El “cementerio” de las ilusiones K. La crisis, la industria del cemento y el fracaso de la economía kirchnerista – Betania Farfaro

en El Aromo nº 50

CANACEM3 Como hemos venido sosteniendo, nada nuevo surgió en la economía post  2002. Es decir, no se desarrolló ninguna industria no agraria que  alcanzara competitividad internacional. El caso del cemento no fue la  excepción. Ni la devaluación, ni el proteccionismo, ni el superávit fiscal  lograron anteponerse a los límites históricos propios del capitalismo  argentino y torcer cualitativamente el desempeño de la rama.

 La estructura del mercado

 A nivel mundial, la industria del cemento depende de la demanda interna. El tamaño que alcance la industria en los distintos países dependerá, por lo tanto, del tamaño de su mercado interno. El problema de la Argentina es su reducido mercado interno. Si comparamos con el mercado brasilero, observamos que la demanda interna1 de nuestro vecino en el periodo 2002-2008 promedió un total de 38.263 millones de toneladas, con 223 de kilos consumidos por habitante, mientras que Argentina acusó 6.995 millones de toneladas y 188 per capita. Si tomamos el ejemplo de Japón, la diferencia es mayor, alcanzando los 70 mil millones de toneladas.2
La escala de producción de los capitales cementeros argentinos no les ha permitido en ninguna de sus etapas anteriores alcanzar una magnitud tal que los convirtiera en capitales de peso, por este motivo las principales abastecedoras nacionales fueron siempre pequeños capitales a nivel internacional, por más que a escala local parecieran “monopolios”.3
Ahora bien, el hecho de no haber conseguido nunca la media internacional y haberse limitado al mercado interno, no indica que la competencia haya sido reducida o contenida. Todo lo contrario, la voracidad con la cual las empresas de mayor participación dentro del mercado local fueron fusionando a las más pequeñas se hizo presente aquí como en todos lados. La primera en absorber otras empresas fue Loma Negra, a Cementos San Martín, del grupo Pérez Companc en 1992; Cementos Avellaneda hizo lo mismo con El Gigante en 1994 y Minetti compró a Corcemar en 1999. A la concentración y centralización entre capitales nacionales de distinto tamaño, le siguió la absorción de los supuestos “grandes” de la industria cementera argentina por capitales extranjeros de tamaño mayor. De esta manera, la suiza Holcim compró a Minetti, la francesa Lafarge hizo lo propio con Cementos Avellaneda y la brasilera Camargo Correa con Loma Negra en el 2005.4
No obstante, los diferentes momentos del proceso de concentración y centralización no consiguieron desarrollar una escala productiva que de buenas a primeras permita a las industrias locales una escala de producción cercana a la media internacional. Esto se debió a que el desempeño del sector durante estos años no fue cualitativamente diferente a lo mostrado en periodos anteriores. Analicemos los datos. Luego del fuerte impulso de los primeros años de recuperación post 2001, durante los años siguientes la relación entre producción y despacho para consumo interno continuó operando con signos de fuerte desaceleración, sobre todo a partir del 2006. Mientras en 2005 la producción había crecido un 21%, en 2006 lo hizo en un 17%, un 7% en 2007 y un 1% en 2008. El progresivo decaimiento productivo tuvo que ver con un descenso en la demanda de cemento, la cual pasó de crecer un 22,6% en el 2003 a sólo un 1% el año pasado.

Otra más y van…

La historia de las crisis en nuestro país parece un cuento de nunca acabar que se repite cada vez con mayor frecuencia. La economía nacional es sólida como un castillo de naipes y el carácter mercado internista de la rama la torna sensible a las depresiones capitalistas nacionales. Prácticamente todo lo que produce la industria cementera se destina a abastecer la demanda interna pública y privada. Los últimos meses del 2008 y lo que va de este 2009 reflejaron el impacto de la crisis, la cual develó una caída progresiva desde octubre del año pasado a julio de este. En lo que va del 2009 tanto lo despachado como lo consumido arrojaron saldo negativo5. El impacto de la crisis en la industria del cemento es una cuestión importante a ser observada en la medida en que es un síntoma de la desaceleración de una de las principales industrias: la construcción. La cual, es nada más y nada menos que uno de los principales generadores de empleo de la economía K.

NOTAS
1Compuesta por el despacho interno, es decir lo que el sector produce para consumo local más las importaciones.
2En base a datos de la AFCP
3Para una definición del pequeño capital, ver Mussi Emiliano: “El reino de los pitufos”, en El Aromo, nº 49, 2009.
4En la actualidad tan sólo Petroquímica Comodoro Rivadavia permanece como productora de capital nacional.
5En base a datos de la AFCP.

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