. En efecto, el PO cedió a su principal dirigente, Néstor Pitrola, y su principal provincia, Buenos Aires. Incluso en La Matanza, donde el PO dirigió la Lista Multicolor que ganó la seccional docente, increíblemente, encabeza el PTS. Además, cedió en las rotaciones, que dan al partido de “Nico” un 43% del tiempo en los principales distritos. Además, le permitió a Del Caño, candidato de Mendoza, trasladarse a Buenos Aires y, sin ningún trabajo allí, ser el principal representante de la campaña provincial y, por ende, nacional. Así las cosas, luego de más de 40 años de arduo trabajo, todo lo que puede presentar la izquierda unida en el FIT es un muchacho sin ningún pergamino en la lucha de clases, sin ningún trabajo de construcción partidaria y, lo que es más grave, con un grado preocupante de analfabetismo político que salta a la vista en todas y cada una de las entrevistas a las que se presta. Ese es el hombre que va a explicar a las masas el programa revolucionario de la izquierda argentina… En lugar del PTS pongamos al menemismo, y en el de Del Caño, a Palito Ortega o a Scioli, y se tendrá una medida de a qué nos estamos refiriendo.
No se trata solo de que se vulneraron las relaciones de fuerza de las PASO 2015, por las cuales la lista PO-IS ganó casi todo el país a excepción de Mendoza. Es cierto, la dirección del PO rifó los votos que legítimamente consiguió y que tanto costó juntar. Pero, como dijimos ya hasta el hartazgo (y como repitió hasta la misma dirección del PO cuando lanzaba bravatas al PTS, de las que se bajaba inmediatamente sin un mínimo de vergüenza) las propias PASO no son sino la injerencia de la burguesía en los partidos revolucionarios. Por lo que nunca debieron ser parámetro para medir el peso de las organizaciones, salvo que se haya abandonado la construcción revolucionaria por la búsqueda de votos. La conquista de un sindicato (por más pequeño que sea), la dirección de un movimiento de lucha o la construcción de una organización de desocupados, deben ser inmensamente más importantes, para cualquier partido que se reclame socialista, que cualquier caudal de votos que no se sabe de dónde viene, cuya calidad es dudosa y que no puede traducirse en masa militante.
Frente a las amenazas del PTS, el PO concedió algo más importante todavía: el método por el cual un partido revolucionario discute su programa y elige sus candidatos. En efecto: el congreso de militantes revolucionarios y del movimiento obrero fue puesto repetidas veces sobre la mesa como contraparte de las PASO. Sin embargo, no pasó de amague. El congreso era no solo la forma de canalizar hacia la campaña los esfuerzos del conjunto de la militancia y de poner las cosas en su lugar. Era, sobre todo, el método más adecuado para construir un partido que se pretende revolucionario. Quien tiene mayor peso en la lucha real, quien tiene los mejores argumentos, consigue el lugar que le corresponde. La dirección es algo que se gana con el crecimiento de la masa militante en cantidad y en calidad. Es decir, no solo mide las intervenciones, obliga a todo el mundo a mejorarlas. Se trata de un instrumento de desarrollo partidario general.
La misma entrega se produjo en relación a la lucha histórica de los militantes del PO e IS. La dirección del PO amenazó y amenazó y, como sucede con perro que ladra, no mordió. La Seccional Haedo, la lucha de los choferes cordobeses, SUTEBA (Matanza, Tigre, Ensenada, etc), SUTNA, FUBA y el Polo Obrero, fueron entregados al altar de la imagen juvenil de “Nico” y su ritmo “despacito”. Toda esa construcción fue desconocida por sus direcciones. Se le está diciendo a todos los dirigentes y militantes que tardaron décadas en construir una dirección en esos frentes, que su trabajo no sirve. Más les hubiera valido haberse hecho una imagen de joven y canchero y mostrar “frescura” (o sea, poca capacidad de hablar coherentemente y de explicar con convicción) en los medios, para ganar votos de kirchneristas, autonomistas o despolitizados. Toda una definición de la forma que se concibe la construcción partidaria. De Trotsky a Durán Barba. La fuerza de la militancia obrera frente a la fuerza de la conciencia burguesa. La dirección del PO (y de IS, no le dejemos pasar en silencio otra agachada) rindió la primera a la segunda.
