La seriedad del socialismo. Entrevista al economista mexicano Alejandro Valle Baeza

en El Aromo n° 30

Por Juan Kornblhitt – Alejandro Valle Baeza es un reconocido economista marxista mexicano y uno de los fundadores de la Sociedad de Economía Política de Latinoamérica. Sus investigaciones abordan la situación de la clase obrera mexicana1 y del desarrollo de la crisis en los Estados Unidos, tema sobre el cual vino a dar una conferencia en la Argentina. “Curiosamente, hay reticencia entre los marxistas a que se discuta la crisis” -nos señaló-” Por eso, fue muy agradable ver con la viveza que discuten en su revista.2 Yo vengo trabajando sobre el tema, y ver que hay otros interesados y que lo discuten con mucha fuerza me gustó mucho. Es un acierto de la revista plantear este debate y, desde mi punto de vista, están en lo cierto”. En esta entrevista, Valle Baeza expone sus hipótesis sobre la posibilidad del estallido de la crisis en los EE.UU. y sus posibles alcances.

¿Cuáles son los indicios de que estamos frente a una crisis?

El más obvio para todo el mundo es un déficit de cuenta corriente de los EE.UU. de más de un 6%. No hay ningún país desarrollado que haya tenido un déficit de cuenta corriente de ese tamaño en los últimos 30 años. Y no hay ningún país que haya tenido por más de 5 años un déficit de este tamaño. Ninguno. Este déficit requiere de un ingreso diario de 2 mil millones de dólares de entrada de capital a EE.UU. Cuando esto se interrumpa por alguna razón, va a ser una catástrofe para los EE.UU. y para el mundo.

¿Por qué podría interrumpirse?

Porque cada día crece más el temor de que el dólar se devalúe. De hecho, ya se ha vuelto a devaluar. Y los países que están metiendo dinero en EE.UU. van a pensar que es cada vez más riesgoso poner su dinero únicamente ahí. Quienes más lo están haciendo ahora son China y Japón. China, dentro de un par de años, va a sobrepasar a Japón en la tenencia de bonos de la Reserva Federal y llegará a una cantidad de más del 10% del PBI de los EE.UU. Es un problema muy serio para cualquier país. Tampoco los EE.UU. quieren que se devalúe el dólar. En definitiva, están en un problema sin salida. Porque si se protegen y devalúan el dólar pierden y, si no se protegen, cada día aumenta el riesgo para ellos de cuando ocurra el freno de la llegada de capital extranjero.

¿Una devaluación profunda del dólar es una posibilidad como salida a la crisis?

Como decía, es un problema sin salida. Porque no pueden devaluar demasiado el dólar. No hay otra divisa que pueda suplir su lugar. Por lo tanto, no sabemos hasta dónde va a llevar esto. Cuando hay una crisis cambiaria, no se sabe adónde va a llegar la moneda. En la Argentina, la sobrevaluación fue de un 100% y desproporcionada frente a la necesidad de los precios. Entonces, no se sabe hacia dónde puede conducir una crisis cambiaria. Y, en el caso del dólar, su papel es tan asimétrico que nadie sabe qué puede pasar, qué tan grave puede ser.

¿Qué otros indicios encontramos de la crisis?

El déficit es el principal problema, pero no es el único. Este problema parece conducir a una crisis cambiaria, que sería una catástrofe para el mundo y para los EE.UU. Pero puede ser más que eso. Puede ser una crisis financiera con problemas de estrangulamiento del sistema financiero estadounidense y mundial. ¿Por qué? Porque hay una conducta en relación a las viviendas en los EE.UU. que es muy clara. Cuando, en 2001, explota la burbuja de la bolsa de valores (que se había inflado enormemente), se empiezan a inflar las bolsas de los países atrasados como Turquía, México y Argentina, como una salida para la especulación. Al interior de los EE.UU., se acomodan en la vivienda y ésta sube su precio entre un 30% y un 40%. Esto se observa a partir de la proporción entre precio de la vivienda y renta, que ya está empezando a reventar. Ya los últimos meses cae, se recupera y se muestra como insostenible. Es uno de los elementos que se suma. Por lo que puede hacer que algo que aparece como una crisis cambiaria se convierta, rápidamente, en una crisis financiera de mayor gravedad. Hay un mercado especulativo muy frágil. Ya se está viendo una suba de la tasa de interés. Y ya ahora hay problemas muy serios para pagar las hipotecas. Por eso, están cayendo los precios de las casas. Tenemos otro foco rojo muy serio.

