Entre el divisionismo y la unidad

en La Hoja Socialista 14/LHSMundoObrero

En un contexto de ajuste, todo reagrupamiento de izquierda y del clasismo es importante. Este año se formó el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC), que nuclea a la izquierda revolucionaria. Tiene un enorme potencial, pero debe desarrollarse. Es decir, tiene que ser un centro cuyas decisiones sean discutidas y acatadas por sus integrantes y donde la unidad se replique en todos los gremios. Pero para eso, hay que superar un montón de obstáculos resultantes del sectarismo y la mezquindad política. Muchos de esos se vieron más expresamente en estos últimos meses.

Primero, en la elección de delegados del Ferrocarril Sarmiento, discusión que se trasladó a un plenario en la Zona Norte. En el Sarmiento, el PO y el MST, que participan en el PSC, armaron una lista junto al PTS -que no participa-, contra la lista Bordó (un frente integrado por IS, que sí forma parte del PSC). La división supone que el Pollo Sobrero sería un burócrata, como el “verde” Sassia, que dirige la UF. Lo dijeron de forma más elegante (“se adapta a la burocracia”), pero en última instancia, ese es el planteo.

Si esto es así, entonces cabría preguntarle al PO y al MST, por qué permiten la presencia protagónica de Sobrero y la Bordó en el PSC. Por el contrario, si creen que el Pollo representa una posición clasista y combativa, deberían promover discusiones para integrarse en su lista –algo que no hicieron-. A su vez, IS y la Bordó deberían abrir las listas a las otras fuerzas del PSC. Claro que ello supondría que todos estuvieran convencidos de la unidad que se supone que promueve el plenario.

En el sindicato docente de Neuquén (ATEN) ocurrió lo mismo, con resultados peores. Allí, la lista Multicolor dirigía la seccional de la capital y hubiera tenido importantes chances de ganar la provincia. Sin embargo, varias fuerzas –entre ellas, el NMAS, que integra el plenario, y el PTS- decidieron romper la unidad por cálculos electorales mezquinos: lo que no dirijo, lo rompo. El resultado: una derrota innecesaria que hace retroceder al conjunto de la docencia y permite el avance del kirchnerismo (la TEP). Por algo festejaron juntos. Se perdió la seccional de la capital neuquina y otras. La TEP se alzó también con la amplia mayoría de los Congresales de CTERA. El PTS deberá recordarlo cuando le exija a la burocracia “plan de lucha”.

Como se ve, la izquierda habla mucho de unidad pero maneja prácticas sectarias. En siete años de existencia, el FIT no promovió ningún tipo de unidad más allá de la mera alianza electoral. El surgimiento del IFS mucho menos. Es decir, los frentes y alianzas que se arman no tienen ninguna consecuencia, excepto en las elecciones para meter diputados. El PSC por ahora, no pudo tomar ese lugar en el terreno sindical. El PTS habla de “partido único” pero fueron agentes activos del divisionismo, en beneficio del kirchnerismo.

El sectarismo cuesta caro a todos los trabajadores. En este caso, a los docentes neuquinos. Por eso, hay que construir una alternativa propia aglutinando al conjunto de la izquierda. El Partido Unificado de toda la izquierda es una necesidad de primer orden si queremos poner de pie un movimiento obrero independiente de los patrones y sus burócratas.

Necesitamos construir un sindicalismo combativo, clasista y de izquierda que apunte a una salida socialista a la crisis. Para eso, hay que construir dos herramientas: una gran Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que delibere y resuelva todos los pasos a seguir y un Partido Unificado del conjunto de la izquierda con libertad de tendencias. El tiempo es hoy.

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