Argumentos peligrosos

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El viernes 21 de mayo se realizó una asamblea de JCP Buenos Aires donde se votaron los delegados para la instancia de negociación con la patronal, la Mesa de Becarios: dos titulares y dos suplentes. Como sucede con la mayoría de las cuestiones referentes al funcionamiento y a la toma de decisiones en JCP, al no existir ninguna reglamentación establecida (algo que se utiliza de forma arbitraria para decidir mecanismos de funcionamiento constantemente para cada cuestión puntual), la forma de votación debía decidirse insitu. Como se hace en cualquier gremio que debe elegir delegados para ir a negociar con la patronal, propusimos que la forma de votación sea un voto por persona. Así serían designados los compañeros en orden de votos. Sin embargo, algunos compañeros del PO e independientes defendieron un criterio “innovador”: que cada uno pueda votar cuatro candidatos (dos titulares y dos suplentes). De esta forma se anula el fundamento básico de cualquier votación democrática, a saber, que su resultado refleje las proporciones de las voluntades de todos los votantes, y se represente la mayoritaria y la minoritaria. Es decir, que un grupo que detente una mayoría no imponga los cuatro candidatos porque puede votar cuatro veces. De la forma que se votó, quienes votaron por el primer candidato también podían hacerlo por el segundo, tanto para titulares como para suplentes. Una forma de votación más bien propia de alguien que no quiere dar lugar a determinados compañeros. No hace falta aclarar que ni la burocracia peronista logra imponer esa forma de elección de delegados.

Por otro lado, se vertieron en la asamblea argumentos realmente preocupantes. Por ejemplo, se defendió la continuidad de los mismos delegados con el argumento de la antigüedad y la experiencia en la mesa de becarios, es decir en la instancia de negociación con la patronal. Este argumento resulta peligroso. Habría que recordar a los compañeros, sobre todo a los del PO que han avalado este argumento, que se trata de un criterio utilizado nada más y nada menos que por la dirigencia sindical que se ha atornillado a su sillón hace décadas. Tal es así que incluso muchos sindicatos lo han instituido en sus estatutos: criterios de antigüedad en el lugar de trabajo, antigüedad de afiliación, etc. Se trata por lo tanto de un argumento puramente burocrático que se esgrime con el solo fin de buscar impugnar la postulación de compañeros más nuevos que tengan voluntad de impulsar la organización.

Otro argumento preocupante es aquel por el cual se aceptan los criterios de la patronal para que una organización decida a quién mandatar como delegado. En la mesa de becarios participan distintas organizaciones de científicos. Por ejemplo, ATE participa y no envía necesariamente becarios. Sin embargo, una de las impugnaciones a la postulación de un compañero fue que había ingresado a carrera. ¿Significa eso que no puede ir a defender los derechos de los becarios? No. Sin embargo, ese argumento fue utilizado para impedir la postulación de ese compañero. Un compañero que a diferencia de lo que suele suceder con quienes entran a carrera y abandonan la lucha de los becarios, retirándose de JCP, continúa preocupado por ella y no se desentiende de los problemas de sus compañeros. Un compañero que continúa participando e impulsando la lucha cuando podría haberse quedado en su casa porque ya tiene su puesto de investigador. Pero además, este argumento tiende a reforzar una lógica perjudicial para los becarios: reproducir la fragmentación de los trabajadores científicos.

Limitarse solo a la organización de los becarios refuerza la escisión con el resto de los investigadores y, por tanto, idea de que no son investigadores. Implica desconocer, además, que los investigadores del escalafón más bajo de la carrera actual (los asistentes) tienen problemáticas similares a la de los becarios, pero luchan por separado. La superación de esta fragmentación solo puede venir de la mano de la incorporación de investigadores en JCP y su conformación como un sindicato de trabajadores científicos, cuestión que ya hemos planteado.

En un nivel que bien podría rozar el macartismo, se impugnó que una organización, Razón y Revolución, presente más de un candidato. Salvo que la votación se haga por listas y por tanto cada lista lleva un número determinado de candidatos, cada organización tiene el derecho a presentar la cantidad de candidatos a delegados que quiera. Será la asamblea en una votación limpia (es decir, un voto por persona) la que decida qué candidatos votar. Pero buscar impugnar por esa vía la presentación de candidatos resulta otra “innovación” que no se conoce en ninguna elección de delegados. ¿Desde cuándo una fuerza política debe limitar la cantidad de candidatos que presenta como delegados en un sindicato? ¿Acaso, por ejemplo, el PO en una fábrica donde tiene más de un militante presenta solo uno porque “no da”?

