Guerras ajenas – Por Nadia Bustos

en El Aromo n° 88

torres_petroleo_medioorienteEl enfrentamiento armado por las fuentes de energía

La política mundial se desenvuelve sobre dos tendencias. La primera, la crisis económica mundial arrastra al derrumbe de aquellas precarias experiencias nacionales, con la consecuente balcanización y descomposición de la vida social. La segunda, la disputa por el control de la reconstrucción de esos espacios, producto del enfrentamiento mundial entre potencias capitalistas.

Por Nadia Bustos  (Grupo de Análisis Internacional-CEICS)

El derrumbe de los estados en Medio Oriente y África amenaza trasladar la crisis política a Europa. Por eso, diferentes potencias comenzaron a lanzar públicamente una propuesta para conformar una alianza lo más amplia posible para lograr al menos ese objetivo: restablecer un regulador de la vida social en aquellas regiones. Estados Unidos apeló a Irán, Francia aspira nada menos que a reunir, en un mismo frente, a Rusia y a EE.UU. Sin embargo, el acuerdo entre Rusia y Estados Unidos para realizar ataques conjuntos aún no fue posible. Hasta el momento, ambos países solo han acordado el intercambio de información estratégica sobre las posiciones del Estado Islámico.

El problema es que lo que se entiende como “regulador general” implica concretamente la hegemonía política de la burguesía. Pero no de la burguesía en general, sino la de alguna en particular o de una alianza muy delimitada de algunas.

En el último tiempo, asistimos a crecimiento de los enfrentamientos de los distintos bloques en pugna. Detrás de cada guerra civil, encontramos el interés de las potencias en cuestión. No se trata de un conflicto entre dos fracciones del capital monopólico, sino de la forma que adopta la competencia en el sistema capitalista. Por su parte, la crisis impide la supervivencia de los Estados más pequeños, llevándolos hacia una debacle. A continuación analizaremos el crecimiento de los enfrentamientos en los últimos años.

Armas en mano

La mayoría de los Estados involucrados en el conflicto tuvieron un aumento del presupuesto destinado al aparato militar en el extranjero en los últimos cinco años (véase cuadro). Quienes más lo hicieron fueron China (76%), seguido por Irán (54%), Rusia (36%), Alemania (25%), Francia (18%) e Inglaterra (14%). Como vemos, quienes más incrementaron su gasto en el extranjero son las potencias ligadas al eje China-Rusia. El único país que redujo su envío de fondos es Estados Unidos, pero debe tenerse en cuenta que aún con esa reducción, la potencia duplica el presupuesto de quien le sigue en importancia (China). EE.UU. mantiene su liderazgo indiscutido en cuanto a capacidad de intervención a nivel mundial, pero en los últimos años el resto de las potencias intenta acercarse. Si observamos el presupuesto como porcentaje del PBI, se aprecia que mientras el bloque EE.UU y Europa disminuyen ese porcentaje, el bloque China-Rusia lo aumenta.

Otro elemento a tener en cuenta es la capacidad armamentística nuclear. Hasta hace unos años, EE.UU. tenía la supremacía absoluta, pero en cuanto a las ojivas nucleares, está siendo alcanzado por Rusia. La ojiva es la parte del proyectil que contiene el material detonador y puede ser portada en misiles, cohetes o torpedos. Rusia planea aumentar un 50% el gasto anual en armas nucleares para los próximos tres años. Además, Moscú estuvo trabajando en un cohete intercontinental que puede transportar hasta 15 ojivas nucleares. Hay que tener en cuenta, además, que Alemania almacena armas nucleares estadounidenses en la base aérea de Büchel, en la región de Eifel. Se estima que hay hasta 20 armas que poseen 80 veces el poder explosivo de la bomba nuclear explotó en Hiroshima. Hay informes que indican que Estados Unidos planea gastar 350 millones en armamento nuclear en la próxima década.[1]

Junto con el aumento del presupuesto, aparece paradójicamente una tendencia de las potencias menores a la disminución de bases militares, tropas y buques. En general, esa reducción es acompañada de mayores gastos en comunicaciones y renovación del material de la tropa de combate. Las grandes potencias siguen otro camino. EE.UU., a pesar de la caída del presupuesto y de las bases, incrementó la cantidad de efectivos. El gobierno norteamericano, aumentó el número de tropas en Siria e Irak y envió contingentes a Camerún para luchar contra el Boko Haram. Rusia, por su parte, ha incrementado su potencial militar en todos los aspectos. El aumento de las tropas rusas es una muestra del crecimiento del conflicto. Una de las causas que motivó a Putin a desplegar más soldados fue el conflicto ucraniano Más aún, el gobierno de Putin planea construir bases en las Islas Kuriles, cercanas a Japón.