¿Cómo afectan, estas dificultades, a la producción?

Mientras encontramos la reticencia de los marxistas para discutir la crisis, los keynesianos y postkeynesianos son quienes vienen prediciendo los estallidos en diferentes países. Pero hay algo que los postkeynesianos nunca ven: hay problemas en la producción. Que no se ven claros, como en el 2001, pero ya se notan. Hay muchas empresas que están en quiebra. Está en quiebra Delphi, la principal proveedora de General Motors (GM), quien, aunque no está en quiebra, tuvo pérdidas por 10.000 millones de dólares y cuyos bonos son considerados chatarra. Antes se decía: “Lo que es bueno para GM es bueno para EE.UU.”. Bueno, ahora se dice: “Lo que es malo para GM es catastrófico para EE.UU.”. A esto se suma que Delta está operando bajo la ley de quiebras. Silicon Graphics acaba en mayo de entrar en proceso de quiebra. United Airlines está en situación similar. Es una lista impresionante. Muchas de ellas están quebradas porque la competencia externa, con un dólar sobrevaluado, los está matando.

¿Y qué ocurre con la tasa de ganancia?

Hoy día hay un aumento descomunal de la masa de ganancia, por lo menos en los EE.UU. La tasa de ganancia tocó fondo en 1982, y desde ahí, se recuperaron la masa y la tasa de ganancia. Dichos aumentos se consiguieron elevando la tasa de plusvalía mediante la baja de los salarios, que se encuentran en promedio por debajo que los de la década de 1970. Ello hubiera provocado inicialmente problemas en el sector que produce bienes salario y, después, en el sector que produce medios de producción. Otra medida, para recuperar la tasa de ganancia, fue la disminución de impuestos a los capitalistas, lo que ocasionó el déficit gubernamental de la administración Bush. Los problemas con bienes salario se retrasan con crédito al consumo y el déficit gubernamental exige el endeudamiento gubernamental. Ambos créditos se retroalimentan. Pero, en el momento que deje de crecer el crédito, los problemas reaparecerán agravados. Porque el crédito no puede crecer indefinidamente y, tarde o temprano, ocurrirá una crisis financiera. Se plantea que la crisis ocurre cuando la masa de ganancia disminuye, pues con eso las nuevas inversiones no serían rentables. Esa es la sobre-producción absoluta de capital de la que habla Marx. Por lo tanto, una tasa descendente de ganancia no producirá una crisis, a menos que se traduzca en una disminución de la masa de ganancia, lo que inevitablemente ocurre de tanto en tanto. Yo, en principio, estoy de acuerdo con esto. Todo esto es muy tentativo. Vengo siguiendo con detalle la economía de los EE.UU. y me está quedando claro que existe la posibilidad de una crisis grave en ese país, incluso cuando la tasa de ganancia se esté recuperando. Sin embargo, parece que lo que logró esa la recuperación no puede sostenerse y sobrevendrá una crisis. En resumen, encontramos desequilibrios crecientes como los que muestra la economía de los EE.UU. que no pueden seguir indefinidamente. Mientras más se retrase el ajuste, mayor será su costo. Sin embargo, una crisis ahora pone en aprietos la conexión teórica inmediata entre descenso de la tasa, descenso de la masa de ganancia y crisis. Queda el desafío de analizar y probar la conexión entre aumento de las tasa y masa de ganancia y crisis.

