Pare… y largue! – Gonzalo Folco

en El Aromo nº 84

antigua-postal-del-cam_fmtUn estudio de caso revela como la organización gremial se encontraba presente en el interior pampeano desde muy temprano, desmintiendo las miradas tradicionales, peronistas sobre todo, que pretenden que la “dignidad” de los trabajadores llegó con Perón.

Por Gonzalo Folco (Grupo de investigación de la historia de la clase obrera argentina-CEICS)

En el agro pampeano, la contraposición de intereses entre quienes detentan los medios de producción y quienes poseen la fuerza de trabajo ha sido fuente recurrente de conflictos. Las reivindicaciones obreras constituyen la expresión de intereses conflictivos que pueden ser objeto de negociación entre las partes, o en su defecto, materializarse en diversas formas de lucha para respaldarlos. Un estudio de caso revela como la organización gremial se encontraba presente en el interior pampeano desde muy temprano, desmintiendo las miradas tradicionales, peronistas sobre todo, que pretenden que la “dignidad” de los trabajadores llegó con Perón.

La disputa por la cosecha

A comienzos del siglo XX el ascenso de Yrigoyen al poder no resolvió los problemas de la clase obrera en la Argentina, ni mucho menos la inclusión de los más pobres. De hecho su primera presidencia coincide con el mayor ciclo huelguístico en la historia del agro (1918 – 1922). Basta con mencionar algunos de los enfrentamientos y luchas más notables de la época como el aplastamiento de la huelga de los obreros de “La Forestal” en Chaco, el asesinato en manos de la Liga Patriótica Argentina de trabajadores de Gualeguaychú y el fusilamiento de 1.500 peones en Santa Cruz por parte del ejército argentino a cargo del coronel Héctor Varela.
Se aproximaba la cosecha de la campaña 1919/1920 y la prensa oficialista del por entonces Territorio Nacional de La Pampa auguraba “buenos rindes” a pesar de “la seca y los vientos”.1 De hecho el problema principal para la burguesía local no era la langosta, las heladas u otro tipo de catástrofe natural, sino la escasez de brazos para levantar la cosecha.2 Aprovechando esta coyuntura, los obreros rurales del norte del territorio conforman una comisión de braceros huelguistas que recorrerá los campos de Ceballos, Intendente Alvear y otros pueblos del norte pampeano.3
Una fracción de estos conformará la Sociedad de Trabajadores Agrícolas, de tendencia anarquista y socialista, que tendrá fuerte repercusión en Trenel donde hicieron circular un pliego de condiciones para los trabajos en la cosecha en el que planteaban una serie de artículos e incisos que regulaban los pagos, horarios, descansos y alimentación durante la jornada laboral:

“Art. 1º El trabajo de corta será por tanto y a razón de tres pesos la cuadra de trigo, incluso el corte de lino y avena. Art. 2º El día de labor será desde la salida a la puesta del Sol [con interrupciones para desayunar, almorzar, merendar y cenar](…) Art. 3º Todo colono deberá tener una habitación a disposición del personal y para comodidad de los obreros debiendo ser aquella amplia e higiénica; Art. 4º Todo colono deberá solicitar el personal que necesitare a la Sociedad de Trabajadores Agrícolas y por ningún concepto podrá trabajar con personal no asociado (…) Art. 5º Los pagos se harán en dinero efectivo (…) Art. 6º Los desayunos, almuerzos, meriendas deberán ser abundantes y sanos y servirse con medio litro de vino en cada oportunidad y pan o galleta fresca a discreción. Art. 7º Todo colono se entenderá en los casos de reclamos con el delegado de la Sociedad de los Trabajadores Agrícolas…”4.