China aún no posee bases oficiales en el extranjero, aunque este año se dio a conocer el acuerdo que le permite al país oriental construir su primera base en Djibouti. El país ofrece una ubicación estratégica dentro de Medio Oriente y en la actualidad alberga bases de Estados Unidos, Francia y Japón. Además hay fuentes que indican que el gigante asiático estaría construyendo islas de arrecifes en su Mar del Sur, con el objetivo de establecer bases militares en ese lugar.

Como podemos apreciar, hay un crecimiento general del presupuesto militar, una mayor importancia de esos gastos en China y Rusia, un crecimiento del poder destructor y un aumento de las tropas en el exterior de las potencias que se disputan la supremacía mundial. Hasta ahora, no obstante, resulta difícil para cualquiera acercarse al enorme potencial militar norteamericano, pero eso no quiere decir que no pueda disputarse esa supremacía en lugares puntuales.

¿Quién combate al ISIS?

En los últimos días se dieron a conocer varios atentados de grupos yihadistas hacia la población civil de distintos países. Solo los hechos ocurridos en Francia llegaron a conmover a la población mundial. Los episodios en el país europeo son un capítulo más del enfrentamiento que involucra a las principales potencias mundiales. Francia participa de la Coalición liderada por Estados Unidos para combatir al Estado Islámico en Irak y Siria. A través de los distintos bombardeos, hizo retroceder a la organización, pero también atacó posiciones de Rusia, aliado de Assad. El país europeo posee además 3 mil efectivos distribuidos en Malí, Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad para controlar potenciales extremistas[2]. A pesar del despliegue operativo y el apoyo de la ONU, los ataques en Mali no pudieron ser prevenidos. En este marco, Estados Unidos y Francia anunciaron que enviarán tropas a Siria, bastión de ISIS. Los parlamentos de Gran Bretaña y Alemania aprobaron la asistencia militar para la Coalición. Putin por su parte, advirtió que planea enviar 150 mil soldados[3]. China prometió un portaaviones y 1.000 infantes de marina[4]. Cabe destacar que las potencias mantuvieron enfrentamientos solapados en Siria. En este marco, ninguno de los contendientes logra imponerse sobre el otro. El problema del acuerdo en Siria son los desacuerdos en el resto del planeta.

Hacia Kiev…

El enfrentamiento más abierto entre EE.UU. y Rusia se tornó más visible desde la anexión de Crimea a las tierras del kremlin, en marzo de 2014. Ucrania es uno de los ex-territorios de la URSS que en su corta vida como nación, no ha logrado crear un Estado viable. Hasta el momento de la anexión, el estado ucraniano se encontraba en quiebra. Rusia era el principal socio comercial de Ucrania, que contaba con la energía y el financiamiento de su vecino, aunque en el último tiempo consiguió préstamos de la UE y el FMI. Nada de esto sirvió para evitar la debacle. Hacia 2012, con un déficit importante en la caja estatal, el gobierno de Kiev llevó adelante varios encuentros dirigentes de la UE para discutir su incorporación en el mercado común. Luego de varias reuniones, esta fue rechazada por la UE y se reemplazó por una propuesta de cooperación con el gobierno ucraniano hacia 2013. En ese momento, Yanukovich recibió una contra oferta de Rusia. Putin planeaba llevar adelante una unión aduanera con el objetivo de crear un mercado único con estados post-soviéticos conocido como “Unión Económica Euroasiática”.

