La rendición de la izquierda en Brasil

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El pasado miércoles, el Tribunal de Porto Alegre dictó sentencia sobre Lula a raíz del soborno recibido por parte de la constructora OAS, una de las contratistas de Petrobras. Se trata de una nueva vuelta de tuerca de la investigación de la corrupción entre la petrolera estatal y las empresas constructoras, que salpican a políticos de diferente color, principalmente del PSDB, el PMDB, y el PT. En concreto, se acusa a Lula de que la empresa OAS le dio un departamento de 297 metros cuadrados en Playa Asturias, Sao Paulo, a cambio de suculentos contratos con Petrobras. El juez Sergio Moro, quien lleva adelante la causa del Lava Jato, había encontrado culpable a Lula por recibir sobornos por 1,2 millones de dólares, por lo que lo condenó a 9 años y medio de prisión. El Tribunal de Porto Alegre, no solo lo encontró culpable, sino que también aumentó la condena a 12 años. De esta forma, Lula tiene muchas chances de no poder presentar su candidatura presidencial para las elecciones de fin de año, siendo líder en las diferentes encuestas, e incluso podría estar preso para ese entonces.

Ese es el punto nodal de la cuestión y ha hecho a la izquierda sufrir un nuevo desparramo. Tanto el PO como el PTS han salido a repudiar la sentencia a Lula.[1] El primero, considerando que “la condena a Lula es funcional a la tentativa de despejar el terreno a las variantes capitalistas más extremas, estableciendo un hilo conductor con la ofensiva actual que viene llevando el gobierno de Temer” y que forma parte de una “manipulación” y “proscripción política”  que debe ser derrotada.[2] Dicho de otra manera, Temer es la “derecha extrema” y Lula es el mal menor. Hay que recordarle al PO que Lula no está preso por encabezar una lucha contra Temer, sino por aceptar sobornos, o sea, por aceptar plata de los obreros para que una empresa en particular explote a más obreros. Así y todo, el PTS da un salto más al vacío, y sostiene que se trata de un “autoritarismo judicial” y “cercenamiento de derechos democráticos” que apuntan a “restringir el derecho democrático elemental de la población a votar a quien quiera, incluso a Lula”. Es decir, se consagra la democracia burguesa, donde la clase obrera hace política como ciudadano y no como clase. Aún más, si lo que importa es elegir libremente, si la clase obrera elige a un delincuente como presidente no habría nada que hacer, porque es su derecho elegir a quien quiera. Por último, llama a los “trabajadores” a “unir sus filas para luchar contra las reaccionarias reformas de Temer (para abolir la reforma laboral y frenar la previsional) y en defensa de los derechos democráticos de toda la población, en primer lugar contra la restricción del derecho a votar a quienes quieran”. Es decir, la estrategia del frente único, que no excluye al PT, obviamente. Entre lo que sostiene el PTS, y la negación de la revolución, hay solo un par de centímetros. La única excepción fue IS, quien se delimitó del PT y se negó a defender a Lula.

