Obama cumple

en El Aromo nº 59
aromo59_obamaOsvaldo Regina
Colaborador

Considerada en términos de su volumen físico, la economía norteamericana creció en 2010 un 2,8%, con lo que ya recuperó el nivel previo a la crisis iniciada en 2007. Esta marca viene luego de no crecer nada en 2008 y de un durísimo 2009, donde la principal medida de actividad económica, el producto interno bruto (PIB), había caído 2,6%. Los principales factores que explican esta reversión de la actividad económica son el aumento de la exportación, de los inventarios de productos terminados de las manufacturas, de la inversión privada en equipos y del consumo, tanto en bienes durables (electrónicos, autos particulares, etc.) como no durables (alimentos, ropa, etc.). Hubo al mismo tiempo un aumento del volumen de las importaciones cuyo crecimiento refleja el ya referido relanzamiento de la demanda interna que hubo durante el año.

En cuanto a la tendencia a futuro (ver gráfico), los últimos trimestres parecen consolidar un ritmo de crecimiento del PIB cercano al 3% anual. En particular, el último trimestre de 2010 ratificó la performance de ese año con una tasa de crecimiento anualizada del producto que ascendió a 2,8% respecto del trimestre previo (cifras desestacionalizadas). También como en el promedio del año, crecieron las exportaciones y el consumo familiar, tanto de bienes durables como no durables. Sin embargo, se observó también un sesgo opuesto al promedio de 2010 en varios rubros: entre octubre y diciembre cayeron las importaciones, se recuperó la construcción de viviendas (es apenas la segunda vez que sucede desde principios de 2007) y se pudieron reducir los stocks de mercaderías. Finalmente, incidió negativamente la reducción durante el último trimestre del año de los gastos militares y también de los estaduales.

La vuelta a la normalidad no está, sin embargo, totalmente garantizada todavía. La posibilidad de una recaída existe si consideramos el todavía modesto ritmo neto del 2,8% alcanzado por el producto en el 4º trimestre de 2010 y el hecho de que cayó fuerte el volumen de importaciones (a una tasa anualizada del 12%). También la tasa de inflación bajó su ritmo respecto del resto de 2010 y, para los bienes y servicios finales que conforman el PIB, resultó equivalente apenas al 0,4% anual.

Las ganancias empresarias domésticas, por su parte, ya en el tercer trimestre del año pasado se habían recuperado (ver gráfico, con cifras a esa fecha), con un importante aumento en la distribución de las ganancias como dividendos para los socios y con los bancos liderando la suba de utilidades luego de haber sufrido importantes pérdidas en 2009.

Pero, no casualmente, sigue firme la crisis en el mercado de trabajo y el desempleo duplica al que había antes de estallar la crisis de las hipotecas a mediados de 2007 (ver gráfico). A pesar de que la economía estuvo creciendo al 3% anual durante el año pasado, la cantidad de desocupados se ubicó en enero de este año en el 9% del total de la población económicamente activa, es decir, cada 10 personas ocupadas hay una que busca empleo. Esto es apenas 1,1% menos desempleo que en el peor momento de la crisis en 2009.

Es una característica parasitaria del capitalismo posterior a la crisis de 1930 la necesidad de que el Estado se haga cargo de grandes gastos improductivos a fin de reducir el desempleo masivo, preservando así el control político de los explotados junto con los privilegios de explotadores y funcionarios. Pero, sobre llovido, mojado, nada es lineal en la historia y los republicanos impusieron recientemente en la cámara de diputados un plan draconiano de reducción inmediata del gasto público que, si se aprobara aunque sea parcialmente en el Senado, controlado por los demócratas, implicaría seguramente un nuevo freno a la recuperación y a la reducción del desempleo. El recorte en debate generó actos de protesta de los sindicatos en Wisconsin (ver artículo en el suplemento GES) y Ohio contra la reducción de beneficios y el debilitamiento de sus derechos de negociación colectiva.

A cambio, el gobierno demócrata ofrece a los republicanos un plan de reducción del déficit en el presupuesto estatal a cumplirse al cabo de varios años. El recorte Obama evita el shock recesivo inmediato sobre el nivel de actividad pero solo para repartir su efecto en varios años. Geithner, el Secretario del Tesoro de Obama, dijo que el paquete de reducción del gasto aprobado por los diputados dañaría la capacidad de crear empleos pero agregó que confiaba en que “demócratas y republicanos acordarán un programa no tanto para reducir el gasto como para reducir nuestro déficit de largo plazo”.

La evolución descrita de la economía y los planes actuales de Obama permiten mantener vigente la caracterización de la política económica de Obama ante la crisis que se adelantó desde esta columna hace exactamente 2 años en el sentido de que “El efecto de la actual crisis sobre el reparto de la torta entre las clases norteamericanas continuará al de la evolución de los precios y los salarios durante 8 años de gestión del pequeño George W. Desde 2001 los precios de la producción acumularon aumentos respecto de los insumos por más del 22% mientras que el costo salarial de las empresas lo hizo en apenas 7%. La participación asalariada en el ingreso nacional, que había alcanzado 60% en 1980, se fue reduciendo hasta el 56% durante el último período republicano (…) Esta tendencia encuentra en la crisis financiera una oportunidad ideal para cristalizar en una reducción duradera del salario real y relanzar luego la rentabilidad del capital norteamericano con una economía más estable. Si Bush logró aligerar a las empresas de la carga salarial durante los años de auge, tanto más fácilmente seguirá Obama el mismo camino gracias al contexto de recesión y a un fuerte y oportuno aumento del desempleo”.

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