Para la burguesía rusa, el territorio ucraniano tiene una importancia vital. El 80% de las exportaciones de Gazprom tienen como destino el mercado europeo y la mitad de ese suministro llega a través de Ucrania[5]. El país es, además, uno de los principales compradores del gas ruso. Ucrania posee recursos energéticos en la región oriental muy importantes, como carbón y hierro. Yanukovich se inclinó por la propuesta rusa y continuó siendo el aliado de Putin, hasta la explosión de la crisis política hacia finales de ese año. En un contexto de violencia creciente, el presidente fue depuesto por el Parlamento y se llamó a elecciones. El candidato ganador fue Petró Poroshenko, aliado del bloque de la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea. El nuevo gobierno firmó el acuerdo de cooperación que la UE buscaba desde hacía tiempo. Paralelamente, Rusia intervino sobre Crimea, realizó un referéndum y anexó el territorio. No es la primera vez que el gobierno del Kremlin impulsa a los grupos separatistas. Varias fuentes indican que Rusia financió y entregó armas a estas organizaciones. En septiembre de 2014 se firmó el Protocolo de Minsk entre Ucrania, Rusia y las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. El objetivo era lograr un alto al fuego. Sin embargo, el protocolo no logró su cometido y debió convocarse una segunda reunión en febrero de 2015. Allí estuvieron presentes los representantes del gobierno ucraniano, ruso, francés y alemán. Se firmó un nuevo protocolo, conocido “Minsk II” donde las potencias se comprometían a proporcionar la seguridad, garantizar el retiro de armas, la estabilización del país y la realización de una reforma constitucional. El segundo protocolo apareció en un contexto de aumento del envío de armas letales desde Estados Unidos al gobierno de Kiev. Además el estado norteamericano otorgó mil millones de dólares en garantía de préstamos y manifestó recientemente la posibilidad de ampliar la cifra[6]. Estados Unidos buscaba boicotear el desarrollo del proyecto de gasoducto de “South Stream” liderado por Rusia. Finalmente el proyecto fue abandonado luego de la escasa colaboración de los países involucrados.

La anexión de Crimea motivó la implementación de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. El país norteamericano sancionó a Gazprom, la empresa de defensa Rostec y se prohibió la importación de elementos provenientes de Crimea, la inversión por parte de los capitales europeos en el país y la exportación de bienes utilizados en las ramas de transporte, gas petróleo y minerales. A su vez, eliminó las visitas de los cruceros europeos a esos puertos. Congeló, además, los activos en la UE de 37 empresas ucranianas pertenecientes a las ramas de gas, turismo, pesca, armamentísticas y transporte, todas vinculadas al gobierno ruso. Además sancionó al Banco Nacional de Comercio Ruso y el Vnesheconom Bank. Estados Unidos siguió el mismo criterio que la UE y apuntó a sancionar particularmente al banco ruso Sberbank, las empresas de defensa Rostec, Kalashnikov, Almaz-Antei y las empresas de gas y petróleo Gazprom, Novatek (segunda productora de gas ruso) y Roseneft. Además, este conflicto le costó a Rusia la cancelación del contrato de compra de dos porta helicópteros y dos buques, encargados en 2011 al gobierno francés.

El interés norteamericano en Ucrania no es nuevo. Estados Unidos lleva invirtiendo más de 5.000 millones, desde 1991, en “asistencia a las instituciones democráticas” ucranianas[7]. La intervención norteamericana tiene como objetivo el debilitamiento de uno de los socios más importantes de Putin. La maniobra afectaba además los ingresos directos de Rusia, que se financia fundamentalmente con la renta gasífera. Hasta el momento, el conflicto se encuentra lejos de su finalización. Otro escenario de guerra, en pleno continente europeo.

Turquía, petróleo por gas

Al día de hoy, el conflicto sirio es uno de los escenarios de disputa de los distintos bloques[8]. La contienda afecta además a los países vecinos, Turquía entre ellos. Recientemente, el derribo del avión ruso causó una gran sorpresa en los medios de comunicación y también el país damnificado. En palabras del Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se trató de “una provocación planificada”. Turquía afirmaba que el avión ruso atravesó el espacio aéreo turco sin consentimiento. Sin embargo, el piloto sobreviviente ofrece un relato completamente opuesto, donde afirma que no solo no se cruzó al territorio turco, sino que además el bombardeo se realizó sin aviso previo. A esta situación se agrega la solicitud de Turquía de discutir el incidente dentro del marco de la OTAN, es decir, en un escenario hostil a Rusia. Esta no es la primera vez que Turquía derriba aviones que intervienen su espacio aéreo. En 2013, un helicóptero de la Fuerza Aérea siria y un avión de bombardeo MiG 23 fueron destruidos al ingresar al espacio aéreo turco. Una situación similar ocurrió en marzo de 2014.

Este enfrentamiento dio por terminado (o fue utilizado para terminar) el acuerdo entre ambos estados por el gasoducto “Turkish Stream”, que buscaba enviar gas ruso a Europa a través de Turquía. El proyecto estaba destinado para finalizarse en 2017. Aunque el conflicto por el derribo del avión ruso interrumpió la construcción. Rusia impuso además sanciones económicas que entrarán en vigencia a partir del primero de enero. Entre ellas se prohíben las importaciones turcas, la contratación de personal turco en compañías rusas y la comercialización de paquetes turísticos a Turquía. Como respuesta, desde el 30 de noviembre Turquía impide el paso de barcos rusos por el paso del Bósforo. El paso posee una importancia económica vital, ya que circulan los barriles de petróleo ruso.

