Fruta amarga – Agustín Aizaga

en El Aromo nº 86

naranja-podrida-como-las-malas-compañiasCondiciones de trabajo en la citricultura de Entre Ríos

Concordia es conocida por ser la capital nacional del citrus. Esta actividad es una de las principales empleadoras de fuerza de trabajo en la zona y sus características pueden explicar los pésimos indicadores sociales de la región.

Por Agustín Aizaga  (Taller de Estudios Ssociales – CEICS)

El departamento de Concordia, con 170 mil habitantes, se ubica en el segundo lugar en cuanto a cantidad de población en la provincia de Entre Ríos. Se distingue, al mismo tiempo, por presentar los peores guarismos en varios indicadores sociales. Según la última medición del INDEC en 2013, el 8,6% de su población era pobre, ocupando el segundo puesto a nivel nacional, detrás de Corrientes. Sin embargo, con la adulteración de los datos oficiales, los niveles de desocupación estarían por debajo de la media nacional[1]. A su vez, el índice de empleo en negro se eleva hasta alcanzar el 47,5% de la población económicamente activa y, según los datos del RENATEA, esta región encabeza el ranking de lo que llaman “trata laboral de personas”, es decir, trabajadores sometidos a una extrema explotación.

En estas condiciones, Concordia es conocida por ser la capital nacional del citrus. Esta actividad, desarrollada en su periferia rural, tiene una larga historia en la región y es una de las principales empleadoras de fuerza de trabajo en la zona. Se calcula que genera alrededor de 10 mil puestos de trabajo por año, la mayoría de ellos de carácter temporario. Actualmente, el grueso de los obreros ocupados en la rama tiene residencia urbana y son reclutados, mayoritariamente, por contratistas de fuerza de trabajo en la misma ciudad de Concordia y en la ciudad vecina de Federación. Veamos entonces las características generales de la actividad, que pueden explicar, en parte, los índices negativos señalados.

Argentina y el mundo

La producción de cítricos a nivel internacional se localiza fundamentalmente en países del hemisferio norte: China, EE.UU., México y España son los mayores productores y consumidores, concentrando alrededor del 80% de la producción mundial. Al ser un producto de estación, la Argentina se encuentra en una posición ventajosa, dado que la cosecha en esta parte del globo transcurre de febrero-marzo a octubre, en el momento en aquellos países quedan desabastecidos. De esta manera, nuestro país se ubica en el sexto lugar como productor mundial de cítricos. Compitiendo por este mercado se encuentran Sudáfrica, Australia, Chile y Uruguay. En ese orden de importancia con respecto a sus exportaciones.

A nivel nacional, la actividad se encuentra localizada en dos zonas, el NOA y el NEA. En la primera, Tucumán es el mayor productor de limones, actividad fundamentalmente destinada a la exportación y que explica gran parte de la inserción de Argentina en el mercado mundial de cítricos.[2] En la segunda, se destaca la provincia de Entre Ríos, segunda productora de cítricos a nivel nacional. La actividad está concentrada en los departamentos de Concordia y Federación, sobre la margen del rio Uruguay, con 42.561 hectáreas dedicadas al cultivo de naranjas y mandarinas. Esta superficie se distribuye en alrededor de 1.900 explotaciones con un promedio de entre 20 y 30 ha cada una, aunque el 20% de los ellas cuenta con más de 200 hectáreas. Además, en la misma región se asientan aproximadamente 400 establecimientos de empaque para el mercado interno y otros 12 que están habilitados para la exportación. El total producido por la provincia anualmente ronda las 440 mil toneladas de naranjas (52% del total nacional) y 230 mil toneladas de mandarina (65% del total nacional). Los destinos de la producción de naranja son: 71% para el mercado interno en fresco, 19% para la industria de jugos y 10% para la exportación en fresco. La producción de mandarina, por su parte, se distribuye en 52% para consumo interno, 21% para industria y 27% exportación en fresco. Rusia es el principal comprador.

Proceso y condiciones de trabajo

El proceso de trabajo en la citricultura se puede dividir en: cultivo, cosecha, empaque e industrialización. Tanto la cosecha como el empaque, al ser tareas que aún no se han mecanizado, son las que demandan la mayor cantidad de fuerza de trabajo, de febrero a octubre, dependiendo la variedad de fruta. En las tareas de descarte y clasificación se emplean generalmente mujeres, ya que se estima que tienen capacidades “naturales” para tratar bien la fruta y buen ojo para seleccionar las mejores, generando así una clara división sexual del trabajo. Los hombres son requeridos para tareas de embalado de la fruta, por soportar los 20 kg que pesan las cajas. Esta orientación sexual del trabajo se observa principalmente en los empaques de exportación. La supuesta calificación de las mujeres, sin embargo, no implica una remuneración mayor.

