Ellos tampoco le creen a Moreno. Los cirujas y su vínculo con las papeleras

en El Aromo nº 69

cartoneros

Ellos tampoco le creen a Moreno
Los cirujas y su vínculo con las papeleras
 
Para el INDEC, no son desempleados sino cuentapropistas. La sociología burguesa compra este verso, pero ellos no y salieron a reclamar el justo aumento de sueldo a las puertas de las papeleras. Aquí le contamos que de «cuenta propia» este trabajo no tiene nada.
 
Nicolás Villanova
TES-CEICS
 
En números anteriores mencionamos cómo el Estado se nutre del trabajo cartonero para abaratar costos en el reciclado de productos. A su vez, los cartoneros tienen otro empleador: las empresas que utilizan el material recogido por ellos como insumo, principalmente las papeleras. En este artículo, analizamos la importancia del trabajo de los cirujas para la rama papelera y las relaciones que se tejen entre estas empresas, los intermediarios y los trabajadores.
 
De producción nacional y cartonera
 
Antes de 1990 solo algunas empresas papeleras poseían los equipos necesarios para poder emplear como insumo material reciclado. La Papelera del Plata, desde la década de 1960, utilizaba diarios de devolución como materia prima. Otro ejemplo es la empresa Celulosa Campana. Esta fábrica nace en 1956 dedicada a la compra-venta de recortes de papeles y cartones, siendo la principal proveedora de este recurso hasta mediados de los ’80. En 1984 lanza Campanita, su propia marca de papel higiénico. Sin embargo, el uso de papel reciclado no se generaliza hasta la década del ’90, cuando el conjunto de la rama incorpora maquinaria que permite reutilizar papel, con el objetivo de abaratar costos, ya que se trata de un insumo más barato que la pasta de celulosa (ver gráfico). Esto permite a la industria local competir con las importaciones.
En 1991 la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel (AFCP) exigía al Estado que impulsara medidas destinadas al reaprovechamiento de materiales reciclables, en detrimento de su entierro en los rellenos sanitarios. A su vez, promovía la incorporación de tecnología para incrementar el uso de reciclado [1]. Esta reconversión requería la existencia de una sobrepoblación relativa disponible capaz de ejercer la tarea de selección y clasificación de productos para reutilizar. Schvarzer menciona que esa inversión en tecnología fue posible debido a la presencia de un nutrido grupo de cirujas que habrían quedado desocupados durante la crisis de la década de 1980 [2]. Si bien no existen registros oficiales sobre la cantidad de cartoneros en ese entonces, una estimación señala la presencia de unas 25 mil personas dedicadas al cirujeo en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, durante el año 1990 [3]. 
Gran parte de del material reciclable empleado por las papeleras lo garantizan los cartoneros con su trabajo. Las empresas obtienen otra porción a través de acuerdos establecidos con los supermercados. En ambos casos, el reciclado se denomina post-consumo, puesto que se trata de un material que circula en el mercado y luego es reutilizado por la industria. Por su parte, las empresas también reciclan material de descarte del mismo proceso de producción. Ese producto no sale al mercado, por no cumplir con los requisitos de calidad o por tratarse de recortes. Se lo denomina “reciclado de pre-consumo”. Finalmente, otro porcentaje se obtiene de la importación, aunque resulta ínfimo (ver gráfico).
Aunque no existe información oficial sobre la magnitud de procedencia de cada uno de los tipos de material reciclado, algunas estimaciones demuestran que del trabajo cartonero se obtiene una suma importante. En el 2009, la Papelera del Plata producía 100 mil toneladas de papel tissue, elaboradas a partir de un 81% de productos reciclados. De este total, el 35% era provisto por los cartoneros (38 mil toneladas) [4]. Cabe destacar que la producción de este tipo de papel requiere un insumo limpio. Por este motivo, la empresa compra fundamentalmente rezago de papel blanco a las editoriales y gráficas. Así todo, los cartoneros garantizan una cantidad considerable. Otras empresas no dedicadas al rubro y de menor escala elaboran cajas como envoltorio para sus productos. Por ejemplo, la fábrica Fana Química, productora de adhesivos y disolventes. La firma obtuvo un 81% de insumos de la compra directa a cartoneros para la confección de sus embalajes entre los años 2002 y 2010 [5]. 
 