El pliego circula por la zona y tendrá repercusión inmediata en la huelga de bolseros de Winifreda. En este pueblo los obreros rurales, que habían soportado la represión de la policía local meses atrás, presentaron un pliego de condiciones a los cerealistas, que entre los principales puntos planteaba un mejoramiento del salario y las condiciones de trabajo, el reconocimiento del sindicato y el reconocimiento de un delegado por galpón. Estos reclamos fueron en principio totalmente rechazados. Frente a la negativa los bolseros iniciaron una huelga con paro de las actividades, esperando que los patrones recapacitaran. Pero a pesar de que era una huelga completamente pacífica, las autoridades policiales trasladaron al lugar fuerzas policiales para reprimir brutalmente a los trabajadores.5
No pudiendo doblegar la huelga con amenazas y balas, las autoridades decretaron el estado de sitio. A partir de entonces comenzaría una verdadera “caza de brujas” en la que los trabajadores no podían permanecer juntos en un grupo mayor a tres, sin que fueran apresados por la policía, ya fuera en la vía pública, en alguna fonda o en casas particulares, pues allí incluso iban los agentes a dispersar los grupos.
En vistas de que no podían llegar a un acuerdo con la patronal y tenían que soportar los atropellos policiales, la fracción socialista del movimiento llamó al dirigente agrícola Antonio Buira6, a fin de que se entrevistara con los patrones para proponerles un arreglo y poner fin a ese estado de cosas. Buira, que vivía en Santa Rosa, aceptó la invitación que hicieron los bolseros y se trasladó a Winifreda el viernes 21, regresando el mismo día sin haber logrado ningún avance en las negociaciones. Los cerealistas no aceptaban las condiciones y los trabajadores estaban resueltos a no dar marcha atrás en sus reclamos.
El domingo 23 por la mañana se trasladó Buira nuevamente a este pueblo para tratar de llegar a un arreglo. Para poder reunirse con los obreros solicitó permiso a la jefatura, el cual fue otorgado. En la asamblea la situación se puso tensa, algunos estaban dispuestos a volver al trabajo ya que los patrones aceptarían parcialmente el pliego. Los intransigentes, de orientación anarquista, en cambio, habían resuelto no volver a las labores agrícolas sin la aceptación íntegra de los artículos.
La asamblea fue interrumpida por la policía que, “armada hasta los dientes”, comenzó a reprimir y dispersar a los trabajadores. Fue en ese momento cuando el sargento Guzmán que mandaba las fuerzas, manifestó “su gran deseo de liquidar a Buira”, pero tenía órdenes del comisario Basualdo7 de trasladarlo a la comisaría, ya que allí se resolvería el problema. Una vez en el sitio indicado se encontró con “todos los lobos reunidos” –policía y cerealistas- que estaban deliberando. Después de discutir con ellos por espacio de hora y media y sin descuidar de hacerles comprender que esos tres artículos que los obreros pedían no podían atentar nunca contra los intereses de los cerealistas, pues solo era el reconocimiento de la sociedad gremial, no tomar represalias y reconocer un delegado en cada galpón, se llegó a un acuerdo de reunirse en un galpón a las tres de la tarde para lo cual fueron citados todos los estibadores.8 Reunidos todos, luego de discutir durante dos horas, escudándose los patrones en “la constitución y la patria”, los obreros lograron imponer los tres artículos con alguna reforma quedando el conflicto solucionado.

La experiencia de la clase obrera rural

La emergencia de sindicatos obreros rurales y el aumento en la concientización de la clase obrera rural pampeana, se condijo también con un aumento de la vigilancia y represión por parte de las autoridades locales que defendieron los intereses de la burguesía rural con el lenguaje de los sablazos y las balas. El abuso de las fuerzas represivas del Estado era la respuesta más recurrente ante la protesta obrera como vimos en el caso Winifreda, en donde incluso, llegó a decretarse el estado de sitio. Por otro lado, el análisis de esta huelga nos permite reunir nueva información respecto a la existencia de sindicatos y experiencias políticas de concientización obrera a principios del siglo XX en áreas rurales. Corroborando una vez más lo erradas que se encuentran las lecturas germanianas respecto a la poca experiencia sindical y supuesta relación paternal que tendrían los obreros migrantes del interior incorporados posteriormente al peronismo. La organización gremial y el desarrollo de movimientos reivindicativos estuvieron atravesados en el campo por una disputa programática idéntica a la que se observa en las ciudades. Pues se encontraban presentes allí las mismas tendencias políticas que en la ciudad: socialistas, anarquistas y sindicalistas.

Notas

1Periódico La Autonomía. Santa Rosa. Año XIII. 3 de Noviembre de 1920.
2Periódico La Autonomía. Santa Rosa. Año XIII. 6 de Diciembre de 1920.
3Periódico La Autonomía. Santa Rosa. Año XIII. 31 de Diciembre de 1920.
4Periódico La Autonomía. Santa Rosa. Año XIV. 18 de Enero de 1921.
5Periódico Germinal. Santa Rosa. Año VII. Nº 233. 27 de Enero de 1921.
6 Antonio Buira nació en Marsella, Francia, en 1884, cuando el barco que transportaba a su familia recaló en ese puerto rumbo a América. Los Buira trabajaron como agricultores en Santa Fe, Córdoba y La Pampa a comienzos de siglo XX Tenía una formación socialista heredada de su padre, Cipriano. Empezó su acción política en la colonia Inés y Carlota (La Pampa), defendiendo a los agricultores cuando el Grito de Alcorta llegó al territorio pampeano, en 1912. Organizó la Liga Agraria y la primera cooperativa agraria de consumo. La quiebra de ésta lo llevó a la ruina y a un juicio. Fue colaborador y columnista del periódico Germinal de Santa Rosa, además de un orador consagrado. Estaba afiliado al Partido Socialista, que lo propuso como candidato a concejal en Santa Rosa en 1916 y 1920. En 1919 se unió a los chacareros en una huelga que se extendió por toda la provincia y fue encarcelado acusado por la Ley 7.029 junto a otros militantes. En 1921 participó en el conflicto de estibadores que se describe en Winifreda. En abril de ese año migró hacia las filas del comunismo y en 1925 asistió a chacareros endeudados desde la agrupación Los Agricultores Unidos. En los ’30 dejó su chacra y se fue a Buenos Aries. Falleció en 1958, y desde 1962 un busto lo recuerda en el pueblo de Inés y Carlota en la provincia de La Pampa. Fuente: http://biografiaspampeanas.blogspot.com.ar/
7Este comisario será el que participe luego en la represión de obreros bolseros en Jacinto Aráuz hacia finales de 1921. Ver Bayer, Osvaldo: Los anarquistas expropiadores, Booklet, Buenos Aires, 2008.
8 Periódico Germinal. Santa Rosa. Año VII. Nº 233. 27 de Enero de 1921.

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