¿Teniendo esto en cuenta, cómo evalúa la magnitud de la crisis que se viene?

Lo grave es que el ataque a la clase obrera se da incluso en los momentos de expansión. No hay tregua. En México se está viendo elementos de rebelión de la gente. Arrestaron a doscientas personas, violaron a mujeres y acaban de matar a dos obreros. En definitiva, un escarmiento para aterrorizar. Se ha visto disposición, tanto de la población, dispuesta a enfrentar violentamente a la policía, como de la policía a reaccionar. Vimos las movilizaciones en Bolivia. En definitiva, esos son elementos que hacen impredecible para dónde sale la crisis. La teoría decía que una crisis como la de los ‘30 es difícil que se reitere. En ese entonces, la crisis se agravó por la ruptura de la cadena de pagos, que produjo que ya nada funcione. Pero eso mismo pasó en Argentina con la caída de la convertibilidad: ya no había dinero. Era algo que nunca habríamos imaginado: que no haya dinero en los bancos. Incluso, un extranjero no podía sacar dinero ni para pagar un café. Esas cosas que se decía que ya no podían pasar, están pasando. Lo que se dice, entonces, es que eso no le puede pasar a EE.UU., porque ellos son los creadores del medio de pago. Sin embargo, hay síntomas extraños. Por ejemplo: ya no van a publicar cuánta moneda imprimen, porque la sobreimpresión de moneda es un mecanismo de defensa y quizás estén pensando en usarla. Pero sabemos que eso no va a resolver el problema, sino que lo va a agravar. Yo no sé si puede haber una interrupción del sistema de pagos a nivel internacional. Pero puede ser que se reacomode y se sustituya la hegemonía estadounidense. Sin ser tan pesimistas, Japón ya tiene 11 años de recesión. Desde 1989, está en recesión casi permanente. Tiene uno o dos años en que se recupera y, luego, ya cae otra vez. La Bolsa de Japón en 1989 era de 39 mil puntos. Hoy anda entre los 16 mil y los 11 mil, casi una cuarta parte de lo que tuvo. Ahí también se vivió esta burbuja de los bienes raíces. El valor de la tierra en Japón fue superior al de toda la tierra de los EE.UU., en algunos momentos. Quizás, la forma que pueda adoptar la crisis es la de un estancamiento largo, que obligue a los demás a recomponer el sistema, mientras se sustituye el dólar o se adopta un sistema mixto.

¿Pero cuál de los dos escenarios es más probable? Porque el estancamiento de largo plazo en algún momento debe resolverse…

Sí, es claro que se necesita un gran desajuste. Porque una crisis pequeña no resuelve nada. La burbuja de valores no se termina de resolver ya que se traslada a otros países o a los bienes raíces. La deuda creció: el gobierno de los EE.UU. tenía superávit y pasó al déficit.

¿Y cómo sería posible una recuperación?

Yo creo que deberá haber una búsqueda de soluciones nacionales. E incluso del socialismo. Los venezolanos se han planteado un socialismo. No sabemos qué tanto están hablando, o si están un poco light, pero es interesante que se esté volviendo a hablar de socialismo, que se planteen soluciones proporcionales a la magnitud del problema. Un problema muy grave, por toda la acumulación de ataques a la clase obrera en el mundo. El estallido de una crisis nos tiene que obligar a buscar soluciones, tanto paliativas como más de fondo. Va a volver a discutirse con seriedad el problema del socialismo. El capitalismo ya lleva 20 años que no funciona en América Latina.


Notas

1 En el próximo número de la revista Razón y Revolución se publicará, de su autoría, “La situación de los trabajadores mexicanos”.

Se refiere al debate publicado en Razón y Revolución nº 15, 1er semestre de 2005, Buenos Aires, Ediciones ryr, y a su continuación, en El Aromo, nº 29. Ambos pueden consultarse en www.razonyrevolucion.org

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