Como dijimos, el trabajo en la citricultura requiere de obreros permanentes, ocupados a lo largo de todo el año, y transitorios para las tareas estacionales. Los primeros se dedican a las labores de pre cosecha, tales como plantación, fertilización a mano, pulverización, manejo de montes, poda, releo de frutos, colocación de herbicidas, y desmalezamiento. Los segundos, más numerosos, realizan las de cosecha y empaque. El reclutamiento de estos obreros suele estar tercerizado a través de empresas contratistas o cooperativas de trabajo. Actualmente, se estima que en Concordia existen 52 empresas que brindan servicios de zafra en la citricultura. En consonancia con los datos a nivel regional, se trata de una actividad con elevados índices de trabajo no registrado, a la vez que se registran otros tipos de fraudes laborales como la emisión de recibos de sueldo por la mitad de los días efectivamente trabajados, remuneraciones por debajo de lo fijado por convenio, jornadas de hasta 12 horas diarias sin pago de horas extras, etc. Para los trabajadores registrados, la paritaria cerrada en el 2014 establecía un salario de apenas $3.800 promedio para la actividad. Y dada la crisis que reviste el sector en estos momentos, no se han cerrado todavía las paritarias para lo que va del 2015. Por su parte, en las labores de cosecha el pago suele ser a destajo. Esto permite a los empresarios no pagar los días en que hay que interrumpir el trabajo por cuestiones climáticas o técnicas.

Los sindicatos

Las normas legales que regulan a los trabajadores del citrus en la región son dos. Por un lado, los trabajadores de cosecha y empaque son englobados bajo los parámetros de La ley de Contrato de Trabajo Nº 20.774/71; por otro, los obreros permanentes, ocupados en las labores de pre cosecha y de quinta, quedan circunscriptos dentro del Régimen Nacional de Trabajo Agrario, ley Nº 26.727. Asimismo esto implica diferentes representaciones gremiales. Mientras los primeros se encuadran en el Sindicato Obrero de la Fruta (SOF), los segundos pertenecen a UATRE.

El accionar de ambas entidades se ha limitado fundamentalmente a la discusión paritaria, no han desempeñado grandes acciones protesta y no se registran huelgas de magnitud en la zona[3], a pesar de las condiciones de trabajo que subsisten en la rama. El SOF, por ser un sindicato regional, es el que tiene más presencia en el territorio. Suele intervenir junto a los organismos estatales encargados del control de la situación laboral y habitacional en las fincas de citrus y del arándano (actividad que se desarrolló rápidamente en la década pasada y que también requiere abundante fuerza de trabajo)[4]. Ante la reiteración de casos de obreros provenientes de otras provincias para la época de cosecha que son hacinados en galpones sin camas, baños ni agua potable, y la presencia de trabajo infantil, en vez encarar la lucha exigiendo mejores condiciones de trabajo, su acción gremial se limita a una suerte de deportación, al pagarles el viaje de vuelta a sus respectivas provincias.[5]

La crisis actual

La rama se encuentra atravesando una crisis. La misma se expresa en el excedente de producción que no logra ser colocado en el mercado mundial, lo que trajo aparejado la sobreabundancia de fruta para el mercado interno y la consiguiente caída de los precios. Hoy, los productores primarios reciben sesenta centavos por kilo de naranja. Por eso, desde principios de este año vienen solicitando la intervención estatal para recibir más subsidios y que se ajuste el tipo de cambio. En ese contexto, se repiten escenas similares a las que vimos en estos días con los tamberos, en donde se tira la producción por no resultar rentable su venta.

El caso de la citricultura no es excepcional. Muchas de las actividades agrarias altamente demandantes de fuerza de trabajo atraviesan una situación similar, con condiciones de trabajo semejantes.[6] La intervención estatal pondrá sobre la mesa las soluciones para los dueños de la producción. Pero no solucionará la situación histórica de los verdaderos productores que son los obreros. Para que esto suceda es necesaria la intervención política de la izquierda, levantando un programa clasista que ponga a los sindicatos al servicio de la clase obrera.

Notas

[1]Según el INDEC en Argentina hay 7,1 % de desocupados. En concordia es del 6,1 %. Para conocer más sobre las mediciones del INDEC. Véase: http://goo.gl/kH9kg7

[2]http://goo.gl/ZIFSCe

[3]Durante el 2015 hubo medidas aisladas con corte parcial e intermitente de la Ruta 14 por parte del SOF.

[4]http://goo.gl/ucqpcD

[5]Caso testigo de esto representa la desaparición de Daniel Solano en la provincia de Rio Negro.

[6]En una edición reciente de La Izquierda Diario, el PTS, denunciaba en los mismos términos lo que ocurre con los obreros de la vid en Mendoza. No obstante, insólitamente, en plena campaña por las PASO, proponían como salida aliarse a los pequeños productores. Véase: http://goo.gl/wyVXts

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