Por último el argumento más curioso que se escuchó en la asamblea fue un ataque a Razón y Revolución por dar a conocer sus opiniones. Concretamente se nos “acusó” por sacar comunicados criticando ciertas “posiciones de JCP” o de parte de sus integrantes. Y este argumento se usó para cuestionar la postulación de nuestros compañeros. Resulta que una organización política no podría hacer públicas sus posiciones sobre problemas gremiales y sus críticas a posiciones de otros partidos que intervienen en una organización de carácter sindical. Los compañeros de Razón y Revolución que participan de JCP expresan sus posiciones honestamente en las asambleas, como lo hacen compañeros de otras organizaciones políticas. Luego las posiciones son sometidas a votación. Sea cual fuere el resultado de esas votaciones, no dejamos de tener una opinión y estamos en todo nuestro derecho a expresarla públicamente. De nuevo, una pregunta elemental: ¿las organizaciones políticas, por ejemplo el PO, no realiza críticas a varios sindicatos en los cuales participa? Y, de nuevo, es triste tener que recordar que este tipo de argumentos son utilizados constantemente por la burocracia para impugnar la disidencia y expulsar trabajadores de los sindicatos.

De más está decir que más allá de las chicanas esgrimidas por ciertos compañeros, Razón y Revolución ha venido impulsando varias acciones de lucha que han tenido repercusión, que han servido para acercar compañeros y que fueron reconocidas como aciertos incluso por compañeros que inicialmente se habían opuesto a ellas. Por ejemplo, hemos impulsado la Comisión de Ingresantes que logró que Conicet solucionara los ingresos retrasados de 2014, algo que muchos compañeros inicialmente minimizaron. Mientras el compañero cuya propuesta se impugnó impulsaba la lucha por este problema, la delegada re elegida por el PO impulsaba la línea de no generar “alarma”. Ni ella ni ningún otro compañero del PO impulsó inicialmente la Comisión, pero una vez armada, cuando quedó en evidencia la magnitud del problema y la cantidad de gente que se había acercado, pidieron no solo integrarla sino ser administradores del grupo de mails. Otro ejemplo fue el repudio a las Ideas Proyecto. Se trata de una iniciativa nefasta que propusimos denunciar, mientras inicialmente los compañeros del PO creían que no había que oponerse.

Los compañeros de Razón y Revolución vienen denunciando desde principios de año que se iba a venir una profundización del ajuste en Conicet y denunciando cada una de las formas que el directorio está usando para hacerlo pasar. Por ejemplo, en esta asamblea planteamos que hay que salir a denunciar fuertemente el recorte de ingresos anunciado, y en la anterior plantear los problemas presupuestarios del Conicet como uno de los ejes del plan de lucha y sacar un comunicado. Algo que en ese momento el PO desestimó, pero cuando salieron declaraciones de Barañao quiso apurarse a sacar un comunicado por ese mismo tema.

Gracias a la participación en la Mesa de Becarios anterior del compañero cuya presentación se impugnó –participación que no fue impedida por nadie pero que luego el PO utilizó como chicana-, JCP denunció en el comunicado que las autoridades informaron que los ingresos podrían retrasarse porque Modernización debía revisar los concursos y que no podrían garantizar que no se vetara ninguno. Además, también se pudo comunicar todas las críticas que surgieron en la mesa de becarios a las Ideas Proyecto.

Es decir, demostramos que nuestros compañeros impulsan la lucha de los becarios y la organización de JCP. A pesar de ello, por argumentos puramente burocráticos se deja afuera a compañeros que han venido impulsando la lucha reciente contra el ajuste, mientras se elige una delegada del PO que ha titubeado sobre las denuncias a la política que está impulsando el Conicet y constituyó, por tanto, un elemento de retraso de la lucha. Así, JCP se parece bastante a un reducto del PO y su periferia, que no solo pretende dominarlo sino monopolizar la representación y perpetuarse mediante los mecanismos que hemos descripto. De esta forma hoy JCP sigue la orientación que impulsa el PO de ir reclamando derechos puntuales para los becarios (aguinaldo, licencia, cobertura de la obra social, etc.), que sin dejar de ser necesario, relega la lucha por el reclamo principal. No hay un plan de lucha más general para dejar de ser becarios y pasar a ser el primer escalafón de la carrea de investigador con garantía de estabilidad laboral, ligando nuestra lucha con la del conjunto de los investigadores y contra la política de ajuste en Conicet. Eso es lo que creemos que hay que llevar como reclamo a la Mesa de Becarios y no dejarnos distraer por la patronal con la fragmentación y particularización de los reclamos. Razón y Revolución sostiene que ese es el camino que permitirá resolver el conjunto de los problemas que nos afectan como trabajadores científicos precarizados.

Razón y Revolución

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