¿La última fiesta? Las perspectivas de la burguesía nacional

en El Aromo n° 34

Por Verónica Baudino – Pese a la retórica nacional y popular del gobierno K, la burguesía se muestra agradecida por la bonanza económica de los últimos años. La calma recorre las reuniones y los simposios, como se muestra en las declaraciones de UIA, AEA y CGE. En el Coloquio de IDEA, los empresarios expresaron su contento con la marcha de la economía y pronosticaron un futuro similar para el año siguiente: “El crecimiento estará impulsado por China, con un pronóstico de altos precios agrícolas por cinco, diez o quince años más”.1 En este contexto, apuntan a continuar su crecimiento de la mano del agro, el que realmente impulsa la economía. Aún así, pueden verse algunos roces entre gobierno y empresarios con respecto a la crisis energética, al congelamiento de precios y las luchas sindicales. Sin embargo, nadie parece dispuesto a sacar los pies del plato. La fortaleza de la burguesía se muestra no sólo en su excelente relación con el Estado, sino en sus aquietadas internas. Entre las mismas centrales empresarias no hay cruces. Más aún, Pagani, dueño de Arcor, forma parte de la UIA y la AEA simultáneamente.

Cada vez menos invitados

El rasgo común de las empresas que quedaron relegadas desde el año 2001, es que no son competitivas en el mercado internacional. Sus exportaciones, si las tenían, se dirigían al mercado sudamericano. Este es el caso de Quilmes y Loma Negra, cuyas ventas a capitales extranjeros resonaron en todos los medios. La compañía cervecera fue adquirida por Inbev S.A., de capitales belgas y brasileros. La transacción, por 1.200 millones de dólares, incluye el control del 91% de la producción de cerveza Quilmes y la comercialización de Brahma y Pepsi.2 De acuerdo con los balances expuestos en la página de esta empresa, se produjo un caída de las ventas entre el 2001 al 2004 del orden de los 300 millones de dólares anuales.3 Los malos resultados terminaron en la venta de la compañía. Loma Negra atravesó una situación similar, su falta de competitividad en el mercado internacional le dejó una deuda de 400 millones de dólares. Así, tuvo que venderse a Camargo Correa (Brasil), principal productor de cemento de Brasil y el resto de Sudamérica.4

Se suman al cuadro de progresiva extranjerización de la economía la compra por parte de Dadone de Bagley, Villa del Sur y La Serenísima, y su fusión con Arcor en el mercado de las galletitas. Ertach, una importante empresa argentina de telecomunicaciones fue apropiada por Telmex (Mexico). Disco y Plaza Vea fueron vendidos a Jumbo (Chile) y el 50% del frigorífico Finexcor a Cargill (EEUU). Tenían una deuda de unos 300 millones de dólares5. En suma, la transnacionalización de los capitales nacionales no está relacionada a la falta de interés de la burguesía nacional en el desarrollo del país, sino a sus deudas asfixiantes. La ausencia de recursos financieros -como consecuencia de su reducida escala de acumulación- les imposibilitó hacer frente a la competencia, cayendo en manos de capitales más poderosos, en su mayoría extranjeros. En este contexto, ¿quienes ganaron y cuál es su base?

VIP: agropercuarios y petroleros

Entre los años 2000 y 2005, se produjo un reacomodamiento en el grupo de los capitales más vendedores. Este cambio de posiciones divide aguas entre quienes pudieron hacer frente a la crisis del 2001 y quienes, aunque no hayan quebrado, tuvieron un fuerte revés. En el año 2000, los primeros tres puestos eran ocupados por Excel Group, Techint y Pérez Companc. En el 2005, se refleja en los cambios las tendencias al predominio de los capitales ligados al agro y al petróleo: YPF destronó al Exxel Group y Pérez Companc fue desplazada por Petrobrás. El Exxel Group, empresa comercializadora, no pudo mantener su lugar frente a las empresas insertadas en las ramas agrícola y petrolera. A su vez, Petrobrás adquirió el sector petrolero de Pérez Companc, lo que le significó un brusco descenso en sus ventas. Cercano a estos capitales se encuentra Cargill, una comercializadora de granos estadounidense. En el resto de las empresas petroleras también se da un movimiento similar: Esso y Shell estuvieron entre las primeras diez empresas más vendedoras hasta el 2001, cuando sus puestos fueron ocupados por capitales como Bunge Arg., ligada al agro. La causa es que éstas, a diferencia de Petrobrás y Pérez Companc, no producen petróleo. Otras empresas líderes también son Aceitera General Dehesa y Grupo Arcor, relacionadas con la producción agrícola de exportación.

Entre los capitales mercado-internistas más destacados se encuentran los supermercados. Estos, sin embargo, fueron desplazados de los primeros puestos luego de la crisis, ya que no pudieron aprovechar la devaluación y los altos precios agrarios y petroleros. Por su parte, el sector de maquinarias agrícolas aprovechó el incremento de la producción agropecuaria.6 Telefónica logró mantenerse estable gracias a su fusión con Movicom, que le permitió controlar una porción mayor del mercado.

El escenario de los ganadores se divide entonces entre petroleras y agricultores. Ambos bajo el impulso de los altos precios internacionales. Son sectores, especialmente el agro, altamente competitivos en el mercado mundial que constituyen la base del desarrollo económico argentino. No aparece ninguna otra rama pujante asentada en bases distintas a lo que históricamente es el motor de la argentina: el agro. Tampoco resaltan las pequeñas industrias. Las empresas líderes son grandes capitales, cuya escala de acumulación le permite hacer frente en mejores condiciones a la competencia. Ninguno de los exaltados pequeños productores exportadores figura entre los principales vendedores. Con lo cual la base económica tiende a estar constituida cada vez en mayor medida por grandes empresas, en forma minoritaria de capital nacional, representado por unos pocos nombres (Techint, Arcor). El resto fue progresivamente pasando al grupo de los perdedores.

¿Es la última fiesta?

La configuración del empresariado pone en duda su capacidad de desarrollo a largo plazo. La cúpula de la burguesía se ha reducido a aquellos que viven del agro y del petróleo. El resto tuvo que vender o se fundió. Si la demanda de estas mercancías cae, dejaría a la mayoría de la fracción dominante pataleando en el aire. Se trata de un escenario más que probable en el mediano plazo, de acuerdo al desarrollo de la crisis mundial. Esa es la razón por la cual los empresarios reclaman el desarrollo de un fuerte sector industrial, que permita una cierta autonomía ante esta coyuntura. Una propuesta que, como vimos en estas páginas, se muestra inviable. Entonces, parece que lo que le queda a la burguesía argentina es disfrutar hasta que termine la fiesta. Y a los funcionarios y al Estado, que defienden sus intereses, prepararse para futuras y grandes crisis políticas.


Notas

1Infobae, 1 de noviembre de 2006, edición electrónica.
2Fuente: La Nación, 13 de abril de 2006, edición electrónica.
3www.quinsa.com
4Fuente: Clarín, 1 de agosto de 2002, edición electrónica.
5Fuente: Clarín,14 de enero de 2001, edición electrónica.
6Fuente: Las 1000 empresas que más venden, Revista Mercado, edición electrónica.

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