A eso, se suma una resignación aún peor: la programática. El PO aceptó seis puntos de campaña común, impuestos por ya se sabe quién. Se denuncia el plan de ajuste (al igual que Cristina y Massa), sin decir nada sobre lo que deja el kirchnerismo; se acusa a la CGT de pactar una tregua, sin contraponer más que un paro de 36 hs. (o sea, nada de recuperar los sindicatos); salario igual a la canasta familiar (o sea, trabajadores en la línea de pobreza y ojo con cuestionar la relación asalariada, no sea que nos acusen de revolucionarios); una “defensa de la educación pública” que no solo no propone una transformación de la misma ni su apropiación por parte de la clase obrera, sino que deja las cosas como están, desconociendo sus terribles consecuencias sobre la conciencia obrera; se exige el cese del pago a la deuda externa, mientras Macri en lugar de pagar, recibe y, con ello, se afianza; se apoya todas las luchas de los “trabajadores”, “los jóvenes y la mujer” (lo que debe incluir a los jóvenes de La Cámpora y a las mujeres católicas, amén de gerentes de multinacionales, que también “trabajan”), diluyendo el contenido clasista del programa. Ya ni siquiera se proponen consignas “transicionales”. Eso ya fue. Y después dicen que nosotros denostamos a Trotsky…
No hay ninguna propuesta sobre qué hacer frente al poder y qué tipo de sociedad estamos buscando. ¿Fuera Macri? ¿Que se vayan todos? ¿Por un gobierno obrero y socialista? Una discusión que ya no tiene ningún lugar. Ahora se trata de simple laborismo: “En defensa de los trabajadores”. Un planteo propio de Moyano y De Gennaro.
Pero hay más. Para desgracia de la dirección del PO, la unidad no fue el producto de sus propias cesiones. No. Aunque hubieran cedido hasta el local de Ayacucho, el PTS podría haber roto el FIT igual. No fue la “generosidad” de PO-IS lo que los decidió a mantener la “unidad”. Quien logró ese “éxito”, fue Cristina. El partido de “Nico despacito” aspira a los votos de los kirchneristas. Si la ex presidenta no se presentaba, el PTS habría roto el FIT a pesar de cualquier concesión, con tal de seducir al electorado K desprendiéndose del lastre “gorila” con el que se identifica al PO e IS (muy a pesar de ellos mismos). Como Cristina decidió jugar, el resquicio para juntar kirchneristas se cierra y el PTS acepta la alianza con sus desesperados hermanos “trotskistas” antes que quedarse con poco y nada.
El interrogante más sorprendente es este: ¿quién dijo que Del Caño y Bregman derrotarían en las PASO a Pitrola y Ramal? ¿De dónde salió tal consenso, que desarmó a la dirección del PO? ¿En dónde se verificó semejante avance del PTS? La dirección del PO negoció todo el tiempo como un jugador de truco que supone que su contrincante no sólo tiene un par de anchos y un siete, sino que, además, sabe que a eso no se le opone más que un par de sotas. O sea, se dejaron correr con un 4 de copas. Hasta desde una perspectiva puramente electoralista hubiera sido mejor que fueran a las PASO y se jugaran a ganarlas. Eso hubiera sido incluso más digno y, en la práctica, mejor, porque no hubieran perdido más de lo que entregaron voluntariamente. La estrategia de negociación de la dirección del PO es, realmente, ininteligible. Bajo la dirección de lo más retrasado del FIT (el PTS), el frente acepta el programa del enemigo y desarrolla una dinámica cada vez más electoralista, en la cual las concesiones de hoy serán nada en relación a las de mañana.
En esta “unidad”, entonces, ganó la burguesía. Las direcciones del PO e IS entregaron las candidaturas que merecían, los resultados de las últimas PASO, los esfuerzos históricos de su militancia, la metodología para la construcción del partido revolucionario, el programa… Por el contrario, los revolucionarios perdimos un instrumento de sumo valor. No tanto por lo que era, sino por lo que podía ser. Así, el FIT no vale la pena.
Hay una salida. Difícil, pero la hay. Un Congreso de militantes, para todos los partidos del FIT y los que lo apoyan. Que se discuta allí el programa del frente y la campaña, y que los candidatos estén obligados a llevarla adelante o que renuncien. Sin esto, otra vez, el FIT no vale la pena.

Razón y Revolución

3 Comentarios

  1. Es de terror que nadie comente acá.
    Se ve que a nadie le importa, pero al menos yo valoro la honestidad y el cariñoso tornillo de desdeño que hay en esta editorial.

  2. Yo los leo seguido para saber de primera mano qué política va a llevar adelante PO. Los artículos de R&R sobre el frente me resultan mucho más fiables que los de la prensa partidaria de PO… cuando R&R empieza a chillar pedanterías y a putear al PTS, ya se que habrá diálogo y un acuerdo bastante sensato. La prensa de PO a veces me hace dudar.
    En fin. Habrá que militarle todo a Nico otra vez. «Por una jornada de 6 horas con un sueldo igual a la canasta familiar», «Nuestras vidas valen más que sus ganancias»
    Jajajjaja estos morenistas, qué consignas más democratizantes…

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