MISIONES: Una profesión imposible – Rafael Vázquez

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En las últimas horas se conoció una lamentable noticia en la provincia. El CGE se vio obligado a otorgar, acción judicial mediante, una licencia médica a una compañera que sufre esquizofrenia.1 En efecto, a pesar de contar con las recomendaciones médicas pertinentes, los médicos del CGE  consideraron que la docente en cuestión se encontraba en plena capacidad para ejercer frente al aula. Teniendo en cuenta esta situación vale la pena plantearse una serie de problemas.

 

¿Porque nos enfermamos?

 

Existen sin dudas múltiples causas que sirven para explicar las recurrentes enfermedades que afectan la salud de los compañeros, infraestructura escolar, condiciones de higiene de los establecimientos, etc., pero conviene centrase particularmente en una: el régimen laboral docente. En otra oportunidad mencionábamos la necesidad de los compañeros de “vivir” para la escuela, es decir, condenarse a extensas jornadas de trabajo mañana, tarde y noche para llegar a un salario miserable. Si a esto agregamos el tiempo considerable que el docente gasta en moverse de una escuela a otra, lo que queda difícilmente puede ser catalogado como vida. Exponernos al extremo de nuestras capacidades físicas y mentales sin duda contribuye a que vivamos enfermos. La patronal gusta reprocharnos el hecho que “vivimos pidiendo licencia”, ahora bien, nada dice sobre las condiciones que generan este fenómeno. Desde su punto de vista el docente debe estar frente al aula a toda costa por lo tanto deniega las licencias médicas a los compañeros. La razón de esta actitud debemos buscarla en la optimización de recursos, léase ajustar gastos a costa de nuestra salud. Esto último no constituye una realidad exclusiva de los docentes misioneros valga de ejemplo el doble presentismo- ítem aula- en Mendoza o los intentos de Vidal en Buenos Aires, en igual sentido. En la provincia de Santa Fe, la tablita médica dispone cuántos días podemos perder la voz, engriparnos, tener bronquitis, gastritis, etc. De lo que se trata en definitiva es que aceptemos, a costa de nuestra integridad física asistir al trabajo a como dé lugar, eso sí a cambio la patronal le ofrecerá un reconocimiento monetario a nuestro esfuerzo y dedicación. En resumen, espejitos de colores por nada menos que nuestra vida.

 

Qué hacer/ Contra la cultura del trabajo.

 

Los compañeros que pertenecemos a la Corriente Nacional Docente Conti-Santoro nos oponemos a reducir nuestra vida al trabajo. Esto implica pelear por dos cuestiones, que están directamente relacionadas con el punto anterior. En primer lugar, reclamar una reducción de la jornada laboral, llevándola en principio a lo que estipula nuestro estatuto, 30hs. cátedra como máximo (Art. 82). Esto nos lleva indefectiblemente  a redefinir la pauta salarial. Como puede ver compañero, el tema presenta varias aristas. No podemos seguir tolerando extensas jornadas o dobles cargos, que solo permiten llegar, a los compañeros con máxima antigüedad, a un 90% de la canasta de miseria. Tenga en cuenta que su salud está en juego. Por lo tanto, es nuestra tarea luchar por una recomposición histórica de nuestro salario, es decir, por un salario inicial igual a 2 canastas básicas. Tiempo libre y salario como para llegar a fin de mes, ¿le agrada? ¡Imposible!, me reprochará. Le recuerdo que en la década del 30 el salario inicial docente para un solo cargo cubría más de 2 canastas totales para un grupo familiar con 3 menores. Ese y no otro debe ser nuestro horizonte.

Por otro lado, luchar contra la degradación de nuestras vidas, implica pensar y proyectar una sociedad distinta. Compañero, si quiere dejar de enfermarse y poder realizar las actividades que desea (recreativas, formativas, etc.) debe pelear por el socialismo, lo que conlleva en el plano educativo priorizar una formación científica que permita a nuestra clase el desarrollo de una conciencia revolucionaria. Hoy el sistema solo le ofrecerá a usted y a sus alumnos una degradación permanente de su formación, en primer término, pero también de su vida. La tarea entonces no se agota en una necesaria recomposición material, se trata además de recuperar nuestra vida (esa que es tan breve, tan corta) y con ella nuestra salud.

Notas

1Primera Edición, 18/6/2017.

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