¿El amor es más fuerte? Una reseña del film «Más que un hombre», dirigido y protagonizado por Dady Brieva

en El Aromo n° 39

Por Julieta Pachecho – La más difundida y aceptada explicación sobre el Proceso militar, es la “teoría de los dos demonios”, difundida por Ernesto Sábato en el libro Nunca Más.1 La misma argumenta que durante la década del ’70 la sociedad argentina habría sido víctima y espectadora de una guerra de aparatos entre las Fuerzas Armadas y las organizaciones militares de izquierda. A pesar que en la actualidad esta teoría goza de buena salud, no son pocos los que han trabajado en la búsqueda de una explicación diferente. El cuatro de octubre se estrenó uno de esos intentos, la película “Más que un hombre”, dirigida por Dady Brieva. Allí el director intenta tomar distancia de la teoría de los dos demonios, pero no lo consigue plenamente. Veamos.

La historia

La película transcurre en el año 1977 y cuenta la historia de un modisto gay que oculta en su casa un militante de izquierda. Según el director, lo que se intentó mostrar con esta historia es la vida cotidiana durante los años de terror de la Argentina.2 Para contarla elige el género comedia, por lo que Brieva define su película como una comedia del Proceso.3 La película se coloca, entonces, en relación a El beso de la mujer araña (el homosexual que termina salvando al guerrillero y demuestra su valor sin necesidad de “virilidad”) y a La vida es bella, una comedia sobre el nazismo.

La película comienza con Norberto, Dady Brieva, en la actualidad, contándole a un muchacho la vez que Telmo (Luis Ziembrowsky), un amigo, escondió a un guerrillero en el tanque de agua de la casa. Así, la película se remonta a noviembre del ’77, en Santa Fe, donde vemos a Telmo abriendo la puerta de su casa y dejando pasar a un joven. Sin pensarlo ni hablarle, lo esconde debajo de la cama de su madre, enferma de Alzheimer. Al otro día, el militante bautizado Olaf (Julián Krakov), debido a que, en palabras de Telmo, era mejor no saber su nombre, decide irse. Pero el barrio está sitiado con un operativo que lo está buscando. Telmo le prohíbe irse, comenzando allí la historia “de amor”. Telmo decide protegerlo, cuidarlo y esconderlo porque sabe que si lo deja ir pasará lo peor. Tiempo más tarde, un vecino de Telmo encuentra un librito del militante de color rojo, con formato de Biblia de bolsillo, pero con contenido comunista. Entrega el librito a la policía y un operativo cae en la casa mientras festejaban, todos borrachos, la despedida de soltera de una amiga, llevándoselos a todos: la madre de Telmo, dos amigas y tres amigos gays, dos de ellos, hermanos. El único que se salva es Telmo, desmayado de la borrachera en otro cuarto, soñando que se casaba con Olaf. Al despertarse, va desesperado a la comisaría, en donde se encuentra con el vecino delator. Lo encierran en la celda donde estaba el resto, menos Olaf, del cual no se sabe nada. Al rato, Olaf aparece y son todos liberados debido a que una de las chicas la viene a buscar su padre, el Coronel encargado del operativo del que escapa el guerrillero. Llevados a la casa de Telmo en un patrullero, se escucha de fondo “Milagro de amor”. La película termina en el funeral del Coronel, muerto aparentemente en un operativo por la explosión de una granada, y con Telmo y su amigo Norberto riéndose a escondidas y dando a entender un motivo menos heroico.

Desde otro lugar

La película de Brieva nos permite ver un elemento frecuentemente negado en la historia de las relaciones entre las organizaciones de izquierda y la gente común y corriente: la solidaridad y la identificación. No se trata de que la masa de la población fuera simpatizante de las organizaciones guerrilleras, pero sobran ejemplos, en la historia real, de gestos solidarios.4 Telmo, sin preguntar ni decir absolutamente nada ante la presencia de un joven extraño en su casa, decide esconderlo, aun a sabiendas de que algo raro y peligroso está sucediendo. También entiende que la ignorancia es su mejor protección: “mejor no saber” el verdadero nombre del guerrillero o recibir información sobre el partido al que pertenece. Revela, entonces, que esa ignorancia es producto del conocimiento: Telmo, alguien sin ningún tipo de antecedente político, sabía, sin embargo, lo que estaba pasando y lo que estaba haciendo, e incluso cómo comportarse ante una situación tal. Una perspectiva que contradice, una vez más, a la teoría de los dos demonios.

Sin embargo, a pesar de presentar el tema con un ángulo más cercano a la verdad histórica, la película no escapa a ciertos estereotipos: el gay que irradia alegría por todos lados y cuya casa aparece como un lugar seguro, lleno de vida. En contraposición, tenemos la tristeza que se encuentra en el exterior, igual que el peligro, que se observa en las imágenes en donde los militares detienen gente por la calle y le piden documentos. Imágenes intercaladas con otras, en donde Telmo y Olaf bailan, bailan y bailan, mientras pasan los días. Tal vez, el punto más flojo es ese lugar común del homosexual enamorado que se arriesga por amor. Porque si el El beso de la mujer araña, existe el amor, existe también la política: el homosexual se enamora al tiempo que se politiza; por su parte, el militante se homosexualiza, abandonando el sexismo que lo caracterizaba. En cambio aquí es el mismo Telmo el que frena ese proceso: Olaf, movido por sentimientos amistosos quiere besarlo, pero Telmo se niega, recordándole que “vos te tenés que ir a salvar al mundo”.


Notas

1Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas: Nunca Más, Eudeba, Buenos Aires, 1997.
2http://www.servicios.clarin.com/notas/jsp/clarin/v8/notas/imprimir.jsp?pagid=1509848
3http://www.eldia.com.ar/edis/20071004/espectaculos0.htm
4Véase, por ejemplo, Plis Sterenberg, Gustavo: La batalla de Monte Chingolo, Booket, 2006

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