Tanto el PO como el PTS tienen los mismos problemas. Por un lado, su posición frente a Lula y al PT, por el otro, la caracterización que tienen del proceso que se viene desatando en Brasil desde la presidencia de Dilma.  En el primer caso, tanto el PO como el PTS identifican en el PT y en Lula, elementos progresistas que los ubican como el “mal menor” frente a Temer. Esto es completamente falso. Lula es tan corrupto como Temer, y el PT ha llevado adelante un ajuste tan violento como el que está llevando a cabo el PMDB. Alcanza con ver el último período del gobierno de Dilma Rousseff para ver los diferentes recortes y congelamientos que impulsó, similares a los que ahora lleva adelante su ex vice.  Incluso, el PT tiene el antecedente del “mensalao” por el que fue encarcelado el ex presidente del partido, y ex funcionario de Lula, José Dirceu. Más aún, en las últimas elecciones municipales, el PT fue en alianza con varios partidos que habían votado la destitución de Dilma y negoció con el PMDB una reforma política, mostrando que algo queda de aquella alianza con la “derecha” y “contranatura” (Altamira dixit). El problema, y nos lleva ya al segundo punto, es que ni el PO ni el PTS logran ver que, lo se está desarrollando en Brasil, no es un “golpe institucional” con una avanzada sobre las libertades democráticas y la “libertad de elegir”. Y eso es porque no distinguen que en ambos campos, el de Temer y el de Lula, está la burguesía, en medio de una crisis política que aún no termina. La diferencia entre Temer y Dilma, es que mientras esta última sufrió movilizaciones multitudinarias, Temer logró contener el proceso que entró en un reflujo. Temer es el producto del retroceso (relativo, por ahora) de la acción directa de la clase obrera, no su causa. Temer busca evitar la candidatura de Lula porque sabe que hoy por hoy pierde las elecciones y su destino puede ser la cárcel. Se trata de una pelea entre el personal burgués. En lugar de defender a uno contra el otro, lo que corresponde es levantar una fuerza propia.

Como vemos, el PO y el PTS proponen para Brasil lo mismo que para Argentina: ser los legítimos herederos de un movimiento burgués. En lugar de dar una discusión clasista con las bases de estos partidos, se apela a la defensa de su líder como forma de identificación. En lugar de preocuparse por construir un candidato propio, hacen campaña por el enemigo. Si Lula está preso por ser un límite al ajuste, ¿por qué no lo van a votar? La izquierda se niega a poner sobre la mesa un programa revolucionario y una estrategia propia. Simplemente, proponen “resistir contra el neoliberalismo”, cuando lo que hace falta es una política socialista para intervenir en la crisis. El primer paso para ello, es convocar a un congreso de obreros y desocupados, que vuelvan a llenar las calles de Brasil con movilizaciones exigiendo  cárcel a Temer, Lula, y a todos los que ajustaron y robaron a la clase obrera, sean del partido que sean.

 

Condena efectiva para Lula y todos los ladrones del PT

Juicio y castigo a Temer y todo su gabinete corrupto.

Por un Congreso de Trabajadores que de salida a la crisis política.

 

Razón y Revolución

 

Notas

1El PTS reprodujo el comunicado del Movimiento Revolucionario de los Trabajadores, disponible en https://goo.gl/ScCTrf

2https://goo.gl/HMMnk7

1 Comentario

  1. Sin esconder la realidad. En tanto hijos del PO y críticos de un morenismo del cual solo vieron sus desviados1980s, no estoy seguro si hay «falta de estudio» o prejuicio antimorenista. La lit-ci, tuvo una posición más que correcta y sumamente bien argumentada en Brasil. Y no es algo pasajero, si no que su posición desde hace varios, muchos años. Y estamos hablando de un trotskysmo de base obrera que se toma en serio el clasismo, ya que como vimos su ala liberal debió quebrar el año pasado para poder expresarse. En cambio, el PO está muerto en Brasil, a Coggiola no se le permite publicar en en los órganos del partido (que ha traicionado a Reznik solo 1 año después de su muerte), y su historia en Brasil no es que se diga muy limpia (las críticas de trotskysmos no muy a izquierda como «Agrupamiento revolucionario»). El PTS, por su parte, tiene una organización progre y sin base obrera ni desprecio clasista por el progresismo. Todo esto algo les tiene que estar diciendo que en el morenismo había algo más que Zamora y la tendencia al semietapismo de Moreno en los 1980s….

    Les dejo el vínculo al artículo de la lit-ci, si es que el hecho de no consignarlo se debe al antintelectualismo al que lleva la falta de estudio:

    https://litci.org/es/menu/especial/debates/la-defensa-juridica-lula-los-terminos-la-asi-llamada-izquierda-socialista/

    Saludo marxista.

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