De como blanquear el trabajo en negro…
 
Los cartoneros no trasladan el producto recogido por su labor directamente a las empresas. Entre ambos se encuentran los intermediarios dedicados a la compra-venta de insumos. Son los galpones acopiadores y los camiones que recorren los barrios. En algunos casos, las papeleras prestan dinero a los intermediarios. Por ejemplo, dos camioneros compradores de papel y cartón entrevistados en la zona de Microcentro mencionaron que la empresa a quien le vendían productos les había adelantado dinero para iniciar la actividad. Fue un capital de 500 pesos durante el año 2000. A cambio, los intermediarios debían devolverle el préstamo en cuotas y venderle de manera exclusiva [6]. 
Por su parte, los intermediarios también establecen acuerdos con los cartoneros. En aquellas zonas céntricas donde predomina el cartoneo en una cuadra asignada, como en Once o Microcentro, la relación de dependencia entre recolectores e intermediarios se observa más claramente. Estos últimos proveen los bolsones, carros y lienzos para que los cartoneros acopien y trasladen el material. Estas herramientas son de propiedad de los camioneros. El vínculo con ellos también aparece como uno de los elementos que facilita poder obtener una zona (sea un puesto fijo o un recorrido). Los transportes más chicos están en relación con entre 5 y 8 cartoneros, mientras que uno grande puede llegar a tener hasta 30 recolectores a su disposición. También existe otra modalidad menos difundida, pero que muestra un mayor grado de dependencia. Se la denomina camión-empresa. Son transportes que llevan cartoneros para recoger productos a cambio del pago de un jornal. En otros países, los lazos que se establecen entre empresas e intermediarios y entre éstos y los cartoneros son semejantes. Por ejemplo, para el caso brasileño se ha señalado que los intermediarios “permiten” a los cartoneros dormir en sus depósitos, esto, otra vez, a cambio de recolectar exclusivamente para ellos.
Esta relación de hecho entre empresas, intermediarios y cartoneros comenzó a formalizarse a partir de normativas fiscales. El cartón provisto por los cartoneros es tan importante para las papeleras que, al pagarles en negro a los cartoneros a través de los intermediarios, se las veían en figurillas para justificar estos egresos ante la AFIP. Por ello y a raíz de un pedido de la AFCP, la Cámara de Recicladores del Plástico y la Unión Industrial Argentina impulsaron medidas para blanquear estos gastos. En agosto de 2010, por las resoluciones 2.849 y 2.887 de la AFIP, se creó el registro de comercializadores de materiales a reciclar. El registro establece un mecanismo de retenciones del impuesto a las ganancias y del IVA, tanto para los intermediarios como para las empresas recicladoras y permiten que por sola declaración de los intermediarios se computen los egresos provenientes del pago a los cartoneros. Al mismo tiempo se “exime” a los cartoneros de emitir factura por la venta de materiales. Mil volteretas legales y fiscales para ordenar el descalabro contable que genera el pago en negro del trabajo de los cartoneros.
 
Piedra libre a la patronal
 
La aparición masiva de cirujas hizo posible la reconversión tecnológica de la industria papelera en un momento de crisis en el que debía enfrentar las importaciones. Los cartoneros salvaron a las papeleras de la quiebra. ¿Qué recibieron a cambio? Poco y nada. Su trabajo –reconocido para ordenar las cuentas fiscales- es ignorado a la hora de los derechos laborales. Incluso, en la academia se lo invisibiliza a través de teorías tales como la “informalidad”, que caracterizan al cartonero como un trabajador “por cuenta propia”. Sin embargo, trabajan a destajo para las papeleras que se relacionan con ellos a través de los intermediarios. Su situación es similar a la de los costureros que cosen ropa para las grandes firmas en pequeños talleres a cargo de terceros. Las resoluciones fiscales tendientes a blanquear el “egreso”, que para las firmas representa el pago a los cartoneros, nos muestra cuán importante es para ellas su trabajo. Los cartoneros lo saben y, por ello, en distintas ocasiones, se manifestaron en la puerta de las empresas papeleras y la AFCP reclamando la suba de lo que ellas les pagan por el kilo de cartón recolectado, es decir, demandando un aumento de salario. Por más que los patrones se escondan, los trabajadores saben reconocerlos y actuar en consecuencia.
papel reciclado

NOTAS:
[1] AFCP: “Diagnóstico y propuesta para la industria argentina de la celulosa y el papel”, mayo de 1991.
[2] Schvarzer, Jorge: “Evolución y perspectivas de la industria Argentina de la celulosa y el papel”, Estudio sectorial, CISEA, Buenos Aires, 1993.
[3] Dato extractado de la Primera Jornada sobre Residuos Urbanos y Medio Ambiente realizada en La Plata, citado en, Camerino, Cosme Miguel: “El reciclaje de papel en la Ciudad de Buenos Aires”. Tesis de licenciatura, UBA.
[4] Entrevista a miembros de la Papelera del Plata, el 17/06/2009. La empresa es líder en la fabricación de papel tissue, representa más del 50% de la producción nacional.
[5] Entrevista a miembro de la empresa Fana Química el 17/08/2011. Se estima una producción anual promedio de 800 a 900 toneladas.
[6] Entrevista a dos personas dedicadas a la compra-venta de reciclado en la zona de Microcentro, en octubre de 2010.

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