Turquía es uno de los aliados de Estados Unidos en Medio Oriente. En los últimos meses las relaciones entre ambos países mejoraron, a partir de un acuerdo para la construcción de una “zona de seguridad” en la frontera turco-siria. Esta zona permitiría la ubicación de los campos de refugiados que se encuentran en Turquía. Además, el país se sumó en el mes de agosto a los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos.

El crecimiento de las tensiones entre los bloques intervinientes dentro del conflicto sirio, exacerbó la defensa de cada una de las posiciones en juego. La frontera turco-siria es un foco, donde varios grupos se están disputando el control de los territorios. Turquía obtiene crudo barato proveniente de las refinerías del ISIS. En la cumbre del G-20, Rusia denunció a Turquía por beneficiarse de este mercado ilegal y prometió bombardear las carreteras que permiten el traslado del crudo. Hay fuentes que indican que el derribo del avión ocurrió en respuesta a la denuncia de Putin. Por ahora, el gobierno turco ha elegido cambiar el acceso al gas ruso por el petróleo del ISIS. La escalada militar promete extenderse.

En África también

Recientemente se dieron a conocer dos atentados en Mali. El primero de ellos, ocurrió en un hotel de lujo, donde el saldo fue de 27 muertos. El otro ataque arremetió contra una misión de la ONU en Kidal. Al menos a tres personas fueron asesinadas en el lugar.

Mali es el tercer productor de oro de África, aunque, a pesar de ello, se encuentra dentro de la lista de los países más pobres del mundo. Logró su independencia en 1960. En 2012, los impulsos independentistas de los Tuareg en el norte y los diversos grupos yihadistas sumergieron al país en una guerra civil. La principal explosión de reclamos ocurrió con el regreso de miles de combatientes que habían dado batalla en Libia a sueldo de Muammar Khadafy. Es decir, la quiebra del estado de Mali es una consecuencia directa de la destrucción de Libia, por parte de EE.UU. y Europa.

Luego de varios meses de enfrentamientos militares, en agosto de 2013 se llamó a elecciones y se eligió un nuevo presidente. La seguridad en el norte debía ser garantizada por la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización, de la ONU, pero la situación era difícil de controlar. Kidal, en el norte, es considerada la “capital de los tuaregs” y se encuentra en permanente conflicto.

Francia se encuentra interviniendo directamente en el país desde hace un tiempo, con el objetivo de normalizar la dominación estatal en la ex-colonia. Lograr el normal funcionamiento del país es vital por dos motivos. Primero, porque Francia es uno de los principales socios comerciales de Mali, seguido por China. Segundo, el país galo necesita asegurar la frontera con Níger, principal proveedor de uranio para las industrias energéticas francesas. Pero la amenaza se cierne: el otorgamiento de derechos de exploración a empresas extranjeras, por parte del gobierno malí, en 2012, profundizó la competencia con los capitales chinos.

África representa para el gigante asiático un territorio con importantes recursos y es además, el cuarto destino de sus exportaciones. Por este motivo desde el año 2000 aumentó sus inversiones y préstamos hacia la región. También fomentó la creación de zonas económicas especiales y contratos de construcción. China participa en Mali a través de la financiación de proyectos de infraestructura y desarrollo agrícola. Recientemente el vicepresidente de la Comisión Militar Central (CMC) de China, Fan Changlong, se reunió con el ministro de Defensa de Mali, Tieman Coulibaly, y prometió fortalecer la cooperación militar entre ambos países. Esta reunión tuvo como antecedente el envío de 100 millones de dólares a la Unión Africana en asistencia militar. Mali no solo representa para las potencias una fuente de recursos. El país posee una ubicación estratégica en el continente, ya que facilita la comunicación entre los Estados de la región.

La intervención del bloque chino-ruso también alcanzó a Guinea Ecuatorial. En el mes de octubre, el presidente Teodoro Obiang, firmó un acuerdo con Putin para la utilización de los puertos de Malabo y Bata por parte de la armada rusa. Un antecedente al acuerdo fue el envío de buques de guerra rusos en el mes de julio. La cooperación militar entre ambos países le proporciona la posibilidad de tener buques de guerra en una zona estratégica de África e intervenir rápidamente frente a un potencial conflicto en la región. Permite además resguardar las inversiones en infraestructura, producción de energía y minería de los capitales rusos, como también los intereses de China. En el mes de abril el gobierno de Guinea Ecuatorial firmó un acuerdo de inversiones con Pekín, que permitía el acceso a las reservas de petróleo, uranio y oro a las empresas asiáticas. China está interesada en aumentar su presencia en la región y obtener recursos fundamentales para sus industrias.

Estados Unidos tiene una presencia militar importante en el continente africano: para 2014 tenía cinco mil hombres en el territorio, pero Obama anunció que iba a aumentarlos. El país norteamericano provee, además, asistencia en materia jurídica, económica y educativa al gobierno nigeriano. El principal sostén de la economía de Nigeria es la renta petrolera, donde varias empresas estadounidenses poseen participación. Sin embargo, la relación entre ambos países declinó a partir del nuevo gobierno de Mohammadu Buhari. El presidente electo en el mes de marzo, estableció una relación estrecha con China, con el objetivo de obtener asistencia militar; inversiones en infraestructura, transporte y en la rama agrícola. Como respuesta a estos acuerdos, Estados Unidos bloqueó la venta de helicópteros y armas al país africano.

Episodios similares a los de Mali, pudieron verse en el último mes, a partir de los ataques de Boko Haram. La organización, aliada al Estado Islámico, tiene presencia en Camerún, Chad y Nigeria y sus atentados son moneda corriente. Solo el año pasado, Boko Haram asesinó a 6.644 personas[9]. Boko Haram surgió en 2003, y sus principales fuentes de financiamiento son los robos, secuestros y el tráfico ilegal de armas. En mayo de 2013, el gobierno de Nigeria declaró en estado de emergencia a las provincias de Borno, Yobe y Adamawa. No obstante, el crecimiento de Boko Haram continúa. Varios ataques de la organización estuvieron dirigidos hacia las instalaciones petroleras de China en Camerún, el principal socio comercial del país africano. El golfo de Guinea es la zona del mundo con mayores reservas de petróleo después del golfo Pérsico. Los principales destinos de la exportación de petróleo son Estados Unidos, Europa, India y China.

La debacle de los estados africanos le permitió al gigante asiático disputar territorios controlados por Estados Unidos y Europa. Rusia también tiene interés de expandirse hacia África. En principio, el despliegue militar le permite aumentar su presencia y la de su aliado chino. Lo que se observa es la incapacidad de las burguesías nacionales de la región de asegurarse el espacio de acumulación. En consecuencia, la descomposición permite la intervención militar, cuya indefinición se apoya y agrava el conflicto. La escalada militar que vemos en África es otro episodio de una verdadera guerra a nivel mundial, todavía de baja intensidad.

Perspectivas

La política mundial se desenvuelve sobre dos tendencias. La primera, la crisis económica mundial arrastra al derrumbe de aquellas precarias experiencias nacionales, con la consecuente balcanización y descomposición de la vida social. La segunda, la disputa por el control de la reconstrucción de esos espacios, producto del enfrentamiento mundial entre potencias capitalistas, lideradas por China, de un lado, y EE.UU. por el otro. Es el agravamiento de la rivalidad lo que impide una estrategia común de intervención y potencia esa descomposición. Latinoamérica no está exenta de este proceso. Sólo es una cuestión de tiempo.

En lugar de dejar todo en manos de la competencia capitalista, una planificación socialista por parte de un estado mundial (o al menos continental) permitiría devolver la vida a esos millones de personas, a quienes viven, a quienes deben ir a dar la vida por sus burguesías y a quienes debemos pagar, de una manera u otra, guerras ajenas.


[1] https://goo.gl/ilJBbW

[2]http://goo.gl/nIDz62

[3]http://goo.gl/nYTW9f

[4]http://goo.gl/b5e2M1

[5]http://goo.gl/6KfU8s

[6]http://goo.gl/1wD55o

[7]https://goo.gl/N0HRe0

[8]Véase Bustos, N. “Siria, descomposición y guerra civil”, en El Aromo Nº87

[9]http://goo.gl/a6UuRy

2 Comentarios

  1. Hola, hay un error en el grâfico. Supongo que en lugar de millones de dôlares de presupuesto militar en realidad se trata de miles de millones o millards de dôlares… con 40 millones no te podês comprar ni un helicôptero hoy en dîa, y con la inflaciôn, peor

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