Historia argentina. El Cordobazo: La política en nuestras manos

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El Cordobazo fue una de las grandes batallas de la clase obrera argentina. No es casual que estos hechos no tengan un feriado, un lugar en las efemérides de los diarios ni un acto escolar. Son momentos de nuestro pasado, que protagonizamos los trabajadores, y por lo tanto a la burguesía no le gusta recordarlos. Es más, si se olvidan por completo, mejor. Por eso, corresponde que los rescatemos y recuperar su significado. Comencemos por los hechos.

El 29 de mayo de 1969, el movimiento obrero cordobés convocó a una huelga. Tenía dos reclamos principales: la restitución del sábado inglés y la eliminación de las quitas zonales. El sábado inglés era una conquista obrera, por la cual el sábado se trabajaba solo medio día y se cobraba el día completo. Las quitas zonales, por el contrario, eran abiertamente antiobreras. Para impulsar la industrialización del interior del país, se había dispuesto reducciones (“quitas”) a los salarios de los trabajadores de aquellas zonas. Para que “lluevan inversiones”, que se ajusten el cinturón los trabajadores. ¿Sabe quién impuso esta medida? Arturo Illia, ese viejito de aspecto simpático, que muchos hoy quieren rescatar como un gobernante honesto, eficaz e incluso demasiado bueno como para gobernar. Bueno, ahí tiene una muestra de cuáles eran los intereses que  defendía…

La situación general ya venía tensa. Desde 1967, los salarios se encontraban congelados y las organizaciones obreras fueron duramente reprimidas por la dictadura militar de Onganía. En Córdoba, ese mismo mes se produjeron huelgas de metalúrgicos, choferes y mecánicos, muchas de las cuales terminaron en enfrentamientos con la policía. Por su parte, los estudiantes de diversas provincias venían resistiendo el aumento de precios en los comedores y el intento de fijar exámenes que limitaran el ingreso irrestricto. La represión a esas movilizaciones había dejado ya varios muertos.

La CGT cordobesa llama a parar desde el día 29, por 48 horas. Desde la mañana de ese día, cientos de trabajadores hacen abandono de sus tareas y comienzan a encolumnarse, para marchar al centro de la ciudad. Al pasar por la Ciudad Universitaria, los estudiantes engrosan las columnas. La policía busca contener el avance y comienza a reprimir. Cae muerto un obrero.

A partir de allí se da un enfrentamiento abierto. En muchos casos, la policía tiene que replegarse y los barrios son ganados por los trabajadores y estudiantes. Con herramientas de trabajo y elementos que los vecinos prestan, los manifestantes se defienden. Bien entrada la tarde, el gobierno redobla la apuesta y hace intervenir el Ejército. No sin grandes resistencias, las fuerzas represivas avanzan. La mañana del día 30, encuentra la capital cordobesa completamente ocupada por el Ejército. A pesar de ello, la movilización da dos grandes golpes: cae el gobernador de la provincia y Onganía, que encabezaba la dictadura militar, queda debilitado. Un año más tarde, deberá dar un paso al costado.

Veamos ahora el significado de todo esto. El Cordobazo pareció comenzar con demandas económicas de los obreros y convocado por la burocracia sindical de la CGT. Pero fueron las bases obreras y estudiantiles las que decidieron hacer política. Lo hicieron en las calles, mediante la acción directa, enfrentándose al Estado y sus fuerzas represivas (primero la policía, luego el ejército). Es lo que hacen los obreros cuando sus reclamos no son resueltos. Por eso, decimos que el Cordobazo fue una huelga política de masas.

La burguesía se asegura siempre que los trabajadores no hagamos política. La política es para nosotros mala palabra, solo la pueden hacer ellos. Cuando se quiere desacreditar algún paro o alguna discusión, siempre se dice que está “politizada”. Los trabajadores lo que tenemos que hacer es trabajar y agachar la cabeza. Cuanto mucho, cada dos o cuatro años ir a votar a un candidato que está un poco más a la derecha, un poco más a la izquierda que el actual. Pero que gobierna para ellos, no para nosotros. Y después, tenemos que volver a agachar la cabeza hasta la próxima vez que traigan las urnas. Ahí hacemos política como ciudadanos, no como clase.

En cambio, cuando nos damos cuenta que nuestros problemas más cotidianos tienen que ver con la forma en que la burguesía hace política, cuando nos cansamos y salimos a la calle a luchar por lo nuestro, cuando levantamos la cabeza y tomamos los problemas en nuestras manos, somos violentos. Por ejemplo, al día siguiente del Cordobazo La Nación titula que se han producido en Córdoba “hechos subversivos”, hechos de “violencia y destrucción”.

Hacia fines de mayo de 1969 los obreros y estudiantes, entendieron que sus  problemas no eran solo económicos, que no se trataba de un patrón en particular que paga mal o es ambicioso. El problema es la política general, llevada adelante por el conjunto de la burguesía de la mano del gobierno de turno, que los reprime para callarlos. Por eso ganaron la calle varios años e hicieron política allí. De ahí a comprender que la solución es la transformación de toda la sociedad, hay un solo paso. Ese paso fue dado por muchos trabajadores, que en los años siguientes al Cordobazo, en “los ‘70”  salieron a luchar por el